Resucitando el rockabilly
Por Sergio Ariza
Brian Setzer nació un 10 de abril
de 1959 en Massapequa, Nueva York, ese mismo año, el 3 de febrero, había muerto
Buddy Holly, Elvis estaba en medio de sus dos
años de mili, Little Richard había
abandonado el rock & roll por la religión, Chuck Berry tenía diversos
problemas con la justicia y a Jerry Lee
Lewis le habían hundido la carrera tras su escandaloso matrimonio con su
prima de 13 años. Por si fuera poco, cuando en julio apareció Somethin' Else de Eddie Cochran fue un fracaso en
EEUU pero no en el Reino Unido, el país que se convertiría en el refugio de los
últimos rockers como el propio Cochran o Gene
Vincent. La primera ola del rock & roll y el rockabilly había muerto,
pero nuestro protagonista la iba a resucitar a comienzos de los 80 junto a su
banda, los Stray Cats, después de
recorrer el camino inverso al de Gene y Eddie.
El pequeño Brian fue fan de la música desde
pequeño, su primera banda favorita fueron los Beatles, consiguiendo que sus padres le compraran una guitarra a
los seis años para reproducir la música de sus ídolos. Demostró su habilidad
desde el inicio y se apuntó a clases a los 8 años, recibiendo lecciones durante
10 o 12 años. Un día, mientras estaba en su habitación escuchando Honey Don't, su padre entró cantando y
bailando, Setzer le preguntó si conocía a los Beatles pero su padre le
contestó, "no tengo ni idea de quién
son los Beatles pero esta canción es de Carl
Perkins". Desde ese momento Setzer comenzó a escuchar la
colección de discos de su padre y a descubrir las fuentes originales. Con 14 se
obsesionó con Eddie Cochran, comenzando a peinarse y vestirse como él.
Cuando empezó el instituto la música disco
comenzaba su imparable escalada en las listas de éxitos. Setzer no podía estar
más en las antípodas de este movimiento, pero tampoco estaba muy a favor de la
escena rock de la época, largos solos que sonaban todos igual, bandas
progresivas con las que era imposible bailar y que estaban exentas de la
agresividad y la excitación del rock & roll primigenio. Su primera guitarra
eléctrica de verdad fue una Rickenbacker, Setzer intentaba alejarse del sonido
imperante, una Les Paul conectada a un Marshall, y tener una personalidad
propia. Tenía claro que cuando escuchaba a Clapton o Dickey Betts en la radio no hacía
falta que dijeran que eran ellos, se les reconocía por sí mismos. Eso quería
para sí mismo, así que cuando con 17 años vio un anuncio en el que simplemente
ponía "guitarra Gretsch, naranja,
100 dólares", cogió el dinero y se dirigió a la dirección. Era una
6120 como la de su idolatrado Eddie Cochran. En ese momento no había nadie al
que conociera que tocara una. Sobre esa guitarra se iba a construir el
renacimiento del rockabilly.
Un poco antes había formado su primera banda, The Bloodless Pharaohs, con su hermano
Gary a la batería y otros dos músicos, Brian no cantaba, solo tocaba la guitarra.
El grupo estaba en la onda de la nueva ola y el punk, una escena en la que
Setzer sí que se encontraba a gusto. Fue precisamente en uno de los garitos
clave de la escena punk, el Max’s Kansas City, donde tuvo la revelación
definitiva cuando alguien pinchó el Be-Bop-A-Lula
de Gene Vincent y sus Blue Caps.
Setzer no se lo podía creer, esa actitud agresiva y cruda con pocos elementos
encajaba a la perfección con la urgencia del movimiento punk pero había algo
más. En el momento en el que escuchó el solo de Cliff Gallup supo el qué. Estos tipos tocaban como verdaderos
diablos. A partir de ese momento comenzó a tocar como trío bajo el nombre de Tom Cats, Palm Cats o Bob Cats. Al final de sus actuaciones
terminaban con un tema rockabilly y el garito se venía abajo. Había encontrado
su dirección, ahora tocaba encontrar a los músicos adecuados.
Jim
McDonnell, batería, y Leon Drucker, contrabajista, eran dos fanáticos del rock & roll
de los 50 y compañeros de instituto de los Setzer. Antes de entrar en la banda
ya se habían cambiado el nombre y se hacían llamar Slim Jim Phantom y Lee
Rocker, en el año 1979 se unieron a los Tom Cats y en poco se quedaron como
los únicos miembros junto a Setzer. Además sería Rocker el que encontraría el
adjetivo definitivo para los Cats de su nombre, Stray Cats, algo así como gatos
callejeros.
A los 19 años Brian Setzer estaba subido en el
escenario del legendario CBGB de Nueva York, la zona cero del movimiento punk,
con un tupé kilométrico, un traje de seda verde, unos zapatos de gamuza azul y
una Gretsch naranja en un momento en el que medio mundo se contagiaba de la
fiebre del sábado noche. Los Stray Cats parecían marcianos de otro planeta (y
otro tiempo) en el lugar equivocado. Pero entonces un antiguo 'teddy boy', el
equivalente inglés de los rockers, les dijo que en Inglaterra les adorarían
porque allí el rockabilly seguía teniendo un público y ellos eran auténticos,
eran americanos. No necesitaron mucho más, vendieron todo el equipo que
pudieron para comprarse un billete de ida y embarcaron para la tierra que había
resucitado las carreras de Gene y Eddie.
Al poco de su llegada el boca a boca se fue
corriendo y los Stray Cats se convirtieron en una verdadera sensación en
Londres. De repente las estrellas de rock comenzaron a aparecer en sus
conciertos, Robert Plant un día, al
otro los Rolling Stones, al
siguiente los Who. Casi sin darse
cuenta, un día Brian Setzer estaba haciendo una 'jam' con Keith Richards, intercambiando
'licks' de Scotty Moore en la mansión de éste.
Firmaron con Arista y Dave Edmunds
se ofreció para producirles su primer disco, simplemente llamado The Stray Cats. Ese primer disco sigue
siendo, a día de hoy, el favorito de su carrera del propio Setzer. No es de
extrañar, contiene los tres mayores clásicos de su carrera, Stray Cat Strut, Rock This Town y Runaway Boys, canciones que pueden mirar
a la cara de los grandes clásicos de la época dorada del género, demostrando
que, más allá del 'revival', la banda tenía cosas que aportar. Lo más
interesante era el sonido de la guitarra de Setzer, basada en Moore, Gallup y
demás ídolos del rockabilly pero añadiéndole cosas nuevas como una mayor
fluidez y destreza. Sirva como ejemplo Rock
This Town en la que la 6120 del 59 se enchufa directamente a la consola SSL
4000E de los estudios Eden, dándole un sonido cristalino y cálido.
El disco no se publicó en EEUU pero fue un
éxito instantáneo en Reino Unido y en Europa donde los Stray Cats se
convirtieron en auténticas estrellas. A mediados de 1981 volvieron al estudio
para grabar su continuación, Gonna Ball,
que, a pesar de no contar con un éxito similar al de los tres sencillos de su
debut, seguía manteniendo un nivel altísimo como prueba Rev It Up And Go, un homenaje a la música de Chuck Berry en el que
Setzer se luce con su Gretsch. Cuando el disco se publicó, en noviembre de
1981, los Stray Cats estaban de vuelta en EEUU como teloneros de los Rolling
Stones. Ese impulso hará que las compañías discográficas se los rifaran para
lograr su desembarco en su país.
Fue así como ficharon por EMI quien en 1982
publicó Built For Speed, un disco en
el que se combinaban las mejores canciones de sus dos primeros discos y en el
que, en la portada, se podía ver a dónde estaba yendo buena parte del dinero
conseguido hasta entonces. Y es que el Chevrolet del 56 que aparece en portada
era propiedad de Setzer. El guitarrista había comenzado a coleccionar coches
clásicos pero tampoco se olvidó de comprarse unas cuantas Gretsch más,
incluyendo una preciosa White Falcon que haría su aparición en el vídeo de Stray Cat Strut, una de las canciones
que les convertirían en estrellas en su propio país.
Y es que Built
For Speed subió al segundo puesto de las listas de venta y tanto Rock This Town como Stray Cat Strut se colaron entre los diez primeros en las listas de
sencillos. El rockabilly había vuelto y los Stray Cats eran sus nuevos amos. De
repente las Gretsch antiguas alcanzaban precios astronómicos y, poco después,
la compañía reflotaba completamente. En Gretsch nunca lo olvidarían y
convertirían a Setzer, en 1990, en el segundo guitarrista al que dedicaron un
modelo 'signature', tras Chet Atkins.
En 1983 llegó su tercer disco, Rant n' Rave with the Stray Cats, otro
gran disco que se vio desfavorecido al tener que compararse con Built For Speed, básicamente un recopilatorio
de sus mejores canciones. El disco comienza con un homenaje a su ídolo, Eddie
Cochran, con Rebels Rule, pero cosas
como los vientos de Look At That Cadillac
ven a Setzer adelantarse a los tiempos de su orquesta, mientras que en I Won’t Stand In Your Way se mete, con
éxito, en terrenos del doo wop, aunque la canción que tuvo más éxito del disco
fue la imparable (She’s) Sexy and 17
con un excelente solo a cargo de nuestro protagonista. Pero justo en el momento
en el que estaban en la cima decidieron separarse. Fue una decisión de la que
se arrepentirían pero cada uno estaba en su propia burbuja.
Brian Setzer era solicitado por estrellas como
Bob Dylan o Stevie Nicks, además de tocar con Robert Plant y sus Honeydrippers en el Saturday Night Live, pero ya tenía
puesta su cabeza en su carrera en solitario. En 1986 apareció The Knife Feels Like Justice, un disco
que fue una verdadera sorpresa ya que, en vez de rockabilly, estaba más
orientado al 'roots-rock' y al 'heartland rock' de coetáneos como Bruce Springsteen o Tom Petty, como prueba el hecho de
que sus dos manos derechas, Steve Van Zandt y Mike Campbell, aparezcan
compartiendo créditos en la composición. A pesar de notables canciones como la
titular o la hermosa Boulevard of Broken
Dreams, donde desempolva su 6120, el disco no tuvo la repercusión deseada y
ese mismo año los Stray Cats se volvieron a unir. Se había perdido parte del
impulso inicial pero, aun así, siguieron siendo una gran banda. Sobre todo en
directo, siendo el equipo habitual de Setzer su querida 6120 conectada a un
Fender Bassman del 63 y pocos efectos más, aunque suele utilizar un Roland
RE-301 Space Echo para emular ese efecto 'slapback' tan característico del
rockabilly.
En 1989 apareció Blast Off, donde estaba su homenaje a Gene and Eddie, en la que Setzer emula varios riffs de Cochran y
Cliff Gallup. Pero, tras su séptimo disco Choo
Choo Hot Fish, publicado en 1992, el trío decidió separarse nuevamente.
Setzer llevaba un tiempo intentando incorporar
una orquesta para hacer algo con otra de sus obsesiones, el swing de los años
30. Así surgió la Brian Setzer Orchestra
con la que sacaría su primer disco homónimo en 1994 provocando un 'revival' del
swing como el que había protagonizado en los 80 con el rockabilly. Como en aquella
ocasión la cosa fue sucediendo poco a poco. Primero fueron surgiendo otras
bandas del mismo estilo y tras discos como Guitar
Slinger, en el que colaboraba su buen amigo Joe Strummer, llegaría la revolución total con su versión del Jump, Jive & Wail de Louis Prima, incluida en el disco de
1998, The Dirty Boogie. Un disco en
el que también se incluyen una revisión del clásico Sleepwalk de Santo &
Johnny, que le valdría un Grammy a Setzer, una nueva versión de su propio
clásico, Rock This Town, y un dueto
con Gwen Stefani de No Doubt en You're the Boss, originalmente cantada por Elvis Presley y Ann-Margret.
Durante el siglo XXI Setzer ha combinado sus
discos con su orquesta, con vueltas en solitario al rockabilly y reuniones
esporádicas con los Stray Cats, la última de ellas para participar en un evento
en Las Vegas en el que también tocó uno de sus ídolos originales, Jerry Lee
Lewis. Pero este año los Stray Cats se han vuelto a juntar para celebrar su 40
aniversario con un nuevo disco, 40, y
una nueva gira, así que es el momento de volver a ponerse los zapatos de gamuza
azul, la gomina y desempolvar la chaqueta de cuero porque "we’re gonna rock with Brian, Lee and Jim!"