El disco como obra de arte

Por Sergio Ariza

Rubber Soul es uno de los discos más importantes en la historia de los Beatles (y eso quiere decir en la historia del rock). Es la obra que les separa de su primer periodo como ídolos pop y les convierte en la avanzadilla del género, convirtiendo el estudio de grabación en el lugar perfecto para experimentar. Fue el disco con el que dejaron claro que habían madurado tanto lírica como musicalmente, dejando ver la influencia de otros contemporáneos como Bob Dylan y los Byrds. Fue también el disco con el que dejaron claro que entre comercialidad y arte se decantaban por esto último y fue, por tanto, la obra con la que abrieron su etapa de esplendor artístico.      

      

Su impacto fue inmediato, se convirtió en el disco que inspiró a cada artista del momento a dar lo mejor de sí mismo en cada disco, en cierto modo fue Rubber Soul y no Sgt. Pepper's el disco que cambio la balanza entre los discos y los sencillos. No es solo que no hubiera canciones de relleno, algo que ya habían logrado en discos como A Hard Day's Night, es que los de Liverpool utilizaban el mismo para abrirse a nuevas influencias y seguir añadiendo nuevas formas a la música pop, el disco pasaba a ser una obra cohesionada y ofrecía una cara más madura del grupo. Esto ya no iba de te quiero y me quieres, iba de hombre perdidos (Nowhere Man), recuerdos de infancia (In My Life), poéticas infidelidades (Norwegian Wood), sexo y dominación (Drive My Car) o relaciones condenadas (I'm Looking Through You).
     

Puede que sea el disco de su repóquer de obras maestras absolutas (el propio Rubber Soul, Revolver, Sgt. Pepper's, Doble Blanco y Abbey Road) en el que John Lennon tenga más importancia de todos siendo el encargado de componer la mitad de sus canciones y entregando varias de las mejores canciones de su carrera como In My Life, Nowhere Man, Norwegian Wood o Girl. También fue el disco que vio incrementar la importancia de George Harrison, no solo como compositor, volviendo a colar dos canciones con su firma como en Help, sino como arquitecto de su sonido a través de su guitarra. Mientras que Paul McCartney se queda con la canción que abre el disco, un puesto por el que competían siempre, Drive My Car, y con la joya escondida, la excelente I'm Looking Through You, además de otras interesantes aportaciones como Michelle o You Won't See Me. Por su parte, Ringo Starr es el tipo más afortunado del planeta, pero nadie puede dudar de que también es un gran batería, como se puede apreciar en temas como The Word, Drive My Car o Nowhere Man.
      

      

El disco se abría por todo lo alto con la imparable Drive My Car de McCartney, en la que Lennon y Harrison también colaboraron, el primero en la letra, como ese cínico "and maybe I love you", y el segundo en la música siendo el responsable por el riff que el bajo y la guitarra tocan, muy influido por Otis Redding y su Respect en particular. Paul además se encarga de la guitarra solista, como haría en la canción que abriría su siguiente disco, Taxman. Luego llegaba la primera de las muchas maravillas de Lennon, Norwegian Wood (This Bird Has Flown). Influido por Dylan, Lennon se pasa a la acústica y entrega una preciosa melodía en la que le acompañan las maravillosas armonías de McCartney (nunca dos voces han vuelto a sonar mejor juntas que la de estos dos). El elemento más recordado de la canción es el sitar de George Harrison, un instrumento que iba a entrar en la ecuación de la mitad de las bandas del planeta... Eso sí, más allá de la ambiciosa música, la letra también dejaba claro que no estábamos ante los mismos Beatles de siempre, con John hablando de una relación extramarital de la manera más poética posible.
     

Le seguía una de las muchas gemas escondidas de este disco, la irresistible You Won't See Me de McCartney, un tema espectacular con unos maravillosos coros a cargo de Lennon y Harrison, con Paul nuevamente dejando enseñar la influencia de James Jamerson, el bajista de la Motown. Luego volvía Lennon con otra de las mejores canciones de su carrera, Nowhere Man, con unas inverosímiles armonías a tres voces y unos enormes Harrison y Lennon a la guitarra principal dual (sus Stratocaster del 61), dejando claro que la influencia de los Byrds y Roger McGuinn había sido recíproca.
      

      

Le seguía la primera de las dos contribuciones de Harrison, una gran canción llamada Think For Yourself con McCartney conectando su Rickenbacker 4001 a un pedal fuzzbox por primera vez en la historia del rock, aquí se puede ver porqué McCartney era, con John Entwistle, la gran influencia de Lemmy. La letra vuelve a dejar claro que la banda ha dejado atrás las canciones de amor adolescente y es capaz de meditaciones adultas a la altura de un Dylan. The Word es otra canción poco conocida, dentro de su canon, pero que merece mucho más reconocimiento y ve a Lennon comenzar a hablar del amor como concepto filosófico, algo que llegaría a su culmen con All You Need Is Love, musicalmente destaca nuevamente el bajo funky de Paul y el solo de George Martin al armonio. La primera cara se cerraba con la conocida Michelle, una balada en el estilo de la chanson francesa que McCartney había compuesto mucho antes para intentar ligarse a chicas en fiestas. Fue John el que la recordó y le dijo, "te acuerdas de aquella canción francesa que cantabas, estaba bien, podríamos recuperarla". En unos Beatles que sacaban dos discos al año, más varios sencillos y EP's no se desaprovechaba ninguna canción.
    

Otro ejemplo perfecto de esto es la canción que abre la segunda cara, What Goes On, un viejo tema de la época de los Quarrymen que Lennon recicló para que la cantara Ringo. McCartney había ayudado también un poco y fue el encargado de preparar una maqueta para que se la aprendiera el batería que metió unas cinco palabras en la letra, ganándose el primer crédito compositivo de su carrera. Como casi las canciones que le tocaban en suerte a Ringo era de las más flojas del disco, pero su tono country y rockabilly le daba algo de valor añadido.
      

      

Luego llegaba otra barbaridad a cargo de Lennon, Girl, una de las canciones más complejas y melancólicas que grabaron los Beatles. Es también una de las mejores interpretaciones vocales de un Lennon absolutamente sublime. Era una especie de respuesta a los toques franceses de Michelle, aunque esta vez con un sabor griego aumentado por la guitarra solista de Harrison, una Framus 5/024 Hootenanny del 64. I'm Looking Through You es la mejor de las canciones menos conocidas del disco, un verdadero temazo en el que McCartney, mezclando acústica (la Gibson J-160E de Lennon) y eléctrica (la Stratocaster del 61 de Harrison), deja claro que su relación con Jane Asher se está desmoronando.
     

Eso sí, el mejor momento de todo el disco llega con la espectacular In My Life de Lennon, uno de los grandes momentos de la banda, una canción en la que el de Liverpool rememora su vida desde un punto de vista adulto y melancólico, cercano al estilo que había utilizado en su libro In His Own Write. La melodía es digna de un Mozart o un Bach, normal que a George Martin le saliera un solo tan barroco (y maravilloso). Wait es la más floja de las composiciones de McCartney, que la canta junto a Lennon. La canción se grabó en las sesiones de Help pero se repescó para este disco. Para el nivel del disco o de su autor, es una canción floja, en cambio, si fuera una canción de los Hollies o de Spencer Davies Group hubiera sido elegida como sencillo, ése es el nivel del que estamos hablando.
      

      

Como penúltima canción aparece If I Needed Someone, la segunda canción de un George totalmente fascinado por los Byrds. En concreto esta canción parte de un riff muy similar al de The Bells Of Rhymney, tocado, como no podía ser de otra forma, con una Ricknbacker 360 de 12 cuerdas. Podría haber sido el final perfecto para el disco pero al final aparece Run For Your Life, la más floja de las aportaciones de Lennon al disco, a pesar de que su sabor rockabilly y sus referencias al Baby Let's Play House de Elvis la convirtieron en una de las favoritas de Harrison, que hacía su particular homenaje a Scotty Moore utilizando dos de sus guitarras, una 1963 Gretsch Tennessean del 63 y su Fender Stratocaster del 61 a través de un Vox AC-100.
    

Al año siguiente de su publicación todas las bandas que formaban parte de la aristocracia del rock iban a sacar discos influidos por Rubber Soul, desde los Kinks inaugurando su fase imperial con Face To Face a los Rolling Stones que con Aftermath sacarían el primer disco de su carrera con solo canciones de Jagger y Richards, pasando por el Fifth Dimension de los Byrds o el más importante de todos, el Pet Sounds de los Beach Boys, la celebérrima obra que tuvo como punto de partida un disco del que Brian Wilson se había enamorado totalmente y había decidido superar (lo curioso del caso es que Pet Sounds sería el acicate para Paul McCartney y el resto de los Beatles a la hora de crear Sgt. Pepper's).
      

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