El emisario del blues eléctrico

Por Sergio Ariza

Muddy Waters había sido el hombre clave en la electrificación del blues, convirtiendo a Chicago en la capital de su nuevo reino musical. Para cuando el 3 de julio de 1960 se subió al escenario del festival de Newport llevaba más de 10 años siendo el rey indiscutible del blues de Chicago, grabando para Chess Records. Pero si bien su posición era indiscutida entre la población negra, pocos blancos habían oído hablar de él, más allá de un reducido grupo de paisanos de Chicago como Mike Bloomfield o Paul Butterfield. Este concierto cambiaría todo eso y se convertiría en la piedra filosofal para una nueva generación de músicos, principalmente en Inglaterra, como los Rolling Stones o Led Zeppelin. 



Muddy Waters había sido uno de los múltiples padres del rock, pero el advenimiento de la nueva música, con pupilos suyos como Chuck Berry, le fue alejando de las listas de éxito, a pesar de que su material de finales de los 50 siguió siendo tan bueno como de costumbre. Para ese momento en su mítica banda solo quedaba el fiel Otis Spann al piano, habiendo entrado sangre nueva como James Cotton a la armónica (sustituyendo a otro gigante como Little Walter), Andrew Stevens al bajo, Francis Clay a la batería y otro mito de la guitarra, Pat Hare, cubriendo el hueco dejado por Jimmy Rogers. Si a la primera banda de Waters se la llamó los Headhunters (los cazadores de cabezas) a estos se les conocía como la Drunken Ass Band (Borrachos hasta el culo).
Pero el exceso de alcohol, con su líder a la cabeza, solo hacía que tocaran mejor. 

 

Este disco es una prueba perfecta de ello, se abre con I Got My Brand On You, una primera muestra de su calidad, con Spann marcando el ritmo y Cotton demostrando toda su clase. Nunca antes el público blanco había visto algo parecido, el público respondió enfervorecido a una banda imparable. La segunda canción es uno de sus grandes éxitos, Hoochie Coochie Man, donde Muddy se deja notar con su Telecaster dorada de los 50, luego llega Baby, Please Don't Go, una canción que los Them de Van Morrison convertirían en un éxito cuatro años después. En Tiger In Your Tank le podemos escuchar brevemente demostrando como es uno de los primeros maestros del slide, mientras que a Cotton se le puede escuchar en todo su esplendor en canciones como I Feel So Good.
 

Claro que Hare también tiene sus momentos de lucimiento, como en Soon Forgotten, donde su Les Paul Goldtop del 53 echa chispas, su influencia en los guitarristas británicos posteriores como Jeff Beck fue muy importante. Pero el absoluto delirio llega con Got My Mojo Working con Waters dándolo todo y marcándose unos pasos de baile propios de un hombre con la mitad de su edad, el batería Clay se exprime al máximo y la banda demuestra que está a la altura de su reputación. En una época en la que el rock había perdido su empuje inicial, muchos vieron en Waters y su banda la excitación perdida, haciendo de este disco uno de los directos más importantes de la historia. Al final Otis Spann toma la voz cantante, con Muddy totalmente exhausto, en la improvisada Goodbye Newport Blues.
 

 

Cuando el disco apareció en el mercado, cuatro meses después, nada volvería a ser igual, pudiendo afirmarse que es uno de esos discos que cambió el rumbo de la música. No se podría entender todo el posterior blues rock e incluso el hard rock, sin la enorme huella dejada por Muddy Waters y este disco en particular. A pesar de que en la portada Muddy aparezca portando una Harmony Monterrey semiacústica, que pertenecía a su colega John Lee Hooker, que poco hace indicar la tremenda descarga eléctrica que desataron esa sensacional tarde de julio de 1960.


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