Al Estilo De Muddy Waters

Por Miguel Angel Ariza

Nos adentramos esta semana en el estilo de uno de los padres fundadores de todo lo que conocemos como rock a día de hoy. Muy pocas figuras en la historia de la música que amamos son mencionadas tantas veces como una influencia vital en las carreras de nuestros ídolos como la de este increíble bluesman llamado Muddy Waters poseedor de una verdad que casi se puede palpar cuando se le escucha cantar o, por supuesto, tocar la guitarra. Mucho antes de los productos musicales comerciales, las escuelas de música, las ventas millonarias, la promoción y el marketing de artistas, estudios y compañías había gente que cogía una guitarra por el mero hecho de expresar sus alegrías y, la mayoría de las veces, sus miserias; esa es la verdad de Muddy Waters y su talento único a la hora de interpretar sus canciones es la razón del increíble impacto que tuvo y que llega hasta nuestros días. Todo lo que escuchamos de él es puro, etiqueta negra, incorruptible, blues en su más alta expresión y, por si fuera poco, es uno de los responsables de que el blues se hiciese eléctrico...y, por consiguiente, de la ola imparable que ese cambio generó en la historia de la música.   

Al tratar de un tipo que comenzó su andadura en las plantaciones de algodón de Mississipi es difícil hablar del equipo que usó durante toda su carrera ya que ni siquiera hay fotos de los primeros años de su carrera pero sí que podemos decir cual fue su primera guitarra: una acústica Stella que compró por dos dólares y medio cuando tenía 17 años (o al menos eso decía él en las entrevistas ya que tampoco sabemos muy bien ni donde ni cuando nació exactamente). Tras sus primeras grabaciones en los 40 con una Martin prestada llega a Chicago, la ciudad que cambiaría para siempre con su llegada, y tras usar supuestamente una Silvertone durante un tiempo se compra su primera guitarra eléctrica, probablemente una de las primeras fuese una Gretsch Synchromatic pero poco más adelante, ya en los 50, llega a sus manos la primera de sus guitarras más representativas: una Gibson Les Paul Goldtop con P-90's. Esta se convierte en su guitarra principal hasta que en 1958 se compra la guitarra con la que el gran público acabaría ligándole para siempre ya que no la soltaría hasta el final de su vida: la Fender Telecaster de 1958 en color rojo que bautizó como 'The Hoss'. Aquella guitarra que le acompañó durante casi tres décadas sufrió unas cuantas modificaciones siendo su mayor signo de distinción los míticos potenciómetros de amplificador que le fueron instalados en vez de los Fender de serie.
   

Si bien es verdad que Muddy usó otras guitarras durante los años 60, por ejemplo la Guild Thunderbird S-200 debido a un acuerdo que le ligó a la marca Guild por un tiempo, fue bastante fiel a 'The Hoss' durante el resto de su vida, de ahí que en su día le incluyéramos como uno de los 10 
'Masters of the Telecaster' en Guitars Exchange.
   

Como podéis imaginaros si la información ya es confusa con sus guitarras, que al menos tenían algo de visibilidad, es mucho más complicado enumerar sus amplificadores, siendo sus favoritos los de pocos vatios por pura movilidad en sus años de tocar en clubes. Lo que sí podemos deciros son sus pedales favoritos, es decir, absolutamente ninguno. Cuando uno nace a principios del siglo XX en un estado racista dentro de una nación racista, trabajando de sol a sol en campos de algodón y siendo testigo del nacimiento de los primeros bluesman (cuenta la leyenda que Muddy Waters vio a Robert Johnson tocar) uno ya adquiere un sonido de por sí que no necesita de pedales, efectos ni fuegos artificiales. Es el sonido de Muddy Waters; así suena la verdad.

Encuentra tu sonido ala Muddy Waters