'Fast' Eddie Clarke, la guitarra de Motörhead

Por Sergio Ariza

Hablar de 'Fast' Eddie Clarke es hacerlo de Motörhead, sí, sabemos que ya llevaba tocando más de 10 años tocando cuando conoció a Lemmy, incluido su paso por Zeus, la banda de blues progresivo de Curtis Knight, también que cuando dejó la mítica banda formó Fastway, otra banda más que aceptable. Pero fueron sus seis años junto a Ian Kilmister y Phil 'Philthy Animal' Taylor los que sacudieron los cimientos del rock & roll, suyos fueron los vertiginosos ritmos punk y esos riffs en cascada que influyeron a toda banda metal posterior, además de esos solos de puro rock & roll a los que se lanzaba como un equilibrista sin red.    

      

Clarke había nacido un 5 de octubre de 1950 y a los 15 años ya estaba metido en su primera banda. Aunque, como todos los chicos de su edad, su primera influencia fueron los Beatles, Clarke desarrolló un estilo en el que todo fluía de los grandes guitarristas de los 50, del rock & roll original. Su vida cambiaría cuando Lemmy fue despedido de Hawkwind en mayo de 1975, tras ser arrestado por posesión de drogas. El bajista acababa de grabar con su antigua banda una canción llamada Motorhead, que salió como cara B de Kings Of Speed, y ese era el camino que quería seguir ahora, tocar rápido y agresivo como sus adorados MC5, la banda proto punk de Wayne Kramer y Fred 'Sonic' Smith. Para ello formó un trío, al que nombró como su canción añadiéndole la diéresis, junto al guitarrista Larry Wallis y al batería Lucas Fox.
   

Pero cuando la banda fue fichada por United Artists, el sello de su antigua banda Hawkwind, se descubrió que Fox no valía para el puesto, así entró en la ecuación Phil Taylor con el que terminaron completando la maqueta que, aun así, fue rechazada por la disquera. Así que Lemmy decidió que se necesitaba un nuevo guitarrista y Taylor les habló de su compañero de obra en la rehabilitación de una casa flotante, Eddie Clarke. El caso es que nuestro protagonista había tenido que colgar sus queridas guitarras; entre ellas una Gibson SG junior blanca del 65/66 y su favorita, una Gibson Les Paul Deluxe de 1972, modificada con pastillas DiMarzio; para dedicarse a hacer chapuzas. En el mundo del rock & roll si no lo habías conseguido a los 25 ya eras visto como un carcamal. Pero a Clarke se le presentó una nueva oportunidad y no la dejó escapar.     

      

Al poco de su llegada Wallis se marchó, pero Lemmy se dio cuenta que no necesitaba otro nuevo guitarrista, se había formado la formación clásica de Motörhead y todos estaban entusiasmados, era marzo de 1976. Pero como cantaban los AC/DC "es un largo camino a lo más alto, si lo que quieres es rock & roll". En diciembre de 1976 grabaron una versión del clásico de la Motown Leaving Here para Stiff Records, decía mucho de la clase de banda que estaba buscando Lemmy, siendo su inspiración la versión de la misma de los Birds, el grupo de Ronnie Wood antes de los Faces y los Stones. El caso es que no hizo mucho ruido porque United Artists les tenía bajo contrato, a pesar de no haber publicado su disco, y para abril de 1977 la moral estaba bajo mínimos con Clarke y Taylor pensando en dejar la banda.
   

Al final se decidió que era lo mejor y se organizó un concierto de despedida en el Marquee londinense. Lemmy le pidió a su amigo Ted Carroll de Chiswick Records que grabara tan señalada fecha pero este no lo pudo hacer, así que, como compensación, les ofreció dos días de estudio gratis para que grabaran un sencillo, la banda decidió coger esta oportunidad y grabar once canciones en esos dos días. Al final Carroll les dejó grabar un disco entero en unos pocos días más.
     

      

Motörhead sonaban furiosos y suicidas, si comparabas esas canciones con las primeras maquetas sin Clarke ni Taylor se notaba, y mucho, la diferencia. La nueva versión de Motörhead, ahora sí con la diéresis, era mucho más rápida y directa que la de Hawkwind, Clarke y Taylor se habían tenido que adaptar a Lemmy y lo habían hecho a la perfección. El caso es que el propio Clarke lo explicaría tiempo más tarde: "Lemmy era simplemente Lemmy. Phil y yo tuvimos que amoldarnos a lo que teníamos que tocar, que era el bajo de Lemmy. Tuvimos que adaptarnos a ese tipo de sonido porque es un sonido muy difícil de tocar, como guitarrista. Tocar un bajo Rickenbacker a través de un amplificador Marshall con todos los agudos al máximo y todos los graves al mínimo. Así que puedes imaginar que no hay muchos bajos. Como guitarrista principal al entrar en un solo, era como si no hubiera red debajo de mí".
      

Para poder sonar más agudo Clarke se olvidó de su querida Les Paul y se hizo con una Fender Stratocaster con una Dimarzio SDS-1 en el mástil, una humbucker DiMarzio X2N en el puente y la original de Fender en la posición de medios. El sonido de Motörhead ya estaba allí, en la punk y vertiginosa Vibrator pero también en el pesado riff de Iron Horse/Born To Lose. Y es que más allá de todas las etiquetas Motörhead eran, nada más y nada menos, que una banda de rock & roll, ejemplificados en los poderosos berridos de su cantante pero, también, en los 'licks' de Clarke que parecían la versión sucia y pornográfica de Chuck Berry y James Burton.
     

      

Aun así el disco solo aguantó una semana en las listas y la banda se vio nuevamente al borde de la ruptura, esta vez les salvó el que su mánager consiguiera un contrato con Bronze Records para sacar un sencillo, Lemmy no se lo pensó mucho y eligió el mayor clásico del rock de garaje Louie, Louie, consiguiendo entrar en la lista de sencillos, en un modesto puesto 68, pero logrando ser invitados al conocido Top Of The Pops de la BBC, lo que hizo que el sello les dejara grabar un nuevo disco. Bronze les dio a elegir entre una lista de productores pero el único que les sonaba era Jimmy Miller, por su trabajo con los Stones, así que este fue el elegido.
     

El disco volvía a ser un todo o nada para una banda que había estado en el borde de precipicio desde que estos tres animales del rock se juntaron tres años atrás. Pero esta vez no iban a dejar pasar la oportunidad, su sonido se había perfeccionado y afilado, Lemmy y Clarke tenían la mejor colección de canciones de su carrera y Taylor había añadido un doble bombo a su sonido. Fue precisamente mientras ensayaba con su doble bombo cuando el batería encontró el ritmo del primero del trío de ases ganadores de la banda, se trataba de Overkill, la canción que daría nombre al primer gran clásico de Motörhead.
     

      

Y es que Overkill supuso un gran avance para la banda, es un disco feroz y peligroso, el claro antecedente del thrash metal, una especie de heavy metal con influencias punk, un sonido sucio, crudo, contundente y directo. Entre las canciones más destacadas, además de la titular están Stay Clean, (I Won't) Pay Your Price, Capricorn, No Class (con ese riff sacado del Tush de ZZ Top), Tear Ya Down o Metropolis, con un solo de Clarke grabado mientras tonteaba en la primera toma. Así se hacían las cosas en Motörhead, rápidas y sin mirar atrás. El disco fue un inesperado éxito, subiendo al 24 de las listas, y demostró que la colaboración con Miller era acertada.
      

Pero la relación con el productor no fue tan buena en el siguiente disco, Miller había sido despedido por los Stones por su adicción a la heroína y durante la grabación de Bomber volvió a las andadas. Lemmy se lo encontraba dormido en la mesa y, a pesar de su infinita tolerancia con las drogas, terminó harto de él. Puede que esos problemas hicieran que el disco esté un poquito por debajo de Overkill pero, aun así, es puro Motörhead en su mejor época, con dos clásicos absolutos en su canción titular (el segundo de su mítico trío de ases ganadores), con un solo en el que Clarke hace honor a su apodo de 'Fast', y la espectacular Stone Dead Forever, posiblemente el mejor momento a las seis cuerdas de nuestro protagonista, llevando la canción a su punto de ebullición con su Stratocaster en un momento tan espectacular que recordándolo años después le haría exclamar: "¡Joder! ¿Realmente toqué esa guitarra?".
     

      

El caso es que Bomber fue un éxito aún mayor que Overkill y confirmó a Motörhead como una de las bandas punteras del Reino Unido, algo que se confirmó con la aparición del grandes éxitos The Golden Years, que se coló entre los diez primeros puestos. Pero lo mejor estaba por llegar y a finales de 1980 soltaron su as en la manga, la mejor canción de su carrera, y el tema con el que demostraron que se podía llegar a lo más alto sin tener que ceder un mínimo de energía y crudeza. Se trataba de Ace Of Spades, con un riff de apertura tocado a una velocidad vertiginosa, que podría anunciar el fin del mundo.
        

El disco en el que se incluía, llamado del mismo modo, no se quedaba atrás y era el mejor hasta el momento de la banda, Love Me Like A Reptile era salvaje y explosiva, al igual que el resto del disco. Y es que este álbum era lo más parecido a conducir por un precipicio, lleno de curvas cerradas, sin quitar nunca el pie del acelerador. No había canción que bajara del notable, ni momento de pausa.
     

       

El cénit absoluto de la banda llegaría en su gira de presentación en la que se grabaría el mítico No Sleep 'Til Hammersmith, uno de los mejores directos de la historia, en esta época  el trío ya era imparable, después de varios años sin parar de tocar juntos, las canciones se suceden como ráfagas tocadas con la máxima velocidad y precisión.
       

Lo único negativo relacionado con No Sleep 'Til Hammersmith es que fue casi el canto de cisne de la formación clásica de la banda, si descontamos el decepcionante Iron Fist, publicado al año siguiente. Claro que cualquier cosa que hubieran sacado después de No Sleep 'Til Hammersmith hubiera sonado a bajonazo. Al final las desavenencias entre los tres y la negativa de Clarke de grabar la versión del tema country Stand By Your Man, terminaron con el guitarrista fuera de la banda y formando por su cuenta Fastway, con los que pudo recuperar su Les Paul.
     

      

Pero ya nada fue lo mismo, ni para Clarke, ni para Motörhead, la fórmula había alcanzado lo más alto con No Sleep 'Til Hammersmith y ya estaba todo dicho. Y es que, a pesar de que Lemmy y Motörhead continuarían sacando buenos discos durante varias décadas más, nunca volvieron a alcanzar la potencia, el ruido, la furia y la vertiginosidad a la que llegaron con la formación de los “three amigos”, la que está escrita con letras de oro en la historia del rock & roll.
       

Al final fue Clarke el primero en salir de la banda y el último en abandonar este mundo de aquella mítica formación, el 10 de enero de 2018, Lemmy se había ido en diciembre de 2015 y Taylor un mes antes. Así que si existe un cielo del rock & roll, un lugar con ríos de Jack Daniels y árboles que den pastillas de speed como fruto, la formación clásica de Motörhead puede volver a reunirse para tocar el rock & roll más sucio, y rápido, jamás hecho.    

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