Su involuntario testamento musical

Por Sergio Ariza

In Step es el último disco de Stevie Ray Vaughan en solitario, bueno realmente junto a sus inseparables Double Trouble, 15 meses después de publicarlo el cantante y guitarrista moriría en un trágico accidente de helicóptero. Debe ser una de las más crueles ironías del destino, ya que después de toda una vida jugando con fuego, en base a innumerables adicciones, SRV había conseguido desengancharse para la grabación de este disco, cuyo título es una referencia a los famosos 12 pasos de Alcohólicos Anónimos.    

Es también el mejor disco de su corta carrera, junto a su notable debut, y el disco en el que las composiciones son más fuertes, posiblemente debido a la mano de un Doyle Bramhall que comparte crédito en cuatro canciones y que también acababa de rehabilitarse de su adicción al alcohol. Es este el tema principal del disco, un tema muy propio de su adorado blues, a pesar de ser el disco más expansivo musicalmente de la carrera de Vaughan, con toques soul, funk y jazz.
    

     

A pesar de lo profundo del tema principal del disco, Vaughan sabe tomárselo con humor y abre el disco con un tema totalmente roquero, con guiño incluido a Chuck Berry en el solo, la imparable The House Is Rockin'. Crossfire es puro blues soul en el estilo de su adorado Albert King. Un King que por cierto se pasó varios días por el estudio a meterse cariñosamente con su discípulo y, ya puestos, a sacar algo de dinero prestado...
     

Tightrope
es una notable composición original de R&B con dos excelentes solos, aunque el primero es el verdaderamente especial, una maravillosa cascada de notas, mezclada con esos expresivos silencios que solo él sabía colocar. El sonido que aquí logra demuestra que Vaughan seguía (increíblemente) mejorando con el paso del tiempo. Líricamente es de las más significativas del disco, hablando sobre su problema con el alcohol, "Caminando por la cuerda floja, pisando a mis amigos, caminar por la cuerda floja, fue una vergüenza y un pecado".
    

     

En la segunda cara el tema de su sobriedad vuelve en la funky Wall Of Denial, "Todos hemos tenido nuestros demonios del jardín de las mentiras blancas, los vestimos, los divertimos tirando de la venda sobre nuestros ojos". Vaughan vuelve a sonar encendido en los solos, como si estuviera luchando contra esos mismos demonios. El final es otro de los mejores momentos de este gigante de las seis cuerdas, Riviera Paradise, que se convirtió, desgraciadamente, en una despedida con mucha clase, con su Strato tocada limpia, con un maravilloso tono, y un ejercicio de estilo en el que demuestra que el guitarrista se tenía tan bien estudiado a Wes Montgomery como a Albert King.
      

La terrible ironía de In Step es que su disco sobrio, el disco en el que se enfrentaba a sus demonios y los vencía, fue el último de su carrera, si no contamos el que hizo junto a su hermano Jimmy en 1990, porque, por culpa del caprichoso destino, el tejano iba a morir no de una sobredosis como muchos de sus ídolos sino por culpa de un accidente de helicóptero. De todas formas más allá de su involuntario papel como testamento musical del guitarrista, In Step es uno de los dos discos fundamentales de su carrera.
    

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