Las 10 mejores canciones de Nick Cave

Por Sergio Ariza

Nick Cave comenzó su carrera junto a esos terroristas sonoros llamados The Birthday Party en 1978, aterrorizando a todos con su post-punk ruidoso y afilado. Pocos podían imaginar que el cantante de aquella banda iba a transmutar en una especie de cruce gótico entre Johnny Cash, Leonard Cohen, Tom Waits y Scott Walker. Cave ha seguido mejorando con el paso de los años como un buen vino, logrando alcanzar su cima creativa cuando la mayoría de sus coetáneos hace tiempo que dejaron de ser relevantes. Y es que no hay que olvidar que, a pesar de que sigue sacando grandes discos, su último trabajo, Carnage, publicado este mismo año, junto a Warren Ellis, ya hace el 25º disco de su carrera, contando sus bandas, diversos proyectos y carrera en solitario. Así que aprovechamos su cumpleaños para rescatar nuestras 10 canciones favoritas, una pequeña introducción, entre rosas salvajes y árboles esqueléticos, para tan vasto, y notable, repertorio.  

Into My Arms
(1997) 

En 1997 Nick Cave pasaba por un momento duro, se acababan de romper dos relaciones muy importantes para él, la primera con la madre de su primer hijo, Viviane Carnero, la segunda el breve pero apasionado romance que mantuvo con PJ Harvey, una cantante que le igualaba en intensidad. El resultado fue su disco más desnudo y sentido hasta la fecha, el maravilloso The Boatman’s Call que se abría con esta esquelética y emocionante balada en la que a la profunda voz del australiano solo le acompañaban piano y bajo. Poco más se necesita cuando se tiene una melodía tan subyugante y una letra con cosas como esta: "No creo en un Dios intervencionista pero sé, cariño, que tú sí. Pero si lo hiciera, me arrodillaría y le pediría que no intervenga cuando se trata de ti, oh, que no te toque ni un pelo de la cabeza, que te deje como estás. Y si sintiera que tiene que dirigirte, entonces que te dirija a mis brazos"
  

   

The Mercy Seat
(1988)

Hace poco, cuando hablaba de Johnny Cash, decía que Nick Cave era como una especie de versión punk gótica del hombre de negro y ésta canción es una perfecta prueba, The Mercy Seat va sobre un condenado a muerte a punto de ser ejecutado en la silla eléctrica, esa silla de la misericordia de la que habla el título, un tema parecido a otra de las canciones favoritas de Cash, 25 Minutes To Go. Eso sí, si en esa había algo de humor, en la canción de Cave solo hay desesperación y desesperanza, además de una energía rayando en, perdón por la comparación, una descarga eléctrica.
  

Nature Boy
(2004)

El sencillo de presentación de Abbatoir Blues / The Lyre Of Orpheus es su himno glam, a medio camino entre Bowie y el Make Me Smile de Steve Harley, su canción más directa, la demostración de que el príncipe de las tinieblas también sabía hacer perfectas canciones pop de tres minutos. Un trallazo que, posiblemente, vaya sobre Susie Brick la que se convertiría en su mujer, a pesar de que en la letra haga una referencia a dos de las canciones de The Boatman’s Call dedicadas a PJ Harvey, Black Hair y Green Eyes, claro que esas características físicas también las comparte Brick… Por cierto, si hacemos caso del vídeo la guitarra que suena es una Gibson ES-335.
  

   

Where The Wild Roses Grow
(1996)

El emparejamiento musical entre Kylie Minogue y Nick Cave era tan extraño como el de la Bella y la Bestia, aun así Cave ha reconocido que estaba obsesionado con su compatriota y había intentado varias veces escribir una canción para ella. No lo consiguió hasta que tuvo esta maravillosa y escabrosa balada de asesinatos con la que surgió, de la más improbable de las colaboraciones, uno de los mejores duetos de los 90.
  

Straight To You
(1990)

Una de sus canciones de amor más poderosas, en su mejor modo Scott Walker, esta vez tocada con todos los Bad Seeds, ese órgano tan Dylan de mediados de los 60 y las guitarras de Blixa Bargeld y Mick Harvey con su querida Guild Starfire IV. Es una canción que comparte esa misma sensación de belleza con otra de sus grandes piezas, The Ship Song, y que cuenta con una melodía tan hermosa como para contentar a un fan de Coldplay
   

   

Breathless
(2004)

A Nick Cave muchas veces le gusta difuminar las líneas entre lo erótico y lo sagrado, entre el amor y Dios, y Breathless es una canción que podría estar dedicada a lo divino o ser una simple canción de amor. Lo que es evidente es que en esta magnífica melodía, la experiencia es cercana; sobrecogedora, extática y acariciante. Musicalmente lo que más destaca es la extraña flauta de Warren Ellis que suena, a la vez, encantadora y totalmente desafinada, algo que no es tan raro si tenemos en cuenta que el propio Cave ha contado como Ellis lo intentó una y otra vez pero era incapaz de hacer una buena toma. Al final las juntaron todas, algunas incluso al revés, y el resultado fue esta maravilla que apareció como sencillo junto a There She Goes, My Beautiful World.
  

There She Goes, My Beautiful World
(2004)

Una canción épica en la que Nick Cave combina majestuosamente rock y góspel, en una canción en la que suplica por inspiración para alcanzar la inmortalidad con su obra. Una canción en la que nombra a varios de sus héroes, San Juan De La Cruz, Johnny Thunders o Nabokov y se siente pequeño a su lado, escribiendo una de las mejores frases de su carrera: “Yo te miro y tú me miras y en el fondo de nuestros corazones sabemos que no eras una gran musa, pero, claro, yo tampoco era un gran poeta”. Es una canción que va subiendo en intensidad al infinito, con los Bad Seeds en plena forma, y que parece contradecirse a sí misma cada vez que explota su poderoso estribillo.
   

   

Red Right Hand
(1994)

Actualmente la canción más popular de Cave debido a su aparición como canción de cabecera de la serie Peaky Blinders, además de en las tres películas de Scream o un capítulo de Expediente X. No es extraño su uso audiovisual ya que la canción, que aparecía en el notable Let Love In, siempre ha tenido una cualidad muy cinemática, algo que puede estar relacionado con el hecho de que una de sus inspiraciones sea el Way Down In The Hole de Tom Waits, la canción que se convertiría en el tema principal de la mejor serie de todos los tiempos, The Wire. Lo que está claro es que su siniestra música y su protagonista, alguien que puede ser un dios o un diablo, pero al que preferirías no encontrarte, son totalmente sinónimos de Cave.
  

Jubilee Street
(2013)

Mientras la mayoría de artistas relacionados con el rock comienzan a perder relevancia una vez superados los 30 años, Nick Cave parece haber hecho un pacto con el diablo y está entregando los mejores discos de su carrera en el Siglo XXI, bien superados los 50. Jubilee Street es una gran prueba de su relevancia, siendo el segundo sencillo de su disco de 2013, Push The Sky Away, la obra con la que comenzaba otro periodo fundamental en su carrera, más minimalista y tranquilo pero igual, o más, potente que siempre. Es increíble lo que hacen los Bad Seeds con ella, como va subiendo, casi imperceptiblemente, la velocidad de la canción, haciéndola más amenazante, como cuando entra el violín de Ellis y la sección de cuerdas, alcanzando un asombroso clímax final.
  

   

Skeleton Tree
(2016)

La vida y la carrera de Cave cambiaron dramáticamente cuando en 2015 murió su hijo adolescente, Arthur, al caerse de un acantilado. Su ausencia se siente profundamente en sus discos Skeleton Tree, publicado en 2016, y Ghosteen, en 2019, dos de los mejores de toda su carrera. El primero tiene un cierre catártico con la canción titular, en la que se puede escuchar a Cave, sobre un hermoso y melancólico fondo sonoro, susurrar “Yo llamo, yo llamo, al otro lado del mar pero el eco vuelve vacío”. Aun así, es una canción con la que intenta aceptar lo inaceptable, una especie de amanecer después de la noche más negra imaginable. Una canción conmovedora y dolorosa pero, a la vez, balsámica.
  

 

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