El padre del punk

Por Sergio Ariza

John Anthony Genzale Jr., mejor conocido como Johnny Thunders nació un 15 de julio de 1952 en Nueva York y murió un 23 de abril de 1991 en Nueva Orleans. Entre medias su forma de tocar la guitarra (algo que se podría calificar como un rugido ruidista, con 'licks' prestados del libreto de Chuck Berry) le convirtió en uno de los padres del punk. No es de extrañar que el papá del rock viera muchas similitudes entre los primeros grupos punk (Ramones, Sex Pistols o Clash) y su música, todos ellos estaban influidos por uno de sus alumnos más destacados.  

El primer amor de Genzale fueron los grupos de chicas de comienzos de los 60, en particular las Shangri-La’s, el favorito de su hermana mayor. A medida que entraba en la adolescencia sus gustos se ampliaron con el rock and roll de los 50 y grupos británicos como los Who o los Small Faces. Claro que su modelo eran los Rolling Stones y, en particular, su guitarrista Keith Richards. Con 16 años su hermana comenzó a peinarle como él y un año después se le puede ver en el documental ‘Gimme shelter’ mirando embelesado a su ídolo.
 

Para esa fecha ya tocaba el bajo con el nombre de Johnny Volume. Rápidamente se pasa a la guitarra tras escuchar a dos bandas de Detroit que se convierten en su nueva pasión, MC5 y Stooges. En 1970 comienza a frecuentar Bleecker Street vestido con prendas prestadas de su novia y botas de tacón alto. Rápidamente llama la atención de Arthur Kane y se une a su banda, Actress, adoptando su sobrenombre definitivo, Johnny Thunders. Luego Billy Murcia reemplaza al batería y tras decidir que prefiere volcarse en la guitarra, fichan a David Johansen como cantante. La formación definitiva se cierra con Sylvain Sylvain como guitarrista rítmico.
 



Los New York Dolls acaban de nacer y basan su sonido en el poderoso sonido de Thunders a la guitarra. Es esquemático y llevado a su esencia básica, alternando riffs, licks y concisos solos de pocas notas, su interacción con Sylvain es perfecta y encaja como un guante con la anfetamínica música y las pegadizas canciones de la banda. Tiene un estilo propio, construido sobre el de Berry y Richards, pero mucho más sucio. Posiblemente la mejor definición de su sonido la dio Kane: “era lascivo, desagradable, áspero, crudo y salvaje”.
 

En pocos meses su nombre comienza a atraer a gente como Lou Reed, Bowie, Alice Cooper o Rod Stewart al Mercer Arts Center. Este último decide invitar a la banda como telonera de los Faces en Londres en el Wembley Pool Arena. De conciertos ante 200 personas pasaban a 8.000. Como siempre en su carrera la actuación se saldó con división de opiniones, una parte les abucheó y lanzó cosas, pero a otros les encantaron. Entre estos últimos estaban Steve Jones, futuro guitarrista de los Sex Pistols, y Kit Lambert, mánager de los Who, que quiso contratarles para su sello Track Records. Si no se materializó fue porque en noviembre de 1972 Murcia murió ahogado en una bañera mientras trataban de reanimarle de un coma etílico.
 

A su regreso a Nueva York Jerry Nolan pasó a reemplazar a Murcia, Thunders vio en su nuevo compinche una especie de figura paterna que le acompañaría hasta el final. Lo malo es que Nolan era también un adicto a la heroína. A los pocos meses la banda firma finalmente un contrato para grabar un disco con Mercury Records y entra en el estudio de grabación con Todd Rundgren de productor.
 

El disco comienza con 'Personality crisis', suena un cimbal y Thunders toca un riff básico pero 100% efectivo, luego entra un piano y el resto de la banda mientras David Johansen suelta el grito de un maníaco. Lo increíble es que tras ése demoledor inicio, el disco apenas baja de intensidad. Su amor por los grupos de chicas, como las Shangri-La's, y el rock and roll de los 50, junto a su técnica cruda y básica les hace precursores del punk, su gusto por el maquillaje, las plataformas y los zapatos de tacón les hace contemporáneos del glam, la interacción de Johansen y Thunders les hace hijos de Jagger y Richards, pero el grupo es puro rock'n'roll directo a la yugular. Además la principal pareja compositora, formada por Johansen y Thunders, deja un reguero de clásicos como ‘Looking for a kiss’, ‘Subway train’ o ‘Jet boy’.
 



Fueron un claro ejemplo del ámales u ódiales, sin término medio, como mejor ejemplifica el hecho de que en la mítica revista 'Creem' les eligieran como el mejor y peor grupo en las votaciones de los lectores del año 1973. Supuestamente iban a ser un bombazo, pero ¿quién en su sano juicio pensaba que un adolescente de Nebraska o Arkansas iba a comprar un disco en cuya portada aparecían cinco tipos travestidos como las más andrajosas putas de Nueva York? Así que, a pesar de su magnífico contenido , el disco no fue a ninguna parte. Los únicos lugares en los que se hicieron con una sólida legión de fans fueron las costas. En su casa su irrupción daría paso a la escena CBGB y al nacimiento del punk con bandas como los Ramones o Television, en Los Ángeles llenarían cuatro noches seguidas el mítico Whiskey a go-go y, una década más tarde, su influencia, tanto musical como estilística, dio paso al glam-metal de bandas como Mötley Crüe o Guns 'N Roses.
 

El resto del país quedó fuera de su influencia pero al otro lado del Atlántico, donde el glam sí era relevante, había una legión de jóvenes seguidores esperándoles. Su actuación en el Old Grey Whistle Test fue uno de los momentos que muchos punks británicos recuerdan como el inicio del movimiento en Reino Unido. Bowie acababa de matar a Ziggy Stardust y Bolan comenzaba su decadencia, los Dolls se convirtieron en el nuevo modelo a imitar. Thunders no dudó en hacer un guiño y en vez de su emblemática Les Paul apareció en antena con una White Vox Tear Drop de los 60, la guitarra que popularizó Brian Jones.
 

En Alemania aparecieron en el prestigioso 'Musikladen', esta vez sí, con Thunders empuñando su Les Paul TV de los 50. Pero, a pesar de todo, las semillas de la autodestrucción del grupo ya estaban presentes. Thunders vomita en el aeropuerto de París en frente de un grupo de periodistas y en el concierto en la capital francesa termina estampando su Les Paul en la cabeza de un espectador que le había escupido. Genzale estaba cada vez más poseído por Thunders y el personaje terminaría por comerse al músico.  
 

 

El segundo disco de los Dolls no tardó en llegar. La primera elección para producir el disco fueron Leiber y Stoller pero estos recomendaron a Shadow Morton, el productor de las Shangri-La’s. Era una elección perfecta, aun así ‘Too much too soon’ no alcanza las cotas del primero, principalmente porque las drogas, las fiestas y las giras no han terminado de ser una gran inspiración para nuevas canciones. El disco tiene varias versiones, con especial fijación en los años 50, aunque Thunders y Johansen vuelven a dejar su firma en clásicos como ‘Babylon’ o ‘Human being’, posiblemente la mejor canción de la banda, en la que Thunders utiliza con maestría todos sus licks y que acabaría teniendo versiones tan dispares como las de Guns N'Roses o Morrissey.
 

Pero el disco volvió a fallar en las listas y las cosas comenzaron a pintar mal para los Dolls. Thunders y Nolan eran yonquis y Kane alcohólico, tampoco ayudó que Malcolm McLaren, que había pasado a hacer las labores de mánager, les vistiera con trajes de cuero rojo y les hiciera tocar bajo la bandera china (el experimento provocación le saldría mucho mejor al año siguiente con los Sex Pistols). Durante una gira por Florida en 1975 Thunders y Nolan dejaron la banda. Al poco formaron los Heartbreakers junto a Richard Hell y Walter Lure. Cuando el primero se marchó para tocar con los Voidoids fue reemplazado por Billy Rath. Su gran oportunidad les llegó a través de McLaren cuando los Sex Pistols les llamaron para participar en la polémica gira Anarchy Tour por Reino Unido. La mayoría de conciertos fueron cancelados, después de que los Pistols aparecieran soltando palabrotas en la BBC, pero en Inglaterra Thunders era venerado por la nueva generación punk. Tanto es así que sus malos hábitos fueron tan influyentes como su música, Sid Vicious puede dar prueba de ello...
 

Los Heartbreakers fueron fichados por Track Records. Como resultado llegó ‘L.A.M.F.’, un acrónimo de ‘Like a Mother-Fucker’, que fue mal recibido debido a una desastrosa mezcla. Aun así, allí se encontraban algunas canciones míticas como ‘Born to lose’ o ‘Chinese rocks’ compuesta por Dee Dee Ramone. Los problemas de sonido del disco llevaron a la marcha de Nolan y a la disgregación de la banda. Thunders permaneció en Inglaterra donde grabó su primer disco en solitario, ‘So alone’. Se trata de su último gran disco y el primero en el que dejaba ver otras facetas de sí mismo, comenzando con la inmortal ‘You Can't Put Your Arms Around a Memory’, sin olvidar '(She's so) untouchable', que  le ve entrar en territorios más propios de Springsteen que de los Stooges, o una versión de ‘Daddy Rollin’ Stone’ en la que comparte micrófono con Phyl Lynott de Thin Lizzy y Steve Marriott, ex de Small Faces y Humble Pie. Claro que no fueron los únicos que se pasaron por las míticas sesiones de grabación. La banda principal que le acompaña es Lynott al bajo, Steve Jones a la guitarra y Paul Cook a la batería, dos miembros de los Sex Pistols que aparecían en ‘London Boys’, la fulgurante respuesta de Thunders al ataque a los Dolls de estos en ‘New York’.
 

Todo parecía dispuesto para que alcanzase el éxito ahora que una nueva generación había llevado su música a las listas de ventas pero no sucedió. Los 80 le vieron tocar fondo, viviendo en la calle y empeñando sus guitarras para poder mantener su dosis de dos gramos de heroína al día. A mediados de la década la cosa mejoró y la metadona sustituyó durante un tiempo a la heroína. Para los directos Johnny simulaba estar puesto hasta las cejas. La gente quería ver al yonqui, no al músico. Su propio personaje le había devorado.  

Cuando parecía que la rehabilitación era posible le diagnosticaron leucemia, no dudó en volver a las andadas. Tras grabar una versión de su clásico 'Born to lose' (el destino suele tener estas ironías), junto a Die Toten Hosen, viajó a Nueva Orleans para darse un capricho, grabar un disco junto a músicos locales y volver a sentirse músico.  Pero, una vez más, su otro yo volvió a aparecer y terminó encontrando la muerte que todos daban por segura, con una jeringuilla en el suelo. Si Johnny Thunders nació para perder o lo decidió él mismo con su estilo de vida es debatible, lo que está claro es que su legado es fundamental para todos aquellos que aman el rock & roll más sencillo y agresivo.


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(©CordonPress)