James Taylor, caricias desde Laurel Canyon

Por Sergio Ariza

James Taylor fue la encarnación del cantautor en los años 70, suaves composiciones que acariciaban como la brisa de Laurel Canyon y un particular estilo de fingerpickin’ a la guitarra que no solo coloreaba sus propios discos sino que también apareció en alguno de los discos más importantes de aquella década como el Blue de Joni Mitchell o el Tapestry de Carole King. El estilo de Taylor no ha sufrido grandes cambios desde su periodo de esplendor a finales de los 60 y principios de los 70, pero como buen artesano de canciones ha seguido agasajando a una audiencia que se ha mantenido fiel durante décadas.     

Este cantante nació el 12 de marzo de 1948 en Boston, bajo el nombre completo de James Vernon Taylor, pero se trasladó, con toda su familia, a Carolina del Norte a los tres años de edad. De pequeño tomó lecciones de chelo, algo que utilizaría cuando se pasase a la guitarra en 1960, a los 12 años de edad. Los ideales liberales de su familia chocaban con el Sur segregado en el que vivían, así que desde muy niño le mandaban los veranos a veranear a Martha's Vineyard, en su natal Massachusetts, para que no olvidase sus orígenes yanquis. Fue allí donde conoció a Danny Kortchmar, un aspirante a guitarrista neoyorquino con el que compartía una afinidad por el folk y el blues. A los 14 años Taylor compuso su primera canción y al año siguiente, en 1963, ya estaban tocando en todos los garitos del Vineyard como Jamie & Kootch.
    

     

En 1964 se enroló como guitarrista eléctrico en la banda de su hermano Alex, The Corsayers, pero por estas mismas fechas comenzó a sentirse deprimido, llegando a dormir 20 horas diarias, lo que le llevó a internarse voluntariamente en el hospital psiquiátrico McLean en 1965, desde donde se libraría del reclutamiento para Vietnam y de donde saldría mucho mejor, tras 9 meses de estancia. Salió de allí tras recibir una llamada de Kortchmar para formar una banda en Nueva York. Tras reclutar a un bajista y a un batería, se pasaron a llamar The Flying Machine y comenzaron a tocar canciones compuestas por Taylor en su tiempo en McLean, temas como Knocking 'Round the Zoo, Don't Talk Now o The Blues Is Just a Bad Dream, que aparecerían posteriormente en sus discos en solitario.
     

Para el verano de 1966 la banda estaba tocando regularmente en el Greenwich de Manhattan y Taylor había desarrollado una adicción a la heroína que le duraría 17 años. Fue por estas fechas cuando compuso Rainy Day Man, que trataba sobre ello. Pero, a pesar de todo, lograron grabar un sencillo para Jubilee Records, con Night Owl como cara A, era un buen tema, con un potente bajo e influencia de la música soul, pero tras quedarse en un modesto puesto 102 de las listas del Billboard, la compañía decidió no publicar un LP, a pesar de que habían grabado suficientes canciones para ello (estas grabaciones se publicarían posteriormente en 1971, bajo el título de James Taylor and The Flying Machine, en medio de su periodo de más éxito).
     

Al poco tiempo la banda se disolvió y Taylor pasó a cantar en los parques solo con su guitarra, pasando posteriormente la gorra. Su adicción seguía creciendo y el dinero escaseaba, así que un día apareció su padre por Nueva York, le metió en su coche y se lo llevó de vuelta a Carolina del Norte.    

     

Tras seis meses decidió marcharse a Londres a finales de 1967, obsesionado con la música que venía de aquel país, en particular los Beatles. Una vez allí, su amigo Kortchmar le pasó el contacto de Peter Asher, el responsable de buscar nuevos artistas para Apple, el sello recién creado por los Beatles. A Asher le gustó tanto la demo que le pasó Taylor que le consiguió una cita con Paul McCartney y George Harrison, Taylor estaba nervioso, pero también tenía una confianza ciega en su talento. Sacó su Gibson J-50, la misma guitarra que colorea sus tres primeros discos, y comenzó a cantar. Las primeras palabras que salieron de su boca fueron "Something in the way she moves...". Harrison quedaría tan encantado con la canción que utilizaría esas mismas palabras para su canción más recordada, Something. Por su parte, McCartney estaba igual de impresionado y Taylor se convirtió en el primer artista no británico en grabar para Apple.
     

Al poco tiempo estaba grabando su primer disco, al mismo tiempo que los de Liverpool grababan el Doble Blanco, algo que se refleja en una de sus mejores canciones, Carolina In My Mind: "And it's with a holy host of others standing 'round me, still I'm on the dark side of the moon". Y es que esa "sagrada presencia" a la que se refiere está hasta en la grabación de la canción, con el Fender Jazz Bass de McCartney y las armonías de Harrison acompañándole (en 1976 Taylor volvería a grabarla para su Greatest Hits, por problemas con los derechos de Apple, pero creo que la versión original es superior). Además McCartney y Asher trajeron a Richard Hewson para que añadiera unos espectaculares arreglos de cuerda a varias canciones. Entre ellas, además de las dos mencionadas, también había varias rescatadas de su época en Flying Machine, como Night Owl, Don't Talk Now o Knocking 'Round the Zoo, que encuentran también en este disco sus versiones definitivas.
    

      

El disco salió al mercado en diciembre de 1968 y tuvo unas críticas excelentes pero no vendió mucho, en parte porque Taylor fue incapaz de presentarlo en directo, habiendo vuelto a caer en la dependencia de las drogas mientras estuvo en Londres. De vuelta a EEUU volvió a ser hospitalizado y, tras salir, decidió mudarse a la costa oeste, en concreto a Los Ángeles, allí encontró una audiencia dispuesta a escucharle y, mucho más importante, un grupo de músicos con los que compartir ideas y gustos. Al poco tiempo de llegar comenzó a moverse en los círculos de la escena de Laurel Canyon, con Joni Mitchell, Crosby, Stills, Nash & Young, Jackson Browne o Carole King entre ellos. En octubre consiguió un contrato con Warner Brothers y a finales de año comenzó a grabar su segundo disco.
     

En ese momento era, prácticamente, un sin techo, viviendo a caballo del sofá de la casa de Peter Asher, que seguía siendo su mánager, y de su amigo Kortchmar, que estaba en una banda llamada The City junto a Charles Larkey en el bajo y a Carole King al piano y a la voz. Taylor que era un gran fan de las composiciones de King, consiguió que esta tocara el piano en su disco y Kortchman también tocó la guitarra. Eso sí, esta vez el foco absoluto estaba puesto en la voz de Taylor y en su expresivo fingerpickin'. Taylor tenía una colección de canciones absolutamente increíble, Country Road, Sweet Baby James, Steamroller Blues, Sunny Skies o la inmortal Fire and Rain, posiblemente la mejor canción de su carrera. Pero le faltaba un tema para cerrar el disco, así que cogió tres pequeñas ideas que tenía para tres canciones diferentes y las unió para crear Suite For 20G, una canción llamada así porque le habían prometido 20.000 dólares una vez terminado el disco. El cambio que da la canción hacia el soul es increíble, de las primeras veces que demuestra lo buen cantante R&B que también es (algo que perfeccionará en próximos discos con versiones como Handy Man o How Sweet It Is).
    

     

En febrero de 1970 apareció Sweet Baby James y comenzó a subir puestos en las listas convirtiéndole en una estrella, durante esa época Taylor comenzó a salir con la Reina de Laurel Canyon, la genial Joni Mitchell, fueron ellos dos los que convencieron a Carole King de grabar sus canciones y hacerlo a su manera, así surgió Tapestry, uno de los discos más vendidos de todos los tiempos, en el que aparecía una canción que King había compuesto tras escuchar Fire And Rain, se trataba de You've Got A Friend, que se puede ver como una respuesta a esta frase de la canción de Taylor: "I’ve seen lonely times when I could not find a friend". Taylor puso su J-50 a disposición de King y la utilizó en la mencionada You'Ve Got A Friend, además de en canciones como Way Over Yonder, So Far Away o la nueva versión que grabó de Will You Love Me Tomorrow, en la que Mitchell y Taylor hacen las armonías, anunciados como The Mitchell / Taylor Boy And Girl Coro...
    

Mientras se grababa Tapestry, Taylor también estaba trabajando en la continuación de Sweet Baby James, se trataba de Mud Slide Slim and the Blue Horizon, que supuso el culmen de su éxito comercial, con su propia versión de la canción de King subiendo a lo más alto de las listas de sencillos, al igual que el disco haciendo lo propio en la lista de Billboard. En este notable disco también se encontraba la preciosa You Can Close Your Eyes, dedicada a Mitchell, en la que se puede demostrar la maestría de Taylor en la acústica. Aun así el romance entre los reyes de Laurel Canyon llegó a su fin y fue parte de la inspiración de uno de los mejores discos de todos los tiempos, el Blue de Joni Mitchell, donde, a pesar de todo, también aparece su guitarra en tres temas, All I Want, California y A Case Of You.
    

     

En 1972 llegaría el primer resbalón claro de su carrera, con el intrascendente One Man Dog, aunque Taylor volvería a recuperarse a partir de mediados de los 70 con discos como Gorilla o JT, que volvieron a resonar en la mente de sus seguidores. Ese mismo año encontró la estabilidad sentimental junto a la también cantante Carly Simon, y se casaría con ella, en un matrimonio que duraría hasta 1983, el año en el que Taylor consiguió desintoxicarse definitivamente.
   

Desde entonces ha sacado diez discos más de estudio, incluyendo American Standard, que apareció el año pasado, en los que suele utilizar sus queridas guitarras hechas expresamente para él por el lutier James Olson. Puede que ninguno llega a las cotas alcanzadas en sus tres primeros discos, pero hay suficientes muestras de talento como para recordarnos que este tipo fue la banda sonora de toda una generación, la de los padres de Taylor Swift, que decidieron llamar así a su hija en honor de su artista favorito.
  

Y es que las sencillas, pero conmovedoras, composiciones de Taylor fueron la banda sonora de esos primeros 70, pero también sirven para enseñarnos que este cantautor fue también un guitarrista notable con un sonido único y una manera muy personal de tocar, utilizando el fingerpickin’, pero sin añadidos a sus yemas, logrando un sonido que es como una caricia totalmente reconocible.    

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