La excavadora de terciopelo en directo

Por Sergio Ariza

Más allá de su sencillo Don't Throw Your Love on Me So Strong, publicado en 1961, la carrera de Albert King no había tenido ningún tipo de éxito popular hasta que fichó por Stax a mediados de los 60 y comenzó a sacar clásico tras clásico acompañado por Booker T & The MG's. En agosto de 1967 apareció Born Under A Bad Sign, un álbum en el que se recopilaban todos ellos, temas históricos como el titular, Crosscut Saw, Oh, Pretty Woman, The Hunter o As the Years Go Passing By, canciones que hicieron que el zurdo se convertiera en el guitarrista blues más admirado por la audiencia blanca, más allá del otro rey del blues, B.B. King.  

   

Este disco, Live Wire/Blues Power, recoge al gigantesco (en todos los sentidos) guitarrista zurdo en la cima de su carrera, cuando ha abandonado los garitos de mala muerte del Chitlin’ Circuit y está tocando en la que se convertiría en su nueva casa, el Fillmore West (King es, posiblemente, el bluesman que más veces tocaría allí) ante una nueva audiencia totalmente entregada. Grabado en junio de 1968, cuando King contaba con 45 años es fácil ver la enorme huella que dejó en todos los guitarristas posteriores, de Clapton y Hendrix, al que puede que sea su alumno más devoto, Stevie Ray Vaughan.
    

El disco es rácano en canciones, solo seis, pero un torrente de emociones, la cosa se abre a toda mecha con una versión blues y funky del clásico de Herbie Hancock Watermelon Man, luego llega el tema más conocido del disco, la canción que le da título, diez minutos en los que King comienza a hablar sobre el blues con la audiencia hasta que se desata con uno de los solos más expresivos de la historia, la influencia en Vaughan es evidente, aunque el estilo de King es de los más personales del mundo, tocando su querida Flying V con la zurda pero con las cuerdas puestas para un diestro.
  

   

Claro que puede que el corazón emocional del disco llegue con los ocho minutos de Blues At Sunrise, el epítome del blues cocinado a fuego lento, con King exprimiendo su corazón en cada nota, y luego enamorando con su forma de cantar, con esa voz suave que contrasta con su enorme cuerpo de hormigón armado, no en vano le llamaba The Velvet Bulldozer (la excavadora de terciopelo). Look Out cierra el disco por todo lo alto con King volviendo a  lucirse a las seis cuerdas, demostrando porque la escena hippie de San Francisco le había convertido en su bluesman favorito.
    

Grabado en el periodo de esplendor de King, Live Wire/Blues Power es el equivalente en directo de lo que Born Under A Bad Sign es entre sus discos en estudio, el cénit de una de las carreras más importantes del blues de la segunda mitad del siglo XX. No lo duden, si buscan el disco perfecto para escuchar algunos de los mejores solos de su carrera, brillantes, nítidos, llenos de poder y carácter, éste es su disco.
   

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