Asaltando el trono de los 80

Por Sergio Ariza

La carrera de Prince se fue construyendo paso a paso hasta el asalto definitivo que supuso Purple Rain. Primero se le vio como el heredero de Stevie Wonder con sus dos primeros discos, Dirty Mind fue su consolidación crítica, 1999 su primer éxito masivo y Purple Rain, el culmen definitivo de su carrera, consolidándole como una estrella pop con un éxito similar al de Michael Jackson o Madonna y como la figura musical más importante de la década. Con una imagen, y un espíritu, a medio camino entre Little Richard, Jimi Hendrix y Mozart, el diminuto genio de Minneapolis hizo que el mundo se rindiera a sus pies y gente como Clapton o Bowie le declarara como la figura más importante de los 80.  

Purple Rain
fue el disco en el que Prince dio rienda suelta a su particular visión de los años 60, desde esa delicia pop que es Take Me With U, clara antecedente de la maravillosa Raspberry Beret, hasta el homenaje a su querido Hendrix en la canción titular pasando por la psicodelia de When Doves Cry. Pero eso no quiere decir que este sea un disco 'retro' sino que suena 100% Prince. Por algo el autor de 1999 es uno de los músicos más originales e inclasificables de todos los tiempos, alguien capaz de entregar uno de los solos de guitarra más salvajes de la historia en Let´s Go Crazy y luego acariciar los oídos con la delicada The Beautiful Ones.
 

Let's Go Crazy
abría tanto el disco como la película; no podía haber elegido mejor carta de presentación. Un órgano como el que se escucha en los funerales, acompañado por una especie de elogio hacia la vida por parte de Prince. Luego la canción despegaba como un cohete hasta llegar a dos solos increíbles en los que el artista anteriormente conocido como el puto amo de los 80 demostraba que podía mirar cara a cara a cualquiera de los 'shredders' que poblaban la década. Pero aparte de su increíble velocidad, Prince ponía también todo el sentimiento, haciendo que cada nota fuera importante y no solo una simple demostración de pericia técnica. En el primer solo emplea todo el arsenal de sus queridos pedales Boss, incluyendo con seguridad el BF-2 Flanger, mientras que en el segundo usa también el Dunlop Crybaby Wah, en el que posiblemente sea uno de sus solos más alocados (y recordados).
 



Luego llega la irresistible melodía pop de Take Me With U, una canción que le emparentaba con los aromas sesenteros de la escena Paisley Underground (en un par de años les regalaría la fantástica Manic Monday a las Bangles). The Beautiful Ones es una balada R&B en la que Prince acaricia cada palabra. Mientras que Computer Blue cuenta con un sucio riff y un brillante puente instrumental en el que vuelve a lucirse con la guitarra. A pesar de que nunca la sacó como sencillo Darling Nikki ganó su fama cuando Tipper Gore, la mujer de Al Gore, removió cielo y tierra hasta que consiguió que en las portadas de los discos apareciese esa etiqueta que todos hemos visto: "Parental Advisory Explicit Content" (Advertencia a los padres, contenido explícito) debido a su explícita letra.
 



La segunda cara se abría con When Doves Cry, uno de los singles pop más extraños de la historia de la música, también uno de los mejores. Una canción que se abre con un distorsionado solo psicodélico, en el que utiliza el Boss OC-2, y da paso a una caja de ritmos Linn LM-1 sobre la que Prince canta la melodía. No hay bajo, ni casi ningún adorno más, aun así es absolutamente irresistible, al final vuelve la guitarra, su Hohner (una copia barata de una Telecaster), con otro excelso solo lleno de distorsión en el que se puede escuchar todo el dolor de la letra, dando paso a un solo final con un sintetizador que, por supuesto, también toca él. Con Baby I'm A Star saca su lado más funky, sin olvidarse de entregar un estribillo totalmente irresistible.
 



Pero lo mejor llega al final, con la que ha sido considerada como la mejor canción de la década para Pitchfork, la canción favorita de toda la historia de Eric Clapton y un clásico que ha recibido versiones de, prácticamente, todo el mundo. De Bruce Springsteen, con un espléndido solo de Nils Logren, a Etta James, de John Petrucci a Jeff Beck, de Dwight Yoakam a Beyoncé o de David Gilmour a Ritchie Sambora & Orianthi, miles han sido los músicos que se han rendido a sus encantos. Purple Rain es su más sentido homenaje al 'Salvaje Ángel Azul', o lo que es lo mismo, Jimi Hendrix. Prince canaliza al de Seattle y entrega su canción más recordada en una toma en directo grabada el 3 de agosto de 1983, la primera vez que la guitarrista rítmica Wendy Melvoin, de 19 años, tocaba en directo con The Revolution, la banda de acompañamiento de Prince, es ella la que toca los acordes con su Rickenbacker 330 púrpura fuertemente modificada, pero es Prince el que termina brillando con su increíble y melódico solo, alternando fraseos rápidos con temas repetidos y fácilmente tarareables que hacen de Purple Rain una de las grandes canciones de la historia. A pesar de que en la película del mismo nombre Prince aparece tocando su mítica guitarra Cloud, la mayoría del disco, incluyendo esta canción, se grabó con su Hohner Telecaster, diseñada por H.S. Anderson, posiblemente conectada a uno de sus queridos amplificadores Mesa/Boogie Mark II.
 



El disco y la película (con la que ganó un Oscar por su banda sonora) le convirtieron en una megaestrella, con sus cinco sencillos convertidos en éxitos mundiales y más de 25 millones de copias vendidas en todo el mundo. Su posición como el disco más popular de su carrera se vio confirmada cuando un mes después de la triste noticia de su muerte, el 21 de abril de 2016, el Top Ten del Billboard de canciones rock tenía cuatro canciones de este disco, con la canción titular, como no podía ser de otra forma, en el número uno.


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