A las puertas del éxito masivo

Por Sergio Ariza

Escuchar este disco, Frampton, es escuchar a alguien que ha encontrado finalmente la fórmula del éxito. Peter Frampton había sido un niño prodigio durante los tiempos del Swingin’ London y luego había compartido banda junto al legendario Steve Marriott en Humble Pie, pero el giro cada vez más hard rock de aquellos le había llevado a buscar una carrera en solitario que no terminaba de despuntar. Hasta que encontró su lugar ideal en este disco lleno de canciones acústicas y melódicas que se ajustaban como un guante a los vientos que soplaban en lo más alto de las listas de éxitos, cosas como los Eagles o Fleetwood Mac, con las que canciones como Show Me The Way o Baby, I Love Your Way encajaban como un guante. 

Day's Dawning
ya deja claro por dónde van los tiros del disco, cercano a ese soft rock que se estaba haciendo con las listas de ventas, aunque también con una sofisticación que, en esta canción, le acercaba a los maravillosos Steely Dan, sobre todo por un solo en el que demostraba que Frampton podría haber aparecido como invitado en los sofisticados discos de Fagen y Becker.
  

   

Por cierto su guitarra eléctrica principal en este disco fue su mítica Phenix, una Les Paul Custom del 54 modificada con tres pastillas dobles. No es lo único que toca en un disco en el que se encarga de todas las guitarras, acústicas y eléctricas, todos los teclados, el bajo en Baby, I Love Your Way y un aparatito que quedaría irremediablemente unido a su nombre, el talkbox.
  

Y es que, en la segunda canción del disco, Show Me The Way, Frampton utilizó por primera vez ese aparato que le había regalado Bob Heil, y que era igual al que había hecho para Joe Walsh, y que este había introducido con éxito en Rocky Mountain Way. Frampton se encerró una semana con el cacharro y cuando salió su guitarra podía hablar con lucidez. Como a la propia canción, lo llevaría a su extremo en sus actuaciones en directo, pero aquí ya dejaba huella en un tema que, por otra parte, era lo más melódico y suave que había escrito nunca. Cercano a una canción de Albert Hammond Jr., Show Me The Way estaba llamada a arrasar en las listas, aunque tuvo que esperar unos meses a que apareciera su versión en directo de Frampton Comes Alive! para que se cumpliera su destino.
  

   

Entre el resto de canciones destacaban Nowhere's Too Far, una de las pocas canciones eléctricas del disco, aunque tampoco es que sea un tema hard rock, sino casi una pieza de proto power pop cercana a Badfinger. Lo mejor vuelve a ser su solo con el que demuestra su habilidad melódica a las seis cuerdas. (I'll Give You) Money, una de las pocas canciones de este disco que podría haber aparecido en un disco de Humble Pie, Frampton vuelve, por un momento, a los riffs hard rock, aunque no se le olvida suavizarlos con algunas armonías más propias de su estilo. No es un gran tema pero uno se puede imaginar sonando perfecto para la garganta de su ex compañero Steve Marriott, eso sí, Frampton sabe sacarle todo el sabor a su Les Paul. También estaba Penny For Your Thoughts, un tema folk perfecto para demostrar su habilidad con la acústica, es algo así como el Blackbird de los Beatles, si le quitamos la maravillosa melodía de McCartney.
   

Eso sí, el otro gran tema del disco, además de Show Me The Way, era la irresistible Baby, I Love Your Way, otro tema principalmente acústico, con uno de los estribillos más certeros de su carrera, un algodón de azúcar al que era muy difícil resistirse. Como en el caso de Show Me The Way, hubo que recurrir a la versión en directo para que se convirtiera en un éxito enorme pero las ventas de este disco, el primero de su carrera en solitario que se colaba en el Top 40 del Billboard, ya dejaban claro que el público había tomado nota y Frampton se encontraba alineado con el signo de los tiempos. Menos de un año después la aparición de Frampton Comes Alive! le convertiría en la estrella que siempre había parecido.
  

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