El rock & roll no puede morir nunca

Por Sergio Ariza

El 16 de agosto de 1977 moría Elvis Presley hinchado de pastillas, gordo y solitario en su mansión de Graceland. No sabemos si la última palabra que murmuró fue Rosebud o similar, pero lo que era evidente era que el Rey había muerto totalmente alejado del Adonis que propagó la fiebre del rock & roll por medio mundo. El deterioro nunca duerme.   

La generación de los 60 había perdido a su ídolo y se veía reflejada, no muy bien por cierto, en el trabajo de la nueva ola que llegaba en esas mismas fechas, el punk. Un escupitajo en toda la cara que les recordaba que se habían anquilosado en sus mansiones y jets privados y habían olvidado de qué iba realmente el rock & roll. Neil Young fue uno de los pocos de su generación que oyó esa voz fuerte y clara y decidió contraatacar con toda la fuerza posible. Utilizando como referente al Bob Dylan de mediados de los 60, Young decidió embarcarse en una gira en la que en la primera parte se presentaba como trovador folk, únicamente armado con una acústica, mientras que en la segunda, arropado por su banda de acompañamiento, en su caso Crazy Horse, desataba una tormenta eléctrica capaz de rivalizar con las hordas punk.
    

     

Young había sentido la muerte de Elvis y el aguijonazo del punk y, al contrario que muchos de sus compañeros de generación, decidió no convertirse en un dinosaurio y redescubrir su energía perdida. La canción sobre la que se fundamentaría el proyecto sería My My, Hey Hey (Out of the Blue), que abriría la parte acústica, y Hey Hey, My My (Into the Black), la versión eléctrica de aquella. La canción dejaba claro su mensaje, "El rey se ha ido pero no ha sido olvidado ¿Es esta la historia de Johnny Rotten? Es mejor quemarse que desvanecerse lentamente. El rey se ha ido pero no ha sido olvidado". Desde esa letra y ese riff a esos solos que parecen explosiones de rabia y frustración, Young responde al punk inventando el sonido grunge, más de diez años antes de su explosión en Seattle.
   

Y es que Rust Never Sleeps confirmó a Young en su papel de Padrino de la música alternativa con su Old Black sonando más sucia y distorsionada que nunca, en trallazos como la comentada Hey Hey, My My (Into the Black) o en esas salvajadas primitivas que son Welfare Mothers y Sedan Delivery. Eso sí, el otro gran clásico del disco es la bellísima Powderfinger, la canción que abre la parte eléctrica, a pesar de ser puro folk en su letra, contada desde el punto de vista de un chico muerto tras un tiroteo. La canción ya llevaba compuesta desde 1975, y Young la había grabado para uno de esos discos que no llegó a sacar en su momento, llamado Hitchhiker, posteriormente se la ofreció a Lynyrd Skynyrd, la banda sureña con la que le unía una gran amistad, a pesar del incidente Sweet Home Alabama, pero la muerte en accidente aéreo de Ronnie Van Zandt, Steve Gaines y compañía en 1977 hizo que tampoco llegaran a grabarla. Al final Young la repescó para este proyecto con Crazy Horse convirtiéndola en una cabalgada eléctrica en la que se puede apreciar su estilo más lírico y melódico como solista.
    

     

La parte acústica le ve también más acertado líricamente que nunca, con grandes temas como Thrasher o Pocahontas, que también proviene de Hitchhiker, y que toca con una Gibson J-45, mientras que Sail Away es otro acercamiento al country rock y es la única, junto a Pocahontas, que no está grabada en directo sino en estudio. Muchos de sus compañeros se sintieron traicionados por frases como ese "es mejor quemarse que desvanecerse" (una frase que el propio Kurt Cobain utilizaría en su nota de suicidio varios años después) que evocaba aquel siniestro eslogan de "vive rápido y deja un bonito cadáver" pero creo que lo que Young pedía no era literal sino dejar de vivir, y sonar, en la complacencia.
   

El canadiense demostró con su trabajo que se podía evitar la putrefacción artística, volviendo a enchufar la guitarra en el ampli más gigante y subiendo el volumen al 11, y es que si algo tenía claro el autor de Down By The River es que el rey podía haber muerto pero el "rock & roll nunca puede morir".
    

Galería de foto