Viaje a través del pasado
Por Sergio Ariza
Desde hace un buen tiempo Neil Young se encuentra embarcado en un viaje a través del pasado, un viaje del que nos estamos viendo beneficiados los amantes de su música que estamos viendo como su inagotable archivo, con discos no editados en su momento y conciertos míticos, sigue pariendo nuevos volúmenes sin casi descanso entre unos y otros. Si en febrero veía la luz Way Down in the Rust Bucket, un directo del 90, de la gira de Ragged Glory junto a Crazy Horse, que le consolidó como 'Padrino del Grunge', ahora llega el momento de enseñarnos su otra cara, la acústica, con un directo grabado en su gira en solitario Journey Through the Past, grabada el 22 de enero de 1971 en el Teatro Shakespeare en Stratford, Connecticut.
El disco se grabó solo tres días después de la mítica actuación en su país natal, Canadá, en el Massey Hall, un concierto que ya vio la luz en 2007 y con el que este disco guarda obvia relación, tanto en el setlist como en el sonido general. Eso sí, si hacemos caso al propio Young este disco es "una representación más tranquila, sin el ambiente festivo del Massey Hall, captada en directo en una película de 16 mm (hay una versión con DVD) y restaurada con cariño a partir de antiguas cintas analógicas. Young Shakespeare es un evento muy especial. A mis fans, les digo que es el mejor de todos los de aquella gira".
Pongámonos en situación, el 22 de enero de 1971, Neil Young tenía 25 años recién cumplidos pero era todo un veterano de esto de la música, su carrera había empezado con los Squires en 1963, había tenido su fase como cantante folk influido por Dylan, escribiendo Sugar Mountain con solo 19 años, se había mudado a Los Ángeles donde formaría los influyentes Buffalo Springfield junto a Stephen Stills y Richie Furay, había grabado su primer disco en solitario en 1968 y el segundo al año siguiente con los imprescindibles Crazy Horse, luego se había vuelto a juntar con Stills en Crosby, Stills, Nash & Young, había sacado un exitoso disco con ellos, Déjà Vu, y había afianzado su carrera en solitario con el mejor disco de su carrera, After The Gold Rush, publicado también en 1970. Así que puede que fuera joven, pero el tipo que se sentó en solitario, acompañado solo por su fiel Martin D-45 y un piano, en el escenario del Teatro Shakespeare era todo un veterano con muchas canciones a sus espaldas.
Es más, en ese momento Young hervía de creatividad y las canciones surgían como por arte de magia, la gira que había comenzado llamándose Journey Through The Past, por eso de ser un recorrido por toda su carrera, cada vez se centraba más en las nuevas canciones, canciones que aparecerían en sucesivos discos como la propia Journey Through the Past, Old Man, A Man Needs a Maid, Heart of Gold, The Needle and the Damage Done, Dance Dance Dance (que terminaría regalando a Crazy Horse para su primer disco en solitario) o See the Sky About to Rain. En este Young Shakespeare aparecen Old Man, The Needle and the Damage Done, Journey Through the Past, Dance Dance Dance y un medley en el que toca A Man Needs a Maid y Heart of Gold. Es una de las cosas más apreciables de este disco, ver a un artista presentar canciones que se convertirán en hitos de su carrera ante un público que todavía no las conoce, dando como resultado momentos divertidos como cuando antes de tocar el medley Young dice "normalmente la cago a la mitad porque no toco especialmente bien el piano... Pero como nunca la habéis escuchado antes posiblemente penséis que así es como va, así que da igual".
Otro de los alicientes de este disco es ver cómo transforma canciones que normalmente eran incendiarias explosiones eléctricas, como Ohio, Cowgirl In The Sand o Down By The River, en íntimas caricias acústicas propias de un cantautor. Y es que ante la definitiva prueba del algodón, con la canción en su esqueleto mínimo, Young demuestra su enorme talento como compositor, algo que se comprueba también con las excelentes Tell Me Why, Don't Let It Bring You Down o Helpless, más cercanas a su espíritu original.
El disco se cierra con una versión de ocho minutos de Sugar Mountain, una de las primeras canciones que compuso y que grabó con Buffalo Springfield. En ella Young demuestra su maestría como intérprete, alternando la canción con historias sobre cómo la compuso, diciendo que en su versión original tenía 123 versos y cómo le costó reducirla a su estado final, para luego pasar a cantar los que considera los peores de la versión original, logrando la complicidad de un público al que luego pide una ovación para William Shakespeare...
En definitiva, una nueva oportunidad de escuchar, y ver, a uno de los colosos de la música popular en uno de los mejores momentos de su carrera.