Los 10 mejores solos de Prince

Por Sergio Ariza

Prince lo hacía todo y lo hacía todo bien, podía componer, producir, arreglar, cantar y tocar casi cualquier instrumento posible y además hacerlo de la mejor manera posible. Como decía Sheryl Crow podía tocar el piano como Chick Corea o Herbie Hancock, pasar al bajo y tocar como Larry Graham, y luego tocar la guitarra como Jimi Hendrix o Buddy Guy. Posiblemente ese hecho, además de su extravagante apariencia, haya hecho que Prince esté totalmente infravalorado como guitarrista. Así que desde Guitars Exchange queremos rendirle tributo rescatando al Prince guitarrista con 10 de sus mejores solos de todos los tiempos, sabiendo que dejamos fuera cosas tan interesantes como Why You Wanna Treat Me So Bad?, Computer Blue, She's Always On My Hair, Interactive o Screwdiver.  

Bambi
 

El frenesí guitarrero de Bambi apareció en 1979, en su segundo disco, llamado simplemente Prince. Un álbum en el que, como en su debut, el de Minneápolis se encargaba de componer, arreglar, producir, tocar y cantar todo lo que aparecía en el mismo. Un logro bastante increíble para alguien que acababa de cumplir 21 años. Puede que todavía más increíble sea ver como a estas alturas ya es todo un maestro de las seis cuerdas, incendiando esta canción con un brutal riff y un par de increíbles solos sucios, con increíbles 'bends' y un vibrato lujurioso que se adapta a la perfección a su letra sobre un hombre que implora a una chica lesbiana que se vaya a la cama con él. Si el sexo tiene un sonido, bien podría ser el de la guitarra de Prince. En esta época todavía no habían llegado las míticas guitarras customizadas, ni siquiera su famosa réplica de Telecaster, Hohner, siendo la guitarra que solía utilizar por aquel entonces una Gibson L6-S Deluxe, posiblemente por la influencia de uno de sus ídolos, Carlos Santana.
 

 

Purple Rain (Estudio y Live 1985)
 

Cuando murió Prince comenzó a circular una historia falsa por Internet en la que se le atribuía a Eric Clapton una contestación que ya se le había atribuido antes a Hendrix con otros nombres (también falsa). Se decía que un periodista le había preguntado "¿Qué se siente al ser el mejor guitarrista vivo?", y Clapton contestaba: "No lo sé, pregúntale a Prince". La historia, como decía, es falsa pero podría haber sido verdad y es que Clapton adoraba a Prince. Es más su canción favorita de todos los tiempos, por encima de cualquiera de Robert Johnson, Muddy Waters o Freddie King, era Purple Rain. Así que algo tendrá esta canción, y este guitarrista, para conseguir semejantes elogios.

Purple Rain
es uno de sus muchos homenajes al 'Salvaje Ángel Azul', o lo que es lo mismo, Jimi Hendrix. Prince canaliza al de Seattle y entrega su canción más recordada en una toma en directo grabada el 3 de agosto de 1983, la primera vez que la guitarrista rítmica Wendy Melvoin, de 19 años, tocaba en directo con The Revolution, la banda de acompañamiento de Prince, es ella la que toca los acordes con su Rickenbacker 330 púrpura fuertemente modificada, pero es Prince el que termina brillando con su increíble y melódico solo, alternando fraseos rápidos con temas repetidos y fácilmente tarareables que hacen de Purple Rain una de las grandes canciones de la historia. A pesar de que en la película del mismo nombre Prince aparece tocando su mítica guitarra Cloud, la mayoría del disco, incluyendo esta canción, se grabó con su Hohner Telecaster, diseñada por H.S. Anderson, posiblemente conectada a uno de sus queridos amplificadores Mesa/Boogie Mark II. La canción se convertiría en fija en su repertorio y tendría increíbles versiones como la de la gira de 1985, donde se iba casi a los 20 minutos de gloria guitarrística. En un bonito guiño del destino fue la última canción que interpretó en directo delante de una audiencia, siendo la canción con la que terminó su último concierto el 14 de abril de 2016, una semana antes de su muerte.
 



Let’s Go Crazy
 

Let's Go Crazy
es la canción que abría tanto el disco como la película que convirtieron a Prince en una superestrella a nivel mundial. No podía haber elegido mejor carta de presentación, un órgano como el que se escucha en los funerales, acompañado por una especie de elogio hacia la vida por parte de Prince. Luego la canción despegaba como un cohete hasta llegar a dos solos increíbles en los que el artista anteriormente conocido como el puto amo de los 80 demostraba que podía mirar cara a cara a cualquiera de los 'shredders' que poblaban la década. Pero aparte de su increíble velocidad, Prince ponía también todo el sentimiento, haciendo que cada nota fuera importante y no solo una simple demostración de pericia técnica. En el primer solo emplea todo el arsenal de sus queridos pedales Boss, incluyendo con seguridad el BF-2 Flanger, mientras que en el segundo usa también el Dunlop Crybaby Wah, en el que posiblemente sea uno de sus solos más alocados (y recordados).
 



When Doves Cry
 

Uno de los singles pop más extraños de la historia de la música, también uno de los mejores. Una canción que se abre con un distorsionado solo psicodélico, en el que utiliza el Boss OC-2, y da paso a una caja de ritmos Linn LM-1 sobre la que Prince canta la melodía. No hay bajo, ni casi ningún adorno más, aun así es absolutamente irresistible, al final vuelve la guitarra, su Hohner, con otro excelso solo lleno de distorsión en el que se puede escuchar todo el dolor de la letra, dando paso a un solo final con un sintetizador que, por supuesto, también toca él.  

 

Paisley Park
 

¿Se imaginan cómo hubiera sonado Sgt. Pepper’s si Hendrix hubiera sido su guitarrista? Pues puede que Paisley Park sea la respuesta. La canción, incluida en el psicodélico Around The World In A Day, terminaría dando nombre a la mansión/estudio del artista en Minneápolis. Cuenta con un excelente arreglo de cuerdas y los coros de Wendy & Lisa, pero el resto es responsabilidad de Prince, incluido el solo final, que incomprensiblemente se corta en el video que se realizó para la canción. Eso sí para escuchar mejor sus florituras con las seis cuerdas la mejor versión que existe es la extendida en el single de 12 pulgadas en el que la guitarra pasa a primer plano y tiene un momento de lucimiento al principio. Fue de las primeras canciones que se grabaron tras Purple Rain y puede que sea una de las primeras grabaciones en las que utilizó su icónica guitarra Cloud, un instrumento 'custom' que le diseñó el lutier Dave Rusan para la película. Al principio iba a ser un simple accesorio para la película pero a Prince le temrinó gustando tanto que se la llevó de gira y se convirtió en su guitarra principal durante los siguientes años, siendo la primera una blanca a la que se sumarían otras en distintos colores.
 



I Could Never Take The Place Of Your Man
 

Sign O’ The Times
puede que sea la gran obra maestra de Prince, publicado en 1987 era un doble disco donde pudo dar rienda suelta a todo su talento, había funk, gospel, rock, soul, folk, pop y marcianadas que solo podían salir de su imaginación. Tras el periodo de The Revolution, volvía a sus inicios y se encargaba de hacer todo él mismo, incluido volver a demostrar sus grandes dotes como guitarrista, como se puede demostrar en I Could Never Take The Place Of Your Man, una gran canción con dos partes en la que Prince rechaza los avances de una chica que quiere algo más que una noche con él y en la que al final se destapa con un solo lírico, simple y altamente tarareable que da paso a la segunda parte, un instrumental en el que blues, funk y jazz se dan de la mano con su Cloud de protagonista.
 

 

The Cross (versión en directo)
 

Debo haber visto centenares de conciertos a lo largo de mi vida, de Bob Dylan a The Who, de Ray Davies a Guns N' Roses, de Al Green a Brian Wilson, de Neil Young a Paul Simon, de Pearl Jam a Arcade Fire, de Paul McCartney a Jerry Lee Lewis, de R.E.M. a Bruce Springsteen, de los Rolling Stones a Iggy Pop, de los Cure a Wilco, de Stevie Wonder a Elvis Costello y así hasta el infinito, pero no hay nada parecido a ver a Prince encima de un escenario. Aun así, he de reconocer que no lo vi en su cima, las giras de Sign O’ The Times y Lovesexy, en 1987 y 1988, el equivalente de poder ver a James Brown en el 70 o el 71 a los Who del 69 al 71, a Bob Dylan en 1966, a Neil Young casi en cualquier momento. Un artista en pleno apogeo dando lo mejor de sí mismo. En esas giras no faltaba nunca su cita con The Cross, una sencilla canción de dos acordes, cercana al folk, en la que Prince terminaba encendido con su Cloud, casi como si rezara en pleno éxtasis guitarrístico.
 



Just My Imagination
 

Prince era un adicto absoluto a la música, en su periodo de apogeo no solo grababa cientos de canciones (muchas de las cuales todavía no han visto la luz) sino que después de los conciertos solía buscar un pequeño club de la ciudad donde tocara y organizar una nueva actuación para unos pocos elegidos donde daba rienda suelta a versiones distintas de sus propios temas, a 'jams' improvisadas o a versiones de canciones que le gustaban. Entre los seguidores de Prince el más conocido es el que dio en el club Paard van Troje de La Haya el 19 de agosto de 1988, que se convertiría en uno de los discos piratas más buscados por los coleccionistas, Small Club. Un triple disco en el que se encontraba esta rendición del clásico de los Temptations en el que Prince interpreta uno de los mejores solos de su carrera, a partir de los dos minutos y 33 segundos, desatando la tormenta perfecta, por supuesto, púrpura. Una de las cimas emocionales de su carrera.
 

 

Peach
 

Say hello, to the wild blue angel!” era una frase a la que recurría en sus conciertos Prince cuando era poseído por el espíritu de Hendrix, algo que también se le podría aplicar a esta canción, publicada en 1993, fuera de su mágico reino de los 80 pero que nos sirve como prueba de que Prince como guitarrista nunca sufrió un bajón, como sí lo tuvo en sus composiciones, la Cloud, en esta ocasión amarilla, seguía suturando magia. Años después Rod Stewart haría una versión de esta canción con Slash a la guitarra, pero palidece en comparación con la original.
 



While My Guitar Gently Weeps
 

En el año 2004 el Salón de la Fama del Rock and Roll tuvo a bien inducir entre sus miembros a Prince y a George Harrison. El productor de la gala le pidió al primero que tocara la guitarra en el homenaje que estaba planeando para el segundo. Este aceptó encantado y llegó al ensayo. Allí estaban los dos ex compañeros de Harrison en los Travelling Wilburys, Tom Petty y Jeff Lynne, además del hijo de Harrison, Dhani o Steve Winwood. Comenzaron a tocar y cuando llegó el turno del solo, Marc Mann, el guitarrista de Lynne recreó el famoso solo de Clapton en While My Guitar Gently Weeps nota por nota. Al final cuando iba a tocar Prince volvió a tocar lo mismo, Gallen se quedó preocupado pero Prince le dijo que no se preocupase, que todo iba a salir bien, Mann tocaría el primer solo en su Stratocaster y el se encargaría del final. Al día siguiente comenzó la interpretación y Prince se quedó en un discreto segundo plano, fuera de los focos, pero a los tres minutos y medio da un paso al frente y roba el espectáculo con uno de los solos más increíbles de la historia. Petty recuerda que podía sentir la electricidad de las grandes ocasiones flotando en el aire pero la confirmación absoluta llega con la cara de felicidad de Dhani Harrison, el vivo retrato de su padre, sin dar crédito a lo que estaba viendo. Pero el golpe de gracia llega al final, tras dejar a todo el mundo boquiabierto Prince lanza su Hohner al aire y sale del escenario sin que esta llegue a caer nunca. Magia en estado puro.

  

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