Los 10 mejores solos de Robbie Robertson

Por Sergio Ariza

45 años después de The Last Waltz, desde Guitars Exchange hemos decidido aprovechar la ocasión para repasar nuestros 10 solos favoritos de la carrera de Robbie Robertson, uno de los nuestro guitarristas favoritos, ya sea a las órdenes de Bob Dylan y Ronnie Hawkins o comandando a sus inolvidables The Band. 

Ronnie Hawkins - Who Do You Love? (1963)
 

Durante unos meses de 1960 Roy Buchanan fue el guitarrista principal de Ronnie Hawkins, un poco antes Robbie Robertson había entrado en los Hawks como bajista. Robertson no había cumplido todavía los 17 años pero absorbió como una esponja muchos de los trucos de Buchanan, como los famosos ‘pinch harmonics’, logrando adelantarse por unos meses como el primer guitarrista en grabarlos, en la versión de Furhter Up On The Road de los Hawks, grabada a finales de 1961 cuando Robbie ya se había hecho cargo del puesto como guitarrista principal de la banda. Pero su mejor trabajo a la guitarra para Hawkins llegaría a comienzos de 1963 cuando grabaron su conocida versión del Who Do You Love? de Bo Diddley. Para entonces la formación de los Hawks ya albergaba a todos los futuros miembros de The Band en sus filas, el batería Levon Helm (que llevaba con Hawkins desde 1957), Robertson como guitarrista principal, Rick Danko al bajo, Richard Manuel al piano y Garth Hudson al órgano, además de Jerry Penfound a los vientos. Con solo 19 años, Robertson y su Telecaster entran a formar parte de la historia del rock con el solo más salvaje y sucio nunca puesto en un 45 revoluciones hasta la fecha y un estilo en el que se juntan sus maestros, como Buchanan, con la autenticidad de un Hubert Sumlin.
   

    

Levon & The Hawks - Honky Tonk (1964)
 

A finales de 1963 los miembros de los Hawks habían sobrepasado claramente a su maestro, Ronnie Hawkins, así que decidieron volar en solitario. La banda quería probar de todo musicalmente, del rock al soul, pasando por el blues, este Honky Tonk, grabado en 1964, es una perfecta prueba de una banda con una increíble energía, con Richard Manuel en su mejor modo Ray Charles y Robbie Robertson entregando un conciso y picante solo a partir del minuto y medio.
   

    

John Hammond - Down In The Bottom (1965)
 

Grabado a finales de 1964, a pesar de que no se publicó hasta el 14 de junio del año siguiente, So Many Roads es un disco muy importante en la evolución del blues rock, la adaptación blanca del vibrante blues de Chicago. Y es que para este disco John Hammond Jr. contó con tres miembros de los Hawks, con los que se había quedado prendado tras verlos en Toronto, Levon Helm a la batería, Garth Hudson a los teclados y Robbie Robertson como principal protagonista a la guitarra principal. El canadiense estaba en tal estado de forma que un joven Michael Bloomfield, que también participó en la grabación, se pasó al piano, mientras que el gran Charlie Musselwhite les acompaña en la armónica. Una formación de lujo que lo clava en canciones como este Down In The Bottom donde destaca un Robertson desatado. Más allá de la alta calidad del disco podemos ver su importancia en el hecho de que Hammond invitara a su buen amigo Bob Dylan a que viera la grabación y la próxima vez que este entrara en un estudio de grabación, enero de 1965, lo haría con sus propios músicos eléctricos. Además en diciembre de ese mismo año 64, Bloomfield entraría en la Paul Butterfield Blues Band, dando el pistoletazo de salida al 'revival' blues entre los jóvenes blancos.
   

    

Bob Dylan - Leopard Skin Pill Box Hat (1966)
 

Tras grabar sus dos primeros discos eléctricos y escandalizar al público folk en el el Festival de Newport, Bob Dylan se quedó sin el guitarrista Mike Bloomfield, que decidió seguir con la Paul Butterfield Blues Band. Así que se acordó de Robertson y le invitó a su banda, este le convenció también para llevarse a Levon Helm como batería y, al poco, tiempo, Dylan estaba trabajando con los Hawks al completo. Su primera gira juntos comenzó por EEUU en octubre de 1965, la reacción de la audiencia seguía siendo hostil, pero Dylan y su banda estaban poniéndose a punto a la perfección. En medio de la gira, el 30 de noviembre, entraron en el estudio para grabar la magistral Can You Please Crawl Out Your Window?, una de las canciones más potentes del artista. Por esas mismas fechas el batería Levon Helm abandonó la gira, cansado de los abucheos. Se perdería uno de los momentos más míticos de la historia del rock & roll, la gira mundial de Dylan y los Hawks durante la primera mitad de 1966, al mismo tiempo que Dylan grababa uno de los discos más míticos de su trayectoria, Blonde On Blonde. Lo curioso del caso es que Dylan decidió irse a grabarlo a Nashville, con músicos de allí, llevándose solo a Al Kooper, el hombre que había tocado el órgano en Like A Rolling Stone, y a Robbie Robertson que le agradecería la confianza con un trabajo espectacular en canciones como este Leopard Skin Pill Box Hat, grabada el 10 de marzo de 1966, donde entrega otro explosivo solo. Como curiosidad podemos añadir que en los primeros compases es el propio Dylan el encargado de hacer un rudimentario solo, hasta que entra Robertson con la fuerza de un huracán sacando brillo a su mítica Telecaster.
   

    

Bob Dylan - Like A Rolling Stone (En directo el 17 de mayo de 1966) 
 

Pero habíamos dejado a Dylan y los Hawks a punto de partir para su mítica gira de 1966, la primera parte de la misma fue por EEUU y Canadá, luego pasaron a Australia y, finalmente, el 29 de abril llegaron a Europa. Para ese momento, el concierto seguía estando dividido en dos partes, una primera acústica con Dylan cantando con el único acompañamientos de su Gibson Nick Lucas Special y su armónica, y una segunda eléctrica, acompañado por los Hawks, con Mickey Jones sustituyendo a Helm en la batería. La fuerza y la compenetración a la que habían llegado en ese momento Dylan y su banda era absolutamente telepática, el culmen de ese "sonido mercurial" que Dylan escuchaba en su cabeza, con Robertson haciendo poderosos solos que pasan a formar parte de la canción, como si fueran conversaciones con sus poéticas letras. El mejor sonido rock que se hubiera escuchado hasta la fecha (y puede que desde entonces) se dio de bruces contra la incomprensión del público folk más ortodoxo que le acusaba de vendido. El momento más recordado llegó el 17 de mayo de 1966 en Manchester, aunque pasaría a la historia como el concierto del Royal Albert Hall de Londres. Antes de comenzar la última canción alguien gritó: "¡Judas!" a lo que un cabreado Dylan respondió "No te creo, eres un mentiroso", luego se dio la vuelta hacia los Hawks y les dijo "Tocad lo más alto posible", antes de lanzarse como kamikazes hacia la más gloriosa versión jamás tocada de Like A Rolling Stone. Dylan no canta la letra, la escupe, tocando con su Telecaster negra prestada por Robertson. Este le hace caso a su jefe y entrega su solo definitivo al final, una amalgama de notas que salen de su Telecaster Blonde del 59 a través de un Fender Bassman como disparos de metralleta dispuestos a ganar conversos para el rock & roll.
   

    

The Band - To Kingdom Come (1968)
 

Tras la famosa gira de 1966 Dylan tuvo un grave accidente de motocicleta y se retiró a Woodstock con su mujer para vivir una vida familiar. En febrero de 1967 invitó a los miembros de los Hawks para trabajar en nuevas canciones. Sería allí, en una casa rosa que compartían Manuel, Danko y Hudson, a la que apodaban The Big Pink, donde los Hawks se convirtieron en The Band y comenzaron a grabar su mítico primer disco, además de las famosas Basement Tapes junto a Dylan. El espíritu era de vuelta a los orígenes, a la música rural y en ello tuvo mucho que ver el nuevo enfoque de Robertson a la guitarra, menos inclinado a destacar y mucho más a ayudar a la canción con menos notas, en el mejor modo Steve Cropper. Levon Helm volvió a la banda y las canciones comenzaron a salir con fluidez, con Robertson como principal compositor. Este To Kingdom Come es la única canción en la que, además, canta en el disco. Se puede comprobar en su solo un estilo más calmado pero igualmente influyente, algo que se reflejaría, por ejemplo, en el Abbey Road de los Beatles, siendo George Harrison un ávido fan de la banda.
   

    

The Band - King Harvest (Has Surely Come) (1969)
 

Si el primer disco de The Band fue una revolución el segundo fue una revelación, algo casi divino. Convirtiéndose en el disco en el que se miraría la música de raíces o 'Americana' desde entonces. Robertson se doctoró como compositor en este disco, escribiendo o co-escribiendo las 12 canciones del disco, gemas como Across the Great Divide, Rag Mama Rag, The Night They Drove Old Dixie Down o Up on Cripple Creek. Pero puede que dejara lo mejor para el final, con el magistral cierre con King Harvest (Has Surely Come), una canción que termina con uno de sus solos más icónicos, en una nueva lucha entre el guitarrista y el compositor, en el que parece pelear contra su propio ego. Si hacemos caso al maravilloso video, grabado en 1970, de su versión en directo puede que lo grabara con su Gibson ES-335.
   

    

The Band - Jemima Surrender (1969)
 

La influencia de los dos primeros discos de The Band en el rock fue enorme pero puede que el que más la sintiera fuera Eric Clapton que tras escucharles decidió que había llegado el momento de dejar Cream e incluso coqueteó con la idea de unirse a ellos. Escuchando el solo de Robertson en este Jemima Surrender de su segundo disco, uno ve en su economía de notas la tremenda influencia que The Band, y Robertson en particular, tuvieron en el primer disco en solitario de 'Mano Lenta'.
    

     

The Band - Life Is A Carnival (1971)
 

The Band nunca alcanzaría las cotas de esos primeros discos pero el resto de su discografía está llena de grandes momentos, como este Life Is A Carnival que abría Cahoots, el cuarto disco de la banda. Es una canción construida sobre un arreglo funky del gran Allen Toissant que le da un sabor a Nueva Orleans con el que juega Robertson en su solo, mezclado entre los criollos, y humeantes, vientos.
   

    

The Band - It Makes No Difference (1975)
 

Northern Lights – Southern Cross
, editado en noviembre de 1976, fue el último gran disco de The Band antes de su concierto de despedida, The Last Waltz, grabado justo un año después. Es evidente que hay que contar a It Makes No Difference entre los grandes clásicos de la banda, desde la increíble voz principal de Rick Danko hasta los increíbles solos de Robertson y Hudson, a la guitarra y el saxo respectivamente. En concreto el solo de Robertson es uno de los más dramáticos de su carrera, sacando puro dolor de las cuerdas de su Strato roja (la misma que luego bañaría en bronce y pasaría a la historia en The Last Waltz). Es un solo increíble en el que vuelve a hacer uso de los 'pinch harmonics' y que le sienta como un guante a una canción que parece la definición de un corazón roto.