Las 10 mejores canciones de Van Morrison

Por Sergio Ariza

George Ivan Morrison tiene una de las gargantas más privilegiadas de la música popular de la segunda mitad del siglo XX y, más importante, el talento suficiente para crear un material a la altura de tan privilegiado instrumento. Desde sus inicios como feroz cantante de R&B al frente de Them hasta sus incursiones en el folk o el soul, su carrera está plagada de grandes canciones de las que hemos elegido nuestras diez favoritas. 

Brown Eyed Girl (1967)
 

A mediados de 1966 Them dejó de existir y su cantante principal, Van Morrison, volvió a Belfast a buscarse la vida por solitario. Cuando el productor Bert Berns, con el que ya había colaborado en Here Comes The Night, le llamó para ficharle, para su sello Bang Records, no lo dudó un instante y cruzó el Atlántico para llegar a Nueva York y firmar lo primero que le pusieron delante. No fue una decisión especialmente sabia, y aquel contrato le iba a traer varios quebraderos de cabeza, posiblemente el más importante fuera el que cuando Morrison grabó el 28 de marzo de 1967 la que posiblemente sea la más conocida, y mejor, canción de su carrera, Brown Eyed Girl, el músico no iba a ver un duro de una de las canciones más escuchadas de la historia. Normal que no la tenga mucho aprecio y piense que ha grabado 300 canciones mejores, aunque sea evidentemente falso. Esta canción es una maravilla, con su contagioso ritmo de calypso, la inmortal garganta del león de Belfast llena de juvenil lujuria y unos músicos de sesión absolutamente colosales, entre ellos las Sweet Inspirations en los coros o Eric Gale y Hugh McCracken a la guitarra, siendo posiblemente este último el encargado de realizar esa maravillosa parte principal, desde la introducción a cómo va coloreando el resto de la canción.
     

      

Into The Mystic (1970)
 

En la carrera de Van Morrison hay dos discos absolutamente magistrales, Astral Weeks y Moondance, y esta lista está plagada de canciones de ambos. Puede que Astral Weeks sea el más misterioso y especial pero Moondance es mi preferido. Entre sus 10 maravillosas canciones ésta es mi favorita. Cuenta el batería Gary Mallaber que cuando Morrison cogió su Guild D-50 y comenzó a cantar Into The Mystic se le erizó el vello de la emoción, y eso que ya había escuchado la canción. Y es que esa canción es el corazón del disco, una emocional mezcla de folk celta y soul, de guitarras acústicas, el fundamental John Platania le acompaña aportando maravillosos contrapuntos con su Ovation Balladeer, y vientos, que imitan la sirena de niebla de la que habla la letra. Una canción etérea sobre la que sobrevuela la mejor voz blanca del rock, más allá de Elvis.
     

     

Gloria (1964)
 

Antes de lanzarse en solitario Van Morrison había liderado a la respuesta irlandesa a los Rolling Stones, los imparables Them, autores de una buena colección de clásicos que también podrían aparecer por aquí, canciones como Baby Please Don’t Go, Here Comes The Night, Could You Would You o su versión del It’s All Over Now Baby Blue de Dylan. Pero si hay una canción que destaque por encima de todas es la inmortal Gloria, la canción que todos los grupos de garaje metieron en su repertorio, tres acordes y un Van Morrison desatado ante el desenfreno que le provoca su chica, con la que alcanza eso que promete su nombre, la gloria. El rock & roll es básicamente esto. Eso sí, en las primeras grabaciones de Them lo único insustituible era la inimitable voz de Morrison y solían aparecer varios músicos de sesión, entre ellos un tal Jimmy Page que seguro que metió su Les Paul Custom del 60 en Baby Please Don’t Go pero al que la leyenda también coloca en esta canción, y nosotros, como John Ford, ante la duda siempre imprimimos la leyenda…
     

       

Madame George (1968)
 

Si Into The Mystic es mi canción preferida de Moondance, Madame George lo es de Astral Weeks, uno de los discos más especiales de la historia del rock. Van Morrison estaba escaldado de su experiencia con Bang Records y acababa de firmar con Warner, tenía una colección de bocetos de canciones realmente poéticos que cantaba con su guitarra acústica, posiblemente su Guild. Cuando llegó al estudio el productor había traído un grupo de músicos con raíces jazz, entre ellos el que ejercía de líder, el bajista Richard Davis, que había tocado con Eric Dolphy, el batería del Modern Jazz Quartet o el guitarrista Jay Berliner que había participado en el sobresaliente The Black Saint And The Sinner Lady de Charles Mingus. Morrison les dio total libertad para que tocaran lo que sintieran y el resultado es uno de los discos más bellos de la historia. Basten estos nueve minutos de magia y hechizo para probarlo.
      

       

Caravan (1974)
 

Otra de las mejores canciones de Moondance y una de las preferidas por el propio Van Morrison que no dudó en utilizarla en su mítica aparición en El Último Vals de The Band. Eso sí, puede que la mejor versión de esta explosiva canción sea la que aparece en el primer disco en directo de su carrera, el notable It’s Too Late To Stop Now, grabado en 1973 y publicado en 1974, junto a la Caledonia Soul Orquestra, una banda que se sale en el arreglo de esta canción, el momento en el que las cuerdas siguen a los vientos es uno de los mejores de la carrera de Morrison, que da el do de pecho vocalmente después del arreglo de cuerdas y la presentación de la banda.
     

       

Cyprus Avenue (1968)
 

Otra de las cimas de Astral Weeks, la canción que se convertiría en el mítico cierre de sus conciertos en los primeros años 70 y que posiblemente sea otro de los momentos más hermosos de su carrera, con su voz acompañada por su guitarra acústica, el increíble bajo de Richard Davis, un clavicordio, una flauta y unas cuerdas, aunque estas últimas se añadieron posteriormente. Morrison se desnuda el alma mientras habla de su infancia en Belfast, totalmente poseído, como si las palabras que canta le llegaran en ese momento al cerebro, transmitidas por la más bella de las musas.
      

         

Astral Weeks (1968)
 

La canción que daba título, y abría, el disco más mítico de su carrera es una perfecta prueba del relajado ambiente que se consiguió en el estudio, con Morrison interactuando a la perfección con el grupo de músicos de jazz que pusieron a su disposición. Como declararía más adelante el guitarrista Jay Berliner: “Lo que más me llamó la atención fue el hecho de que nos permitiera improvisar. Estábamos acostumbrados a tocar con partitura, pero Van simplemente nos tocaba las canciones con su guitarra y luego nos decía que siguiéramos adelante y tocáramos exactamente lo que sentíamos. Yo tocaba mucho la guitarra clásica en esas sesiones y era muy inusual tocar la guitarra clásica en ese contexto”.
       

         

Jackie Wilson Said (I'm In Heaven When You Smile) (1972)
 

Su homenaje al cantante soul Jackie Wilson es su canción más tarareable tras Brown Eyed Girl. Publicada en su notable sexto disco, Saint Dominic's Preview, la canción parte de una de las canciones más famosas de Wilson, Reet Petite, y fue grabada, milagrosamente, en una primera toma el 29 de enero de 1972.
      

       

Moondance (1970)
 

La canción que daba título a mi disco favorito del artista es una perfecta combinación entre acordes jazz y estribillos perfectos, una canción que podría pasar por una gema perdida de Cole Porter u otro de los grandes del American Songbook y que Frank Sinatra podría haber metido en su repertorio sin problema. Es también otra de las canciones favoritas del propio Van The Man, que la ha convertido en la canción más habitual en su repertorio en directo.
      

       

Bright Side Of The Road (1979)
 

El segundo estribillo más certero de su carrera, tras el de Gloria, llegó cuando el cantante llevaba más de 15 años de carrera. En concreto en 1979, dentro de su decimoprimer disco en solitario, Into The Music. La canción era una optimista respuesta al clásico soul de James Carr, The Dark End Of The Street, compuesto por Dan Penn y Chips Moman. Nuevamente el cáustico cantante es capaz de transmitir toda la alegría de vivir posible en una canción luminosa.
     

       

Extra:
 

The Rebels (2021)

Van Morrison siempre ha sido un tipo agrio y con mal humor, pero con la vejez le está llegando a niveles insoportables. No contento con sus diatribas y sus canciones (bastante regulares, siendo amables) contra el confinamiento durante los peores meses de la pandemia del COVID-19, ahora se junta con Eric Clapton, que se ha convertido en furibundo antivacunas, para declarar que son los únicos rebeldes sueltos en el mundo. Dos multimillonarios demostrando su desconexión con el mundo y con la realidad y, por una vez, haciendo bueno ese dicho que dice que “cualquier tiempo pasado fue mejor”…
    

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