Joey Santiago, el arma secreta de los Pixies

Por Sergio Ariza

Perfilando el sonido del rock alternativo

Joey Santiago
es el arma secreta de los Pixies, el hombre callado que sin aspavientos le daba el toque sonoro perfecto a las canciones de su amigo Black Francis para que él y Kim Deal pudieran brillar en primera línea. Con una Les Paul a cuestas este filipino perfilo el sonido del rock alternativo que conquistaría al mundo en los 90 gracias a Nirvana y Smells Like Teen Spirit, una canción que surgió, en palabras del propio Kurt Cobain, como "un plagio descarado del sonido de los Pixies".
   

Santiago nació en Manila, Filipinas, un 10 de junio de 1965 pero en 1972 sus padres emigraron a EEUU, primero a Nueva York y, finalmente, a Massachussets. En su país natal ya había descubierto a los Beatles, aunque su canción favorita de la banda estaba lejos de ser uno de sus grandes éxitos, se trataba de Savoy Truffle, de la que le encantaba como Harrison utilizaba la guitarra para emular el taladro del dentista. A los 9 años comenzó a tocar la guitarra y a los 13 atendió el concierto que más le marcó, uno de AC/DC. Santiago se acercó pronto al lugar en el que tocaban para ver si podía colarse y conocer a Angus Young, pero cuando le echaron de allí descubrió una biblioteca en la que tenían un plato y varios discos para escuchar. Allí descubriría a Wes Montgomery o Joe Pass, cogiendo cosas de ellos para su propio estilo.
    

     

Con el tiempo descubrió el punk y se compró una Ovation Viper pero cuando se graduó del instituto y comenzó las clases en la Universidad de Massachusetts Amherst en 1983 no se la llevó consigo. No esperaba encontrarse muchas almas afines allí, pero se equivocaba, su compañero de habitación, un rechoncho chaval llamado Charles Thompson, tenía una guitarra acústica y estaba comenzando a escribir sus propias canciones. Los dos conectaron inmediatamente y Santiago le introdujo en el punk y Bowie. Al siguiente semestre la Ovation ya estaba allí y los dos comenzaron a tocar juntos, Thompson escribía las canciones y Santiago las coloreaba con su guitarra, un arreglo que continuaría por el resto de sus vidas. De estos primeros tiempos procede el identificable riff de U-Mass, pero en 1985 Thompson se marchó a estudiar español a Puerto Rico, tras seis meses sin saber de él, Santiago recibió una carta: "Tenemos que hacerlo, ahora es el momento, Joe, tenemos que perseguir nuestros sueños". Los Pixies habían nacido.
     

Tras su vuelta ambos abandonaron la universidad y se marcharon a Boston, allí en enero de 1986 Santiago abrió un diccionario por una página al azar y les dio nombre tras leer la definición de Pixies, "pequeños elfos traviesos". Al poco pusieron el mítico anuncio en el que buscaban un bajista al que le gustase "Husker Dü y Peter, Paul & Mary". La única que contestó aquel anunció fue Kim Deal que fue la que recomendó a David Lovering para la batería. Fue en el garaje de los padres de éste último donde comenzaron a practicar, al poco estaban tocando por los bares de la zona. Thompson decidió buscarse un seudónimo como Iggy Pop y pasó a llamarse Black Francis, también se compró una Telecaster American Standard de los 80, adelantándose a Santiago que también quería esa guitarra desde que la viera en la portada del Born To Run. Así que se decantó por una Mustang pero cuando Kim Deal llevó una Les Paul de los 70 a uno de los ensayos, Santiago la empezó a tocar y quedó fascinado con su vibrato, había encontrado su guitarra, eso sí, Deal recuperó la suya y Santiago se compró la más barata con el cuello fino que le gustaba, una Goldtop Classic. Cuando la enchufó a su Peavey Special la banda (y todo el rock alternativo) encontraron su sonido definitivo.
       

        

En una ascensión meteórica en uno de esos primeros conciertos alguien ya les vio el potencial suficiente para grabarles una maqueta, The Purple Tape, que llegaría a la mesa del jefe de 4AD. Era marzo de 1987 y de allí saldría su EP de debut, el influyente Come On Pilgrim. Aquello se abría con Caribou que es como una mini representación de todo lo que hacía grandes a los Pixies, la dinámica calmado/fuerte (que luego se apropiarían Nirvana, Smashing Pumpkins o los Radiohead de Creep), las surrealistas letras de Francis, los increíbles coros de Kim Deal y, por supuesto, el excelente trabajo a la guitarra de Santiago. Su Les Paul proporciona maravillosas texturas a la canción durante las estrofas, dándole el filo y el mordiente en el estribillo. El Ep también contenía otros clásicos de la banda como Isla De Encanta, Vamos o Levitate Me, una canción, que según Santiago, era su particular forma de sonar como Don’t Fear The Reaper, claro que eso sería si los Blue Oyster Cult fueran una banda punk llegada del espacio exterior...
       

        

Podía sonar extraño pero aquel excitante sonido tenía un público, en el Reino Unido, el país en el que se editó el EP fue un éxito considerable y la banda encontraría un público mucho más receptivo en Europa que en su país natal. Lo siguiente que hicieron fue encerrarse diez días en el estudio con Steve Albini como productor y grabar su primera larga duración, el imprescindible Surfer Rosa. Para este disco Francis había escrito una nueva tanda de canciones, una de ellas era tan especial que, nada más terminar de componerla, llamó a Santiago para que fuera a escucharla. Allí, en el apartamento del primero, le tocó los acordes de Where Is My Mind?, sin pensárselo Santiago enchufó su Les Paul y lo primero que tocó fueron esas pocas notas tan reconocibles que le dan el carácter angular a la canción. Lo tenían, no hacía falta darle más vueltas. Cuando la grabaron con Albini, Kim Deal ya había introducido esos increíbles coros y la canción ya sonaba al himno alternativo que siempre fue, con ese breve y eficaz solo en el que Santiago toca la escala menor sobre un acorde mayor.
     

Pero Surfer Rosa fue mucho más que su canción más recordada, era una obra maestra de principio a fin. Desde el increíble riff que abre Bone Machine; sobre la hipnótica línea de bajo de Deal, hasta el solo de la nueva versión de Vamos, en el que Albini cogió diversas frases de distintas tomas, y en el que Santiago intentó recuperar el espíritu aventurero del Hendrix de Star Spangled Banner, llegando a arrojar pelotas de tenis a la guitarra para probar diversas formas de aprovechar el muro de 'feedback'; la huella de la guitarra de Santiago está presente por todo el disco. Pero, a pesar de todo lo anterior, o contar con canciones como Gigantic, con Deal como compositora y vocalista, o River Euphrates, el disco siguió sin despuntar en los EEUU. Pero, con menos de dos años de vida, en 1988 comenzaron a aparecer bandas deudoras de su estilo, la historia de la Velvet Underground parecía que se volvía a repetir, pocos compraban sus discos pero todos aquellos que lo hacían terminaban formando una banda inspirada en ellos.
       

        

A finales de 1988 la banda volvía a los estudios de grabación por tercera vez en un periodo de menos de dos años para grabar su tercer trabajo, Doolittle, la obra maestra de la banda. Es el trabajo en el que mejor se conjuga su facilidad melódica más pop, con ejemplos nítidos como Here Comes Your Man o Monkey Gone To Heaven, con su parte más arisca y agresiva, como puede verse en Tame o Dead, es como si el productor Gil Norton tratara de conseguir el éxito comercial y ellos trataran de sabotearle. El disco es tan increíble que, después de escucharlo, dan ganas de comprarse una guitarra eléctrica y formar una banda, lo complicado es conseguir que te salgan canciones como Debaser, Here Comes Your Man, Monkey Gone to Heaven, Wave of mutilation, Hey o Gouge away, o que el sonido que saques de esa guitarra sea tan original como el de Santiago. La influencia de Hendrix vuelve a sobrevolar en la agresión de Tame, en Hey hace que su guitarra suene como si estuviera cantando sin palabras y en la versión de Wave Of Mutilation que aparece en la cara B de Here Comes Your Man, aparece una nueva influencia que se extenderá en el siguiente disco, el surf.
      

El disco fue el mayor éxito comercial de su carrera, entrando entre los diez primeros en el Reino Unido y colándose, por primera vez, entre los 100 más vendidos en EEUU, pero las relaciones en la banda se habían desgastado tanto que cuando se llegó al final de la gira, decidieron tomarse un breve respiro. El principal motivo de fricción eran las peleas entre Francis y Deal, con Santiago permaneciendo en un discreto segundo plano. Muchos han querido ver en estas fricciones y en la reducción del papel de Deal en la banda un bajón en su producción pero creo que Bossanova sigue estando al increíble nivel de sus primeros discos. Aquí las mutilaciones y el incesto dejan paso a los OVNIS, los alienígenas y el surf, y la guitarra de Santiago encuentra nuevas sonoridades buceando en este último género, pero las canciones siguen siendo una maravilla, como bien demuestran Velouria, la canción que mejor uso ha hecho del Theremin más allá de Brian Wilson y Good Vibrations, Dig For Fire, su particular homenaje a los Talking Heads, o Ana, una preciosidad en la que Santiago vuelve a la música surf con sus serpenteantes líneas de guitarra, cuatro años antes de que Tarantino la volviera a poner de moda con Pulp Fiction. La Les Paul sigue siendo su guitarra favorita, además ahora cuenta con una Black Beauty, pero ha sumado también una Gibson ES-345 con Bigsby a su arsenal sonoro, además de pasarse a Marshall en los amplificadores.
       

        

En 1991 llegó su quinto trabajo en cinco años, Trompe Le Monde, un disco mucho más agresivo sonoramente, como prueba la tremenda Planet Of Sound o la recuperada U-Mass. Es otro acierto para una banda que parecía imposible que sacara un disco que bajara del notable alto, pero justo en el momento en el que su sonido se hizo con el mundo y sus herederos comenzaron a vender discos a millones, hablamos de Nirvana, Pearl Jam, Smashing Pumpkins o Weezer, Black Francis decidió que había tenido suficiente y decidió poner fin a la mítica banda enviando un fax a Deal y Lovering para comunicárselo. Al único al que llamó personalmente fue a Santiago, fiel a su espíritu alejado del histrionismo, cuando colgó el teléfono le comunicó a su esposa, "los Pixies han dejado de existir" y siguió con su vida.
      

Su guitarra seguiría apareciendo en los discos en solitario de Francis, ahora Frank Black, y volvería a ser el héroe en la sombra cuando se reunieron en 2004, pero si quieren buscar la clave de su tremenda influencia busquen en esos primeros cinco trabajos de los Pixies y vean como su trabajo en las sombras influyó enormemente en toda una generación de guitarristas. Y cuando la gente diga que una canción suena a los 90, sepan que posiblemente sea porque recuerde a algo que ya hizo la Les Paul de Joey Santiago en los años 80...
       

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