Maximum R&B

Por Sergio Ariza

El debut de una de las bandas más arrolladoras que ha existido es tan impetuoso e intenso como cabría esperar. Puede que del gran póker de ases de los grupos que encabezaron eso que se dio a conocer como ‘Invasión Británica’, véase Beatles, Rolling Stones, Kinks y los propios Who, el estreno de los de Pete Townshend fuera el más logrado de los cuatro. Y es que el cuarteto ya entrega buena prueba de todo aquello que les haría grandes, la vertiginosa batería de Keith Moon, la poderosa voz de Roger Daltrey, el virtuosismo de John Entwistle y las magníficas composiciones de Pete Townshend, con dos gemas absolutas como My Generation y The Kids Are Alright.     

      

Los Who fueron el último grupo en aparecer de esa primera ola británica pero su llegada fue como una explosión, si los Beatles, los Stones y los Kinks venían de Chuck Berry y Little Richard, los Who, como buenos Mods, se decantaban por James Brown y el R&B más orientado al soul. No en vano uno de sus eslóganes preferidos era Maximum R&B, un lema del que este disco es una perfecta prueba, no solo por las dos espléndidas versiones de Brown, sino por las propias composiciones de un Townshend en estado de gracia.
    

Si el disco solo tuviera la canción titular y otros 11 temas del montón ya habría que tenerlo muy en cuenta porque My Generation es uno de los grandes himnos de la música rock y no ha perdido ninguna de sus virtudes más de 50 años después de ser grabada. La canción es una verdadera barbaridad, con Townshend demostrando lo que el rock puede hacer con solo dos acordes. Para la ocasión utilizó una de sus Rickenbakers, en concreto una 1998 Rose Morris con 3 pastillas. Las razones que llevaron al guitarrista hacia esta marca eran varias, eran magníficas para tocar acordes, eran las que usaban los Beatles, tenían una pinta fantástica y eran el perfecto complemento visual para una banda mod (algo con lo que seguro Paul Weller estará de acuerdo).
     

      

A pesar de que Daltrey siga cantando aquello de "prefiero morirme a hacerme viejo" con más de 70 años la canción sigue funcionando igual de bien que el primer día, pero es que el resto de 11 temas no lo desmerecen en absoluto. Desde la irresistible melodía de The Kids Are Alright, que se puede considerar una de las piedras sobre las que se construyó el power pop (un concepto que fue utilizado por primera vez por el propio Townshend), hasta el riff de la notable A Legal Matter, cantada por el guitarrista, pasando por las versiones de James Brown, I Don't Mind y Please, Please, Please, o la fuerza de The Good’s Gone, Much Too Much o la brillante apertura con Out In The Streets.
        

A este disco ya se le puede considerar una perfecta prueba de lo que suponen los Who, uno de los compositores más brillantes de su generación y, casi más importante, una banda con una química brutal, en la que la batería es casi un instrumento solista, el bajista es capaz de hacerse solos como los de My Generation, el cantante va sobrado de actitud y el guitarrista es capaz de innovar con el feedback de sus Rickenbacker (además de la 1998, una 1997 de dos pastillas y una 1993 de 12 cuerdas) haciendo de ese sonido parte fundamental de una banda que supo aquí trasladar la fuerza de sus directos al estudio.
     

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