Una fiesta de rock & roll salvaje

Por Sergio Ariza

Desde el primer segundo que comienza a sonar la primal guitarra de Ronnie Wood en Miss Judy's Farm, a lo que ayuda el hecho de que alguien se pone a ladrar, sabes de qué va este disco y esta banda, esto es una fiesta de rock & roll salvaje y sin filtros, una que huele a alcohol, sexo y vomitona. Es el tercer disco de la banda pero el más conjuntado, el que suena más a ellos, y el primero con el que cosecharon un éxito enorme a ambos lados del Atlántico, aupados por el éxito en solitario de Rod Stewart y Stay With Me.      

Editado el 17 de noviembre de 1971 los Faces llevaban un año de lo más atareado, en febrero había aparecido el notable Long Player, y en mayo Stewart, su cantante, se había convertido en una estrella internacional gracias a Maggie May y al disco en el que estaba incluida, Every Picture Tells A Story, un álbum en el que le acompañaban sus compañeros de los Faces. Así que es normal que A Nod Is as Good as a Wink...to a Blind Horse fuera compuesto en la carretera, el territorio natural de la banda. El título lo sacó Ronnie Lane de uno de los sketches más recordados de los Monty Python ("Guiño, guiño, codazo, codazo") y demuestra el excelente humor de esta banda de hooligans británicos que hicieron este disco en los descansos que les dejaban sus nobles aficiones varios litros de cerveza, pastillas, groupies, fútbol y conciertos.
      

     

La canción que les propulsaría al éxito fue compuesta en un camerino en Detroit antes de salir al escenario, cuando Rod Stewart le pidió a Ronnie Wood que le tocara algo que le motivara para salir al máximo de energía. De repente Ronnie se puso a tontear en una de sus Zemaitis con el excelente riff de Stay With Me y el cantante comenzó a emocionarse, las palabras comenzaron a brotar de su privilegiada garganta, "I know your name is Rita, 'cause your perfume smells sweeter". Supongo que aquel día fue uno de los muchos conciertos gloriosos que dieron los Faces, no todos los días se sube uno al escenario tras haber compuesto la mejor canción de la historia de la banda... Y es que Stay With Me es algo así como los Faces comprimidos en una canción, la canción que pondría banda sonora al desbarre más grande de todos los tiempos, además de la mayor oda al sexo de una noche jamás escrita ("Yeah I'll pay your cab fare home you can even use my best cologne, Just don't be here in the morning when I wake up").
        

También puede verse a este disco como aquel en el que se empieza a ver la fractura del grupo, por un lado el rock & roll animal de Rod Stewart y Ronnie Wood, por otro el humor inglés del gran Ronnie Lane, al que también le da tiempo para meter una de sus mejores canciones, la preciosa Debris que abre la segunda cara, una especie de anticipo de la monumental Ooh La La. El bajista canta además tres de las cuatro canciones en las que compone, y, aunque estamos hablando de mi miembro favorito de la banda, debería haber dejado al menos dos de ellas (Debris es maravillosa tal como está, y además Stewart le hace unas armonías espectaculares) al cantante principal. Y es que Rod Stewart te puede caer mejor o peor, pero nadie le puede quitar que es uno de los mejores vocalistas británicos de todos los tiempos, a la altura del hombre al que reemplazó en esta banda, Steve Marriott, de Robert Plant, de Joe Cocker o de Paul Rodgers... qué demonios, puede que Rod The Mod tenga la mejor voz de todos ellos.
      

    

El piano de Ian McLagan da los primeros toques al relámpago que viene antes del cierre, Too Bad, con la banda sonando como una máquina bien engrasada en la que cada parte ayuda a la otra. Escuchando este disco se entiende la fascinación que sentían por esta banda la mayoría de bandas punk, esto es rock & roll sin aditivos, ni virtuosismos, aquí nadie quiere destacar sino pasárselo bien y vaya si lo consiguen. El final es por todo lo alto con That's All I Need, con Ronnie Wood abriendo con fuerza al slide (puede que en su Dan Armstrong conectada a uno de sus queridos Ampeg), al poco entra la poderosa voz de Stewart, cuando se les une el resto de la banda, ya suenan como un combo imparable, es un cierre magnífico.
       

La pena es que este gran disco solo tuviera una continuación, el notable Ooh La La, pero es que los Faces se ahogaron entre el éxito en solitario de su cantante y los litros de alcohol que corrieron por sus venas, aun así pocas veces el rock & roll consiguió un disco que sonase tanto a una fiesta interminable como este, lástima que la resaca fuera inevitable...
       

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