Es sólo rock & roll, pero nos gusta
Por Sergio Ariza
Al primer disco de los New York Dolls se le tiene como un antecedente directo del punk, pero esto es puro rock & roll, heredero directo de Chuck Berry, Little Richard o Bo Diddley, un chute de adrenalina que nos recuerda que lo mejor de esta música es su simplicidad y fiereza. Los New York Dolls eran algo así como los Rolling Stones mezclados con las Shangri-La's, vestidos como putas de la calle 42 y logrando un sonido “lascivo, desagradable, áspero, crudo y salvaje”, ¡rock & roll, baby!
Aquí había guitarras a lo Chuck Berry, un cantante que sonaba como un Mick Jagger en anfetaminas (y además parecía su primo hermano) y unos coros sacados de los grupos de chicas de comienzos de los años 60. El mejor ejemplo lo encontramos en los primeros segundos del disco, unos acordes básicos tocados a la manera de Chuck Berry pero con un muro de distorsión y un cantante aullando poseído por el espíritu de Little Richard. Personality Crisis te da la bienvenida al mundo de los Dolls y, sin tiempo, para coger aire David Johansen les lanza un guiño a las Shangri-La's y comienza Looking For A Kiss en las que las guitarras de Johnny Thunders y Sylvain Sylvain (una Les Paul Jr amarilla en el caso del primero y una Les Paul Custom en el caso del segundo, aunque también utiliza una White Falcon) se enzarzan de manera perfecta, encajando como un guante con la anfetamínica música y las pegadizas canciones de la banda.
Lonely Planet Boy baja las revoluciones, sustituyendo las guitarras eléctricas por acústicas, pero el saxofón de fondo, la forma de cantar de Johansen, todo sigue sonando sucio, a sexo en el callejón, aun así es el único momento de sosiego en un disco que, por lo demás, suena a orgía de rock'n'roll descontrolado. Algo que se vuelve a comprobar con Frankenstein, la canción que cierra la primera cara. El estilo de Thunders como solista es esquemático y llevado a su esencia básica, alternando riffs, licks y concisos solos de pocas notas totalmente al servicio de la canción. Su influencia en grupos posteriores como Aerosmith, Kiss, Sex Pistols o Guns 'N Roses será enorme.
Trash abría de forma excelente la cara B con el momento más 'poppie' del álbum, unos maravillosos coros sacados del Brill Building y una melodía irresistible, aunque dudamos mucho que las Ronettes se atrevieran a cantar cosas como "Basura, ve a recogerla, guarda ese cuchillo". Pills es una enorme versión de otro de los padres fundadores del rock, Bo Diddley. El autor de Who Do You Love la escribió criticando el disparatado uso de pastillas por parte del sistema médico privado americano, pero los Dolls suenan como si estuvieran encantados de probar todas y cada una de las pastillas recetadas. La producción de Todd Rundgren consigue reproducir fielmente el sonido en directo de la banda.
El resto de la segunda cara está dominada por varias canciones de Johnny Thunders como Bad Girl, Subway Train y la maravilla que pone punto final al disco, Jet Boy. El solo de Thunders en Subway Train suena adecuadamente a un tren, eso sí a uno que se ha salido de sus raíles y está a punto de estrellarse a toda velocidad contra una pared.
Jet Boy fue la responsable de que Bob Harris, el presentador del Old Grey Whistle Test, les llamara despectivamente "mock rock". Puede que en aquello algo tuviera que ver que Johansen le dijera nada más entrar al programa que tenía "dientes de conejo", pero los Dolls y su primer disco produjeron reacciones verdaderamente viscerales, su aspecto andrógino y afeminado hizo que no vendieran ni un disco en la América profunda, un lugar en el que si alguien hubiera aparecido portando la portada de ese disco habría recibido una paliza. Pero los que se enamoraban de su sonido lo harían para siempre, y ahí estaban Steve Jones de los Sex Pistols, Joe Strummer de los Clash o Morrissey de los Smiths (que se convertiría en el presidente de su club de fans en Inglaterra) para testimoniarlo. Al final del año 1973 la revista Creem publicó su encuesta anual sobre los mejores y los peores grupos del año, los New York Dolls encabezaban ambas...
La huella de los Stones es evidente en ellos y en su música, eso sí sustituyendo blues por grupos de chicas, y poniéndole un poquito más de suciedad y distorsión. En cierto modo los New York Dolls son la versión neoyorquina de sus Satánicas Majestadas, la versión más punk. Es sólo rock & roll, pero nos gusta.