La tercera revolución de la guitarra jazz
Por Sergio Ariza
Cuando a principios de 1960 se publicó The Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery
el mundo del jazz, en concreto la guitarra jazz, vivió una convulsión que
llevaba mucho tiempo esperando. Desde la trágica desaparición el 2 de marzo de
1942, con tan solo 25 años de edad, del gran Charlie Christian la guitarra jazz llevaba huérfana de un líder
semejante, alguien capaz de poner al instrumento, siempre relegado por los vientos,
al frente y equipararse con algunos de los gigantes de la época como John Coltrane o Miles Davis. Wes Montgomery
fue ese líder, el hombre que revolucionó la guitarra jazz para siempre como
antes de él solo habían hecho dos figuras, el propio Christian y Django Reinhardt, y es que, como
dijo Joe Pass, "solo ha habido
tres verdaderos innovadores en la guitarra jazz, Wes, Charlie Christian y
Django Reinhardt".
Pero antes de que Montgomery surgiera prácticamente
de la nada para revolucionar su instrumento había un pasado poco conocido pero
de lo más interesante. John Leslie 'Wes'
Montgomery había nacido un 6 de marzo de 1923 en Indianápolis. A pesar de
formar parte de una familia de músicos, sus otros dos hermanos también tocan
otros instrumentos, el mediano de los Montgomery no parecía especialmente
inclinado a tocar un instrumento. Su hermano Monk le había comprado una guitarra tenor de cuatro cuerdas a los
12 años pero Wes no le había prestado mucha atención. En 1943, con 20 años, se
casó y comenzó a trabajar como soldador, ese mismo año fue a un baile con su
esposa y alguien puso Solo Flight de
Charlie Christian. Algo se removió dentro de él, su vida cambió de repente y
supo que quería hacer con ella a partir de ese momento. Al día siguiente se
compró una guitarra de seis cuerdas, un amplificador y un disco de Charlie
Christian, dispuesto a aprenderse todos sus solos. A pesar de que le gustaban
Django o Les Paul,
tras escuchar a Christian tuvo una revelación tan grande que durante un año
solo escuchó la música de éste. Durante el día seguía trabajando pero, por la
noche, cuando su esposa se acostaba, Montgomery se quedaba practicando hasta el
alba. Para no despertarla comenzó a tocar con su pulgar en vez de con una púa,
convirtiéndose en una de sus marcas de fábrica.
Finalmente consiguió ser tan bueno
reproduciendo el sonido de Christian que consiguió un trabajo en un club
tocando sus solos. Con el tiempo comenzó a ganar fama localmente y cuando en
1948 la banda de Lionel Hampton tocó
en Indiana, consiguió un puesto en la misma al impresionar al vibrafonista.
Durante dos años viajó por todo el país con Hampton, aunque su miedo a volar
hacía que fuera conduciendo de ciudad a ciudad, no importaba lo lejos que
estuviera. Durante su estancia con la banda pudo tocar con músicos de la talla
de Charles Mingus o Fats Navarro, lo que hizo de él un
músico mucho mejor y no una simple copia de Christian. Aun así, la vida lejos
de su familia le resultaba fatigosa y volvió a Indiana a principios de los 50,
allí se reunió con sus hermanos, Buddy
y Monk, y volvió a tocar por los clubes de la zona. Juntos viajaron al Oeste y
Buddy y Monk formaron los Mastersounds
y ficharon por Pacific Jazz. En 1957 Wes se fue con ellos para grabar un disco
con el prometedor trompetista Freddie
Hubbard. Pero mientras sus hermanos se quedaban en California, Wes volvía,
una vez más, a Indiana.
Allí seguía trabajando de día y tocando de
noche, pasando la mayoría de noches en blanco a base de cigarrillos y alcohol.
Su estilo se había perfeccionado del todo, su característico uso de las octavas
y su toque suave y sensual con el pulgar, en vez de con púa, hacían de él toda
una atracción local. Tanto es así que en 1959, mientras tocaba por la zona, Cannonball Adderley decidió ir a ver a
la sensación de la zona. El saxofonista estaba en la cima de su popularidad,
era miembro del mítico sexteto de Miles Davis, junto a John Coltrane, y
lideraba su propio quinteto. Tras ver al guitarrista quedó impresionado y en
cuanto tuvo ocasión se fue a ver a Orrin
Keepnews, dueño del sello Riverside, para instarle a que le fichara
inmediatamente. Keepnews había oído hablar de Montgomery a través de Gunther Schuller que también cantaba
sus elogios. Así que cogió el siguiente avión a Indiana y se plantó en el club
Missile para oír al genio. No quedó defraudado, le firmó un contrato esa misma
noche y el 5 de octubre Montgomery ya estaba grabando su primer disco para el
sello. Como no podía ser menos, una de las canciones firmadas por el
guitarrista era Missile Blues, sobre
el garito que había cambiado su vida. En ese disco Wes utilizó una Gibson L-7
que le había prestado Kenny Burrell enchufada
a un Fender Deluxe.
Fue una de las pocas ocasiones en su carrera
en las que no tocó la guitarra más asociada a su nombre, la Gibson L-5 CES.
Tanto es así que Gibson le acabaría haciendo tres guitarras de este tipo
especialmente para él. Las únicas modificaciones eran que tenían una única
pastilla en vez de dos, y que estaban colocadas del revés. Sus amplificadores
favoritos eran un Standel Super Custom XV y el Fender Twin Reverb. Claro que
Montgomery no era de los que prestaba mucha atención al equipo, del que pensaba
que no era más que una herramienta para hacer su trabajo, él consideraba que la
magia estaba en los dedos.
Fue esa magia la que apareció a borbotones cuando
unos pocos meses después apareció The
Incredible Jazz Guitar of Wes Montgomery, grabado junto a Tommy Flanagan al piano, Percy Heath al contrabajo y su hermano,
Albert, a la batería, el disco le
convirtió en el guitarrista más famoso del mundo del jazz y le valió el
reconocimiento tanto de la crítica como del público. El disco venía acompañado
de unas palabras del crítico de Down Beat,
Ralph J. Gleason: "No se equivoquen, Wes Montgomery es lo mejor
que le ha sucedido a la guitarra desde Charlie Christian". Todo el
mundo que escuchaba maravillas como Four
On Six o West Coast Blues, su
particular Solo Flight, parecían
estar de acuerdo.
Pero el tremendo impacto no cambió mucho la
personalidad de Montgomery, el hecho de convertirse en la nueva estrella de la
guitarra no parecía un gran cambio para el práctico músico, antes era
desconocido y no tenía un duro, ahora era una estrella... y seguía sin tener un
duro. Así que se puso manos a la obra y aprovechó su popularidad para grabar
muy a menudo, ya fuera como líder o como colaborador. Así llegaron dos grandes proyectos
con Nat Adderley, el hermano de Cannonball,
en el notable Work Song y con Milt Jackson en Bags Meets Wes. Pero, sin duda, lo que más ilusión le hizo fue la
llamada de su ídolo, John Coltrane, al que llegó a calificar como “algo
parecido a un Dios para mí”. En cierta manera, Wes estaba llevando a la
guitarra muchos de los avances estilísticos que saxofonistas como Coltrane o Sonny Rollins habían implementado en su
instrumento. Así que tener el reconocimiento de Coltrane fue algo memorable
para él. Tocaron juntos en el Festival de Jazz de Monterey de 1961 y en el Jazz
Workshop de San Francisco ese mismo año. A pesar de contar con una alineación
de lujo con ellos dos más Eric Dolphy,
McCoy Tyner, Reggie Workman y Elvin
Jones no hay ninguna grabación de estos históricos conciertos.
Su paso por el grupo de Coltrane fue su última
intervención como acompañante, siendo líder durante el resto de su carrera,
ganando todos los premios posibles como mejor guitarrista del año en las
publicaciones especializadas. En 1962 llegó el fundamental Full House, grabado en directo, en el que destacan la canción
titular, una composición suya, y la versión del Blue 'n' Boogie de Dizzy
Gillespie, uno de los mejores solos de su carrera.
Pero, en 1964, Riverside se hundió y Wes fichó
por Verve donde le rodearon de arreglos orquestales y de cuerdas a cargo de Don Sebesky y el productor Creed Taylor. Su credibilidad entre el
mundo más purista del jazz quedó afectada pero sus finanzas mejoraron
ostensiblemente, con sus discos entrando regularmente en las listas de venta de
Billboard. Su distintivo tono, sus octavas y su gusto por la melodía seguían
estando ahí, a pesar del cambio de acompañamiento. Además siguió alternando los
discos orquestales con otros más jazz como los excelentes Smokin' at the Half Note, del que Pat Metheny dijo que era el mejor
disco de guitarra jazz de la historia, o The
Dynamic Duo, junto al organista Jimmy
Smith. Pero su acercamiento al pop en discos como California Dreaming o A Day
In The Life, con cosas cercanas a la música de ascensor, hicieron que
muchos le calificaran como un vendido. El propio Wes nunca lo vio así, él le
daba a la gente lo que quería y seguía demostrando en sus conciertos que era
inigualable a la hora de tocar jazz. Pero en el momento de mayor popularidad de
su carrera, el 15 de junio de 1968, un ataque al corazón acabó con su vida.
Igual que él aprendió a tocar copiando a
Charlie Christian toda una nueva generación de nuevos guitarristas de jazz
creció copiándole a él, entre sus discípulos George Benson, Pat Martino o Pat Metheny, que llegó a reconocer que
al comenzar a tocar hubo un momento en el que tocaba exactamente como Wes, con
pulgar y octavas incluido. Pero su influencia no se limitó al mundo del jazz,
la década de los 60 convirtió a la guitarra, en concreto a la eléctrica, en el
más popular de los instrumentos y podríamos decir que Wes Montgomery fue la
principal figura del instrumento en el jazz, mientras que B.B. King y Jimi Hendrix lo fueron para el
blues y el rock respectivamente. Pues bien, Wes Montgomery tuvo el aprecio de
los otros dos gigantes y si no escuchen el Villanova
Junction de Hendrix en Woodstock, o vean las palabras que le dedicó B.B.
King antes de un concierto en Indianápolis: “nunca hubo un mejor guitarrista que Wes Montgomery”.