Un secundario de lujo

Por Sergio Ariza

La gente no suele conocer a Nils Lofgren, nacido en Chicago un 21 de junio de 1951, más allá de su papel como integrante de las bandas de acompañamiento de dos de las figuras más importantes de la música rock, Neil Young y Bruce Springsteen, pero el guitarrista tiene una notable carrera por cuenta propia, ya sea en solitario, o como miembro de Grin o Crazy Horse que sumados a sus aportaciones como secundario de lujo en trabajos de gente como los mencionados, Lou Reed, Ringo Starr o Willie Nelson, hacen de él uno de los guitarristas más interesantes, e infravalorados, de la historia.    

Se podría decir que Nils Lofgren fue un niño prodigio, pero su primer instrumento no fue la guitarra sino el acordeón, que tocó de los 5 a los 15 años, para entonces ya se había enamorado del instrumento de las seis cuerdas y se había comprado su primera Telecaster, en homenaje de su primer ídolo, Jeff Beck. Para cuando formó su primera banda, Grin, en 1968 ya se había cambiado a la guitarra con la que más estaría asociado a lo largo de su carrera, la Stratocaster, preferiblemente modelos del 61, en homenaje del hombre que había sustituido al guitarrista de los Yardbirds como su nuevo ídolo, Jimi Hendrix.
 

   

Grin era un power trio que consistía del propio Lofgren a la voz y la guitarra, el bajista George Daly y Bob Berberich a la batería. Tocaban principalmente por la zona de Washington DC donde residían pero su suerte cambió cuando Neil Young y Crazy Horse llegaron a la ciudad para tocar en el Cellar Door. Lofgren fue a verles 4 veces seguidas y consiguió colarse en los camerinos y hablar con Young. Este se encariñó con el joven guitarrista, Nils todavía no había cumplido 17 años, y cuando le dijo que tenía planeado mudarse con su banda a California no dudó en tomarle bajo su protección y darle su número de teléfono con la condición de que le llamara nada más llegar allí.
   

Lofgren y su banda terminaron viviendo en un rancho alquilado por Young y, lo que es más importante, el joven talento fue invitado por el ex Buffalo Springfield a grabar la que sería su obra maestra en solitario, ‘After The gold Rush’. Era la primavera de 1970 y con apenas 18 años Lofgren estaba grabando su primer disco con una leyenda de la música. No se podía creer su suerte pero se quedó asombrado cuando Young y el productor David Briggs le pidieron que tocara el piano, un instrumento que apenas dominaba, en vez de la guitarra. Era parte del enfoque de estos, buscar a alguien que le diera un toque amateur a la grabación y Lofgren parecía perfecto para ello, sus diez años estudiando acordeón le hicieron la transición más fácil y los resultados se pueden escuchar en piezas tan icónicas como la canción titular o ‘Only Love Can Break Your Heart’. Eso sí, antes de que terminaran las sesiones de grabación Young decidió que quería grabar ‘Tell me why’ solo con dos guitarras acústicas, como el joven Nils no tenía ninguna, le regaló la Martin D-18 con la que se le oye en la canción. Con el tiempo se convirtió en la más preciada de sus posesiones y en 2008 se convertiría en la protagonista absoluta del disco con el que intentó devolver el favor a su primer mentor, ‘The Loner-Nils sings Neil’.
 

   

Lofgren utilizó sus credenciales en un disco tan importante como aquel para lograr un contrato de grabación para su banda y en junio de 1971 (para celebrar su vigésimo cumpleaños) aparecía ‘Grin’, grabado entre 1969 y 1970, contando con la ayuda especial de Neil Young y los Crazy Horse, y producido por Briggs. Allí destacaban canciones como ‘Outlaw’ o ‘Direction’, una canción en la que demostraba sus grandes cualidades como guitarrista. Pero su relación con Young y Crazy Horse estaba lejos de romperse.
   

Durante la grabación de ‘Gold rush’ Lofgren fue requerido por los Crazy Horse para incorporarse a la banda y Lofgren no dejó pasar la oportunidad. Fue así como apareció como miembro de pleno derecho en el homónimo disco de debut de la banda, el único que llegaron a grabar mientras Danny Whitten estaba vivo. Este era el compositor principal y el guitarrista de la banda pero dejó que Lofgren corriera a cargo de la guitarra solista e incluso que metiera un par de composiciones propias, la rockera ‘Beggar’s day’ (una de las mejores de su carrera que además también cantó) y ‘Nobody’. Si le sumamos la aparición estelar de Ry Cooder en tres canciones y el excelente nivel de las composiciones de Whitten, tenemos el segundo clásico en la carrera de Lofgren antes de haber cumplido los 20 años.
   

Era tal la burbuja, y la juventud, en la que vivía Lofgren que en 1971 no dudó en llamar a Stephen Stills y tras presentarse como el amigo de Neil decirle algo así como “oye tío, tengo esta gran banda, Grin, y creo que deberías unirte a nosotros”. Stills, una de las mayores estrellas de la época, no se podía creer lo que oía pero en vez de mandar a algún sitio poco agradable a aquel mocoso le contestó, “mira, yo tengo esta gran banda aquí y no creo que pueda unirme a tu pequeña banda pero si te apetece tocar estoy grabando mi nuevo disco, así que si te quieres pasar por el estudio eres bienvenido”. Fue así, tocando solo un par de cosas con la acústica, como en 1971 Lofgren apareció en los créditos de ‘Stephen Stills 2’ compartiendo espacio junto a Eric Clapton y Jerry García.
   

Parecía que todo estaba encaminado hacia el estrellato pero este se resistió, hubo otros tres discos más con Grin en dos años, el espléndido ‘1+1’ en 1972 (con canciones como ‘White lies’ una pequeña gema de power pop o ‘Slippery fingers’ en la que se puede apreciar su deuda con Hendrix), y ‘All out’ y ‘Gone crazy’ (con la excepcional ‘You're the Weight’) en 1973 pero los discos fracasaron comercialmente y la compañía los despidió.
   

Ese año Lofgren había vuelto a ser requerido por Neil Young para grabar el espléndido, y muy oscuro, ‘Tonight’s the night’, un disco envuelto en la pesadumbre por la muerte por sobredosis de Whitten. Esta vez Young, además de cómo pianista, le pidió que se trajera su Stratocaster y se la puede escuchar en la titular, además de en la cruda 'Speakin' Out' en la que se luce con un gran solo, tocado, como siempre, con una púa de pulgar. En la gira de presentación del disco Nils formaba parte de la banda de Young y, en EEUU, ejercía de telonero con Grin. A pesar de la oportunidad, la banda se separó definitivamente en 1974.
   

Pero el guitarrista estaba lejos de tirar la toalla con su carrera y en 1975 aparecía su homónimo primer disco en solitario. Se trata de la mejor obra de su carrera y contiene canciones tan grandes como ‘Back it up’, 'If I Say It, It's So', 'Rock and Roll Crook' o 'Keith Don't Go', el homenaje a una de sus grandes inspiraciones, Keith Richards. La Rolling Stone lo puso por las nubes pero, una vez más, las ventas no acompañaron a las grandes críticas. Al año siguiente se repitió la historia con ‘Cry Tough', grandes canciones como la titular, 'It's Not a Crime' o 'Share a little' (en las que toca como nunca utilizando de manera magistral los armónicos), pero poca repercusión más allá de los medios.
   

En 1977 su compañía le quiso vender como 'the next big thing', tras el éxito de Springsteen en el 75 y de Frampton en el 76, llegando a tener a Van Halen de telonero, pero el éxito le esquivó y la llegada del punk y le Nueva Ola le convirtió en un dinosaurio de la vieja guardia antes de cumplir los 30. Eso sí seguía llamando la atención de los más grandes, en 1979 Lou Reed le llamó para colaborar en varias canciones, con Lofgren poniendo la música a las letras de este. Al final tres canciones aparecieron en el nuevo disco de Reed, ‘The Bell’ y cuatro en el ‘Nils’ de Lofgren.
   

A comienzos de los 80 se repitió la historia y, tras una breve reunión con Neil Young para el disco y la gira de ‘Trans’, su compañía discográfica le abandonó tras el notable ‘Wonderland’ de 1983. Pero entonces surgió una oportunidad única, tras el tremendo éxito de ‘Born in the USA’, Steve Van Zandt decidió probar suerte en solitario y abandonar la E Street Band, el ‘Jefe’ Springsteen no tuvo dudas y llamó a Lofgren para reemplazarlo. Así en 1985 se convirtió en miembro de una de las maquinarias de directo más explosivas de la historia del rock. Su nuevo trabajo se vio ensalzado cuando en 1986 se publicó el recopilatorio en directo ‘Live/1975-85’ en el que se le podía escuchar en la tremenda versión de ‘War’ que sirvió de single.
   

Al año siguiente Springsteen grabó ‘Tunnel of love’, un disco sobre su matrimonio roto, en el que apenas había participación de la E Street Band. Aun así, Lofgren consiguió asombrar con su solo en la canción titular. Tras la gira de presentación, Lofgren se enroló en la All Star Band de Ringo Starr junto a gente como Joe Walsh o Dr. John, y en 1991 aparecía ‘Silver lining’, un disco en el que colaboraban, Springsteen, Ringo o Levon Helm. Aun así su carrera nunca terminó de despegar y su máxima exposición llegó cuando en 1999 Springsteen volvió a reunir a la banda y Lofgren y Van Zandt pasaron a ser miembros fijos compartiendo labor de guitarrista con el ‘Jefe’. Para conseguir un espacio propio, Lofgren se pasa a veces a una Jazzmaster que conjuga bien con la Telecaster del líder y la Strato de Little Stevie.
   

Su diversidad a la hora de tocar instrumentos, el dobro, el slide, la pedal Steel o el acordeón, se puede rastrear a lo largo de algunos de los grandes discos que ha sacado Springsteen en el siglo XXI empezando con ‘The rising’ en 2002. Ha aprovechado los momentos en los que no está de gira con el ‘Jefe’ para continuar su carrera en solitario (ahora autoeditándose) o colaborando con estrellas de la talla de Jerry Lee Lewis o Willie Nelson, siempre contento de tocar en una gran banda. Y es que a Lofgren no parece importarle mucho no tener los focos en él, ya en 1975 decía que prefería tocar en una gran banda como los Stones que triunfar en solitario. Supongo que no hace falta decir que si hablamos de grandes bandas, la E Street Band tiene pocos rivales a la hora de subirse al escenario y Lofgren disfruta tanto sus momentos de protagonista, como cuando se lanza a hacer el solo de ‘Because the night’, como cuando está un paso atrás disfrutando del que él mismo llama el “mejor intérprete en directo de la historia del rock”. Y es que, como en el cine, en la música también se requieren grandes secundarios que hagan brillar más a los protagonistas.



(Imágenes: ©CordonPress & flickr/Andrew-M-Whitman)

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