Peter Green y el Santo Grial
Por Sergio Ariza
"Tenía el tono más dulce que yo haya
escuchado, era el único capaz de darme sudores fríos". Hagamos caso al rey
de la guitarra blues y consideremos a Peter Allen Greenbaum, nacido el 29 de octubre de 1946 en
Londres, entre los más grandes guitarristas de todos los tiempos,
alguien totalmente reconocible en cada pulsación y que era capaz de emocionar
más con tres notas que cualquier pirotécnico de las seis cuerdas con veinte, en
la mejor tradición del propio B.B. King.
Claro que si King estuvo más de 70 años tocando a un gran nivel, el tiempo en
el que Green tocó al máximo nivel se reduce al periodo comprendido entre 1967 y
1970, unos años en los que Peter Green
fue Clapton después que Clapton y Jimmy Page antes que Jimmy Page, o lo
que es lo mismo, el sucesor del primero y el antecesor del segundo.
Todo lo que rodea a Green está impregnado de
leyenda y mito, su deterioro mental, por culpa de las drogas, nos impidió
seguir disfrutando de uno de los guitarristas británicos imprescindibles,
alguien que de no haber sido por las circunstancias podríamos colocar a la
altura de un Clapton o un Page, dos guitarristas que siempre le han considerado
entre los más grandes. Como ellos supo aportar su propia visión al blues rock,
acercándose en ocasiones a territorios del 'hard rock', aunque sus mejores
momentos suelen estar ligados al tono más dulce jamás escuchado. Uno del que
parte de la culpa la tuvo su guitarra, conocida entre los expertos como el
Santo Grial, una Les Paul Standard de 1959 con propiedades 'mágicas', pudiendo
sonar como una Les Paul pero también con un tono totalmente particular, que
algunos han querido identificar con algo parecido a una Stratocaster pero que
es algo más propio y único. Su historia va totalmente ligada a la de ella, la
mítica 'Greeny'.
Comenzó su carrera como guitarrista en la
banda de Peter Barden, los Peter B's Looners, donde coincidió por
primera vez con el batería Mick
Fleetwood. Con ellos hizo su primera grabación, claro que el verdadero
espaldarazo en su carrera se produjo al año siguiente cuando logró el puesto
más deseado por todos los guitarristas británicos, el de sustituto de Clapton
en los Bluesbreakers de John Mayall. Fue en esa misma época
cuando Peter Green, como si fuera Arturo haciéndose con Excalibur, se
encontrará con su 'mágica' Les Paul. Curiosamente se hizo con ella después de
ver a Clapton con otra guitarra mítica, su Gibson Les Paul Sunburst a la que apodaron
'Beano' (el nombre del cómic que sujetaba en la portada del único disco que
hizo con Mayall y los Bluesbreakers).
Ahora Clapton se había largado para formar Cream y John Mayall podía elegir entre
los mejores guitarristas de las Islas Británicas para ocupar su lugar. Su
elección demostró que sabía elegir un guitarrista. Cuando llegó al estudio de
grabación sin Clapton, uno de los productores de Decca se fijó en el
amplificador de la guitarra y vio que no era de 'Mano Lenta', así que le
preguntó por su estrella. La respuesta de este le dejó anonadado: "No está
con nosotros, nos dejó hace unas semanas. Pero no te preocupes, tenemos a
alguien mejor". Green no quiso dejar en mal lugar a su jefe y se lo
devolvió componiendo la mejor canción de aquel disco, llamado 'Hard road', la instrumental 'The supernatural', que puede ser
considerada los cimientos con los que se construyó Fleetwood Mac, además de la predecesora de uno de sus temas más
míticos, 'Albatross'. El particular
tono que Green sacó a su Les Paul fue considerado uno de los 50 mejores de
todos los tiempos por la revista Guitar Player. Y es que el particular sonido
de 'Greeny' es materia de leyenda, se dice que una de sus pastillas fue
colocada a la inversa por un error de fabricación, lo que hacía que tuviera un
sonido out-of-phase y hacía que
sonara de un modo totalmente único y reconocible.
Su paso por los Bluesbreakers fue fugaz y
rentable, dejando una impresión a la altura de la de Clapton. Cuando en 1967
decidió formar su propia banda, Green ya era una estrella y tenía sobrenombre
propio, si Clapton era 'Dios', Green era el 'Dios verde'. Pero en ese momento
se reveló su materia de antiestrella, harto de las alabanzas y la alta estima
con la que se tenía a los guitarristas, Green decidió bautizar a su proyecto
con los apellidos de su batería y su bajista preferidos, con los que había
coincidido en los Bluesbreakers, Mick Fleetwood y John McVie. El primero aceptó sin vacilar, habiendo tenido
problemas con Mayall por su afición a la bebida, el segundo se incorporó unos
meses más tarde. Para redondear la primera formación de la banda, Green reclutó
a un joven protegido, llamado Jeremy
Spencer, que tocaba la guitarra slide,
para no tener los focos únicamente en él. Tanto es así que el primer single de
la banda, 'I Believe My Time Ain't Long',
una versión del 'Dust my broom' de Elmore James, estaba cantada por
Spencer.
Poco después apareció 'Fleetwood Mac', febrero de 1968, el primer disco de la banda. Se
trata de una colección de clásicos de blues, como el 'Hellhound on My Trail' de Robert
Johnson o el 'Shake your money maker'
de Elmore James, además de varias originales, cinco para Green y tres para
Spencer. Mientras que las canciones de Green como 'Long Grey Mare' o 'Merry Go
Round' son espectaculares, las del joven Spencer no están a la altura. Su
esfuerzo por alejarse de los focos y compartir el peso de la banda hizo que
ninguno de sus discos alcanzase la categoría que él sí que tenía. Pero, a pesar
de todo, se convirtió en 'the next big
thing'. Con todo el mundillo musical considerando a Fleetwood Mac y a su líder,
como los que más futuro tenían en la industria británica. Los siguientes pasos
les darían la razón, el grupo publicó los increíbles singles 'Black magic woman', una original de
Green, que Santana convertiría en un
éxito mundial dos años después, y 'Need
your love so bad', la canción en la que debía estar pensando B.B. King
cuando dijo la frase que encabeza este artículo. En ellas se comprobaba que
Green no solo podía tocar como los ángeles sino que su voz estaba a la altura
de los artistas originales de blues que le habían influido en primera
instancia.
La demanda era tan grande que seis meses
después de su debut aparecía en las tiendas el segundo disco de la banda, 'Mr. Wonderful'. Un disco en el que se
notaba demasiado el poco tiempo que tuvieron para hacerlo, con cuatro canciones
comenzando con el mismo riff copiado
de Elmore James, cortesía de Spencer. En octubre de 1968 Green decidió
incorporar a un tercer guitarrista a la banda, el joven de 18 años Danny Kirwan, tras comprobar como
Spencer aportaba muy poco a sus canciones. La jugada le salió redonda y la
primera canción que grabaron con la nueva formación, la instrumental 'Albatross', se convirtió en su primer
número 1 en las listas inglesas. Editada el 22 de noviembre de 1968 la canción
era una composición de Green basada en la famosa pieza de los años 50, 'Sleep Walk' de Santo & Johnny. En la pieza no participó Spencer y Green no
utilizó a 'Greeny' sino a su Fender Stratocaster conectada en un amplificador
Orange Matamp OR100. La canción se convertiría en toda una sensación en su país
natal, influyendo a guitarristas como David
Gilmour de Pink Floyd e incluso
a los mismísimos Beatles, cuyo 'Sun
King' de 'Abbey road' se basaría en esta pieza.
Su continuación, en abril de 1969, sería la
confirmación absoluta del grupo, 'Man of
the world', otro clásico salido de la pluma de Green en el que utiliza la
letra para volver a expresar su disgusto con la fama, aunque, paradójicamente,
la canción volvería a subir a los puestos más altos de las listas de éxito,
llegando al número 2 en Inglaterra. Aquí vuelve a aparecer el inconfundible
tono de 'Greeny' en uno de sus solos más recordados. Al poco, la banda comenzó
a grabar su tercer disco, 'Then play on',
publicado en septiembre, el primero con Kirwan como miembro. Durante las mismas
sesiones grabaron otro de sus clásicos indudables, 'Oh Well', una canción de más de 9 minutos, dividida en dos partes
totalmente distintas compuestas por Green, una primera construida sobre un
potente riff, cercano al 'hard rock',
y otra segunda instrumental en la que Green toca una guitarra española Ramírez
con influencias clásicas. La segunda parte era la favorita del propio Green,
que la compuso en primer lugar, pero fue la forma de la primera, con su potente
riff instrumental, luego la entrada
la banda y luego un parón para que entre la voz la que inspiraría a uno de los
mayores seguidores de Green a hacer una de las canciones más famosas de la
historia. Se trataba de Jimmy Page y 'Black
dog'. Page siempre ha reconocido a Green como una influencia y cuando se
juntó con los Black Crowes para
grabar el disco en directo 'Live at the Greek' a los clásicos de los Zeppelin se sumó el 'Oh well' de Fleetwood Mac. 'Then play on' también contenía otro
clásico de Green, 'Rattlesnake Shake',
una de las canciones favoritas del batería Mick Fleetwood que la consideraba su
forma de hacer una 'jam' como los Grateful
Dead.
Con 'Oh
well' en el número 2 de las listas y 'Then
play on' entre los diez discos más vendidos, todo parecía ir como la seda
para la banda que incluso había comenzado a aparecer en las listas
estadounidenses, país en el que habían actuado con éxito junto a Ten Years After. Pero todo estaba a
punto de saltar por los aires. La salud de Peter Green comenzaba a tambalearse
y su uso del LSD no hacía sino empeorarlo todo. El momento clave, según
recuerda el bajista John McVie, se produjo en Múnich en marzo del 70 cuando
Green terminó en una comuna hippie dándose un viaje en ácido del que nunca
volvería del todo. De primeras decidió quedarse en la comuna y no salió hasta
que el resto de la banda se enteró de su paradero y lo sacó de allí. Pero algo
había cambiado, Green había convertido en obsesivo su rechazo al estrellato y
la riqueza que conllevaba, trató de convencer al resto de la banda de regalar
todo su dinero y posesiones y cuando estos se negaron decidió dejar la banda.
No sin antes dar una última prueba de lucidez y talento con la última canción
que grabó antes de abandonarles definitivamente, 'The Green Manalishi'. Una canción en la que comparaba al dinero
con el diablo y que parece documentar fielmente su lucha para detener su
descenso hacia la locura. Para desgracia de todos, perdió esa batalla. Su
último concierto con Fleetwood Mac fue el 20 de mayo de 1970, cinco días
después de que apareciera 'The Green
Manalishi' en el mercado.
Su carrera, y su única forma de tocar, nunca
sería igual. En junio del 70 acompañó a su ex jefe John Mayall en un concierto
y sobre las mismas fechas grabó una jam
session que sería editada en diciembre bajo el significativo título de 'The
End of the Game', un disco apartado del sonido que le había caracterizado en
Fleetwood Mac, con distorsión tipo Hendrix
pero sin su particular tono y, desde luego, sin su magia. Era la prueba
evidente de que algo se había roto en su interior y ya nunca lo iba a
encontrar. Con la magia también se fue su guitarra, poco antes de abandonar
Fleetwood Mac, el grupo que él mismo había creado, Green había comenzado a
regalar sus posesiones, la más preciada fue a parar a las manos de un joven
guitarrista irlandés de apenas 18 años. Se trataba de Gary Moore que le había dicho a Green que no podía afrontar el
precio de la guitarra pero este le contestó que le daba a 'Greeny' por lo que
consiguiera sacar de la venta de su propia guitarra, una SG. Moore aceptó el
trato y le pagó a Green unos 300 dólares por ella. Cuando en 2006, acuciado por
problemas monetarios decidió venderla, lo hizo por 2 millones de dólares. Ocho
años después llegaría a manos de otro as de la guitarra, cuando Kirk Hammett, aconsejado por Jimmy
Page, se hizo con el Santo Grial de las guitarras y 'Greeny' volvió a sonar en
un disco, en concreto, el último disco de Metallica.
Green, por su parte, volvería del infierno de
la demencia y la esquizofrenia (uno que le llevó a estar internado en varios
psiquiátricos y a recibir tratamiento de 'electroshock' durante los años 70)
pero nunca volvería a sonar igual. Incluso volvió a tocar en un disco de
Fleetwood Mac, en concreto en 'Tusk'
con la formación definitiva con Lindsey
Buckingham, Stevie Nicks y Christine
McVie, aunque su aportación no fue registrada. A finales de los 90 pudo
volver a girar junto a su grupo Peter
Green Splinter y a recibir el cariño del público. Incluso hubo intentos por
parte de Gibson de hacer una Les Paul Peter Green pero, tras dejar partir a
'Greeny', se había pasado a una Gibson Howard Roberts Fusion y la cosa quedó en
nada. El molde se había roto hace tiempo y nadie, ni siquiera él, ha sido capaz
de replicar el "tono más dulce" jamás escuchado en una guitarra
eléctrica.