Fleetwood Mac – Tusk (1979): Tomando riesgos

Por Sergio Ariza

Tusk no era lo que esperaba el seguidor medio de Fleetwood Mac, desde luego tampoco era lo que esperaba su compañía discográfica y, posiblemente, tampoco fue lo que esperaban las cuatro quintas partes de la banda que no se llamaban Lindsey Buckingham.   

Después de perder a su líder y fundador, pasar por varias formaciones y sacar once discos, la banda se había convertido en una de las más exitosas de todos los tiempos y había sacado uno de los discos más vendidos de todos los tiempos, Rumours (en el momento en el que escribo estas líneas está en el Top 40 de discos más vendidos del Billboard, acumulando 503 semanas en las listas), así que, básicamente, todo el mundo estaba esperando una segunda parte de ese disco, pero eso es lo que no estaba dispuesto a darles el bueno de Buckingham.
  

   

Y es que desde la aparición de Rumours el mundo del rock se había visto agitado por la aparición del punk y la Nueva Ola que clamaban contra el anquilosamiento del género, pues bien Buckingham conectó con varios nuevos grupos como los Clash o los Talking Heads, se cortó el pelo y decidió que la nueva música de Fleetwood Mac no podía ser más de lo mismo, la primera canción que se empezó a grabar para el nuevo disco, I Know I'm Not Wrong, parecía una petición a sus compañeros de banda para que le dejaran seguir sus instintos más básicos: "Don't blame me/Please be strong/I know I'm not wrong (No me culpéis, sed fuertes, sé que no estou equivocado").
   

Estos no lo veían muy claro, principalmente las otras dos compositoras de la banda, Stevie Nicks y Christine McVie, que sí siguieron con sus respectivos estilos, pero ya que Buckingham había sido la principal fuerza creativa en su reciente éxito le dejaron hacer. Mick Fleetwood y John McVie tampoco lo tenían muy claro, pero viendo que aquel tipo les había hecho multimillonarios tampoco protestaron, mientras Buckingham hacía instalar un cuarto de baño en el estudio que se habían construido, el resto dejaba hacer mientras pedía las cenas más caras del mundo, con el mejor champán y la cocaína más pura de Los Ángeles.
  

   

Pero no solo de Nueva Ola vivía el intenso Buckingham que, mientras grababa este disco, tuvo acceso a las sesiones de grabación de Smile, el proyecto abandonado de los Beach Boys de su adorado Brian Wilson, sus nueve composiciones están influidas por ambas cosas, la Nueva Ola y Wilson, lo que suena contrapuesto, pero hace de ellas las más interesantes del disco, además de las más habituales ya que son casi la mitad de las 20 canciones que componen el disco.
   

Tusk
se abría con la calmada Over & Over de McVie, lo que cualquier amante de Rumours vería como una plácida continuación de ese disco, con su aire de suave country californiano, pero entonces sonaba The Ledge y más de una mandíbula se caía, ante lo que sonaba como una desquiciada canción con la Telecaster de Buckingham casi desafinada acompañando su nerviosa voz. Era una declaración de intenciones por su parte dejando claro que aquí no iba a haber una nueva Go Your Own Way, ni ninguna delicadeza acústica como Never Going Back Again.
   

Aun así Stevie Nicks volvía a demostrar que era la compositora de las melodías más irresistibles de los tres, contaba con solo cinco canciones, pero volvían a ser las que tenían mejores opciones comerciales, como demostró el exitoso sencillo Sara, en la que volvía a hablar de las turbulentas relaciones que tuvo después de Buckingham con Mick Fleetwood y Don Henley. En sus canciones sí que encontraban respiro los que buscaban una continuación a los melancólicos rumores anteriores. Por el mismo camino sigue Christine McVie entre cuyas contribuciones destacan la irresistible Think About Me y la atmosférica Brown Eyes en la que al final del todo se puede volver a escuchar las notas de guitarra del hombre que fundó esta banda, el increíble Peter Green.
    

   

Pero este disco pertenece a Buckingham, ya sea en las piezas más nuevaoleras como las mencionadas The Ledge y I Know I'm Not Wrong, el rockabilly en ácido (según su propia definición) que es That's Enough For Me o la maravillosa Not That Funny, con un teclado que recuerda a los B-52 y un solo totalmente distorsionado y manipulado. Y luego están esas otras canciones que hizo inspirado en Brian Wilson y su Smile como las escalofriantes armonías en el Beautiful Child de Nicks o los coros en el Honey Hi de McVie, además de dos grandes canciones de composición propia como las maravillosas That's All For Everyone y Walk A Thin Line, una de las mejores de su carrera.
   

Y luego está la canción que da título al disco, una irreverente canción basada en una fuerte percusión en la que emplearon todo tipo de cosas, como un paquete de kleenex, el propio Buckingham, o unas piernas de cordero, Mick Fleetwood.   

Solo con ver la portada quedaba claro que Tusk era uno de esos discos que no iba a dar al público lo que esperaba, cambiando las elegantes poses de sus dos anteriores discos por una foto en miniatura de un perro rabioso. No vendió lo que se esperaba, aunque lo hizo por millones, pero el paso del tiempo lo ha colocado en una posición mucho mejor, con una banda desafiándose a sí misma, principalmente un Buckingham encorajinado por el punk y la sombra de Brian Wilson, una influencia que explica a la perfección el propio Buckingham: "Me dio el coraje para despreciar el éxito, me mostró que lo que hay que hacer como artista es arriesgarse y encontrar nuevas vías". Tusk fue el espléndido resultado de ese riesgo.
     

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