Keb' Mo', la reencarnación del blues del Delta
Por Sergio Ariza
Cuando apareció en 1994 el disco homónimo de Keb’ Mo’ parecía como si de repente hubiera aparecido una máquina del tiempo y el mismísimo Robert Johnson se hubiera plantado en el futuro con unos cuantos temas nuevos bajo el brazo o como si el oyente viajara hasta la orilla del Delta del Mississippi a escuchar a un bluesman haciendo un pacto con el diablo en un cruce de caminos.
Lo curioso del caso es que todos habrían pensado que este Keb' Mo' había mamado de las fuentes originales, tocando blues desde la infancia, compartiendo esquinas con viejos bluesman que le contarían historias de Johnson, Big Bill Broonzy o Son House. Pero no era así, ni siquiera era el primer disco de un artista que en 1980 había publicado un disco de suave R&B bajo su nombre de nacimiento, Kevin Moore, un nombre que uno de sus primeros baterías le recortó a, sencillamente, Keb' Mo'. Él mismo ha declarado que no fue hasta pasados los 30 cuando comenzó a conectar intensamente con el blues, en concreto con el country blues, el acústico que se hacía en el Delta, ese que dejaba salir todas las miserias pero también las esperanzas de sus intérpretes. A partir de esa conexión, Moore se empapó de los clásicos y consiguió algo tan difícil como sonar como ellos pero, a la vez, con una voz propia que sería celebrada por gente que sabe algo del blues como Buddy Guy o Bonnie Raitt.
Kevin Moore nació un 3 de octubre de 1951 y no se crió ni en el Mississippi, ni en Tejas, ni en ninguno de los lugares relacionados con el blues, sino en Compton, el suburbio de Los Ángeles desde donde surgirían grandes del rap como N.W.A. o Kendrick Lamar. Eso sí, sus padres se encargaron de que el pequeño Kevin se empapara de las grandes raíces de la música negra, el góspel y el blues.
Su interés por la música fue temprano y no paró hasta convencer a su padre de que le comprara su primera guitarra, una Silvertone de 25 dólares con la que aprendió los primeros fundamentos. Eso sí, como a casi toda su generación, Moore prefería el soul de Marvin Gaye al blues de los reyes, B.B., Albert y Freddie King. Sus primeras grabaciones fueron a comienzos de los 70 como parte de un grupo de R&B junto al violinista Papa John Creach, que en ese momento era parte de Jefferson Airplane.
Su colaboración con Creach se extendería durante cuatro discos, Filthy!, Playing My Fiddle for You, I'm the Fiddle Man y Rock Father, y daría como resultado la primera canción con la que ganaría algo de dinero, cuando firmara junto al violinista Git Fiddler, un tema instrumental que aparecería en el disco Red Octopus de la Jefferson Starship, la continuación de los Airplane, que subiría a lo más alto de las listas de discos del Billboard en 1975.
También estuvo unos años como compositor y arreglista en A&M Records pero, al final, en 1980 decidió dar el salto y probar suerte por sí mismo, fue ese año cuando apareció su primer disco, Rainmaker, todavía bajo su nombre de Kevin Moore, una obra de soul folk con influencia de Bill Withers, como en la notable canción titular o Speak Your Mind como temas más notables. A pesar de que en la portada salía con una guitarra acústica, no había rastro del blues rural por el que sería posteriormente conocido.
Y es que no fue hasta la treintena que Keb’ Mo’ tuvo una revelación y convirtió al blues en su religión. Después de que su disco pasara desapercibido, Moore se unió a la banda blues de Monk Higgins, que había sido el productor del gran Bobby ‘Blue’ Bland. Fue entonces cuando entre medias de jams con Albert Collins o Big Joe Turner, alguien le introdujo en el blues del Delta, Robert Johnson se convirtió en su faro y fue descubriendo a todos los demás, Son House, Charley Patton, Tampa Red o Big Bill Broonzy.
Aun así el dinero no llegaba y nuestro protagonista estuvo a punto de tirar la toalla y coger un puesto en una empresa tecnológica en 1991. Pero tras tocar una vez más Come On In My Kitchen en su vieja Epiphone Bluesmaster decidió que eso era lo suyo, ninguno de los viejos bluesman estaban en esto por el dinero, él tampoco.
Había tomado la decisión correcta, tras despuntar en una obra teatral interpretando a un bluesman del Delta le ofrecieron un nuevo contrato discográfico y esta vez no dejó pasar la oportunidad, once temas originales, ya firmados como Keb’ Mo’, y dos versiones de Johnson, Come On In My Kitchen y Kindhearted Woman Blues, con los que se convertía en el nuevo embajador del sonido del Delta, aunque sabiendo aportar cosas nuevas y frescas, en Tell Everybody I Know había toques de reggae, en Every Morning un punto folkie y en la mejor del lote, Am I Wrong, unía varias décadas de música negra, a la vez, puro blues del Delta del Mississipi y funky, con un riff que podría haber tocado Robert Johnson pero que también podría haber servido para una de las salvajadas funk de James Brown en los 70.
Su segundo disco, Just Like You, no estaba a la altura del primero, a pesar de grandes canciones como Perpetual Blues Machine, pero el éxito ya estaba allí, colaboraciones con Bonnie Raitt o Jackson Browne y el primero de sus cuatro Grammys. En 1998 se dio el gusto de hacer de Robert Johnson en el documental Can't You Hear the Wind Howl? Y cinco años después fue una de las estrellas de la revisión del género que hizo Martin Scorsese con The Blues.
Eso sí, uno de los peores momentos de su carrera llegó cuando le robaron su querida Bluesmaster, Mo’ la echaba tanto de menos que preguntó en Gibson a ver si tenían un modelo similar, la respuesta de la mítica casa le confirmó como uno de los elegidos, “¿y por qué no te hacemos una?”. Fue así como surgió su modelo Bluesmaster en Gibson, con solo 12 trastes, ya que este expresivo guitarrista de manos enormes concuerda con Chet Atkins en que “el dinero está en los cinco primeros trastes”.
Pero, a pesar de que es conocido principalmente como un guitarrista acústico, Keb’ Mo’ tampoco se maneja mal con la eléctrica, como prueba sus solo en My Baby Is Tellin' Lies Again, su favorito de toda su carrera. Su guitarra de elección en este apartado suele ser una Stratocaster, principalmente una del 54, aunque también ha tocado una Hamer roja con pastillas Gibson P-100 o una Epiphone Sheraton.
Sea como sea, con cerca de veinte discos a sus espaldas y habiendo colaborado con todo el mundo (de Keith Richards a Taj Mahal), Keb’ Mo’ es una de las referencias fundamentales del blues actual, al que supo traer de vuelta las mejores esencias de su lugar de origen, el Delta del Mississippi.