Un gigante del blues

Por Sergio Ariza

Freddie King era un gigante en todos los sentidos, con dos metros de altura y 136 kilos de peso en cuanto salía al escenario con su guitarra era imposible apartar la mirada de este músico que unió dos de las grandes escuelas de blues de la historia, la tejana y la de Chicago, y que sirvió, junto a una nueva generación de guitarristas, de inspiración para los jóvenes fenómenos de blues rock británicos como Clapton o Peter Green. Nunca tuvo el reconocimiento en vida que su explosiva música se merecía pero desde su muerte su brillo no ha hecho sino crecer hasta colocarle a la altura de los otros dos reyes del blues, B.B. y Albert King.

   

El más joven de los tres reyes del blues, nació en Texas un 3 de septiembre de 1934, unos diez años después que B.B. y Albert. Como bien decía el mismo King nació en una familia con blues, tanto su madre como sus tíos tocaban y cantaban. Creció pobre en los campos de algodón idolatrando a T-Bone Walker y B.B. King, a los cinco años tuvo su primera guitarra aunque fue un encuentro con Lightnin' Hopkins el que le empujó a ser músico. Pero fue su amor por Muddy Waters y Howlin' Wolf el que le impulsó a emigrar a Chicago, la tierra prometida del blues eléctrico. Fue allí, junto a otros jóvenes lobos hambrientos como Buddy Guy, Otis Rush o Magic Sam, donde creó la vibrante escena del West Side. Su estilo fue inconfundible desde el principio, mezclando la escuela tejana con la de Chicago: riffs, acordes y líneas melódicas se mezclaban con el percusivo estilo de Chicago tan propio de Wolf, en cuya banda estuvo durante un breve periodo. En ese periodo King era uno de los más conocidos 'cazadores de cabezas' de la ciudad, King buscaba a otros guitarristas, se subía con ellos y les batía en duelo. Aun así cuando se presentó a las pruebas del más mítico sello de la ciudad, Chess, fue rechazado por sonar demasiado parecido a B.B. King.   

King había llegado a Chicago en 1952, a los 18 años de edad, y tras colarse en todos los garitos del South Side para ver a los más grandes, Muddy Waters, Howlin' Wolf, T-Bone Walker, Elmore James o Sonny Boy Williamson, formó su primera banda, llamada los Every Hour Blues Boys. En 1956 grabó su primer disco como líder para el sello El-Bee Records, Country Boy, un dueto con Margaret Whitfield. Pero los escenarios del West Side seguían siendo en los que brillaba el mejor Freddy. No fue hasta que, muy apropiadamente, fichó en 1960 por el sello King, dirigido por Syd Nathan, cuando encontró su lugar ideal (aunque sus discos se publicarían en su subsidiaria Federal Records).   

El 29 de agosto de 1960 Freddy (en ese momento todavía no se había cambiado a Freddie) entró en el estudio de grabación con su notable banda; formada por Bill Willis al bajo, Phillip Paul a la batería, Sonny Thompson al piano y Freddie Jordan a la segunda guitarra; y grabó las canciones que se convertirían en los grandes clásicos de su carrera, Hide awayI love the womanHave you ever loved a woman?I'm tore down o Lonesome whistle blues. Las últimas sirvieron de base para su primer disco, el excelente Freddy King sings, mientras que la primera, un instrumental basado en una canción de Hound Dog Taylor y el Peter Gunn de Henry Mancini, se convertiría en un éxito en las listas de R&B y, lo que era mucho más extraño para un artista blues, en una canción con el suficiente atractivo para aparecer en las listas pop, siendo una de las primeras canciones blues en hacerlo.  

No es de extrañar que desde su compañía tomaran nota y decidieran grabar un disco entero de instrumentales en el que se encontraban piezas que pasaron a formar parte del repertorio de todo nuevo buen guitarrista que se apreciera. Eran gemas como The stumbleSan-Ho-Zay o Sen-Sa-Shun y formaron parte del que puede que sea el disco más importante de su carrera Let’s Hide Away and Dance Away with Freddy King disco que, con el tiempo, pasaría a formar parte del examen de ingreso para uno de los puestos más cotizados en el blues británico, el de guitarrista de los míticos Bluesbreakers de John Mayall, primero Eric Clapton pasaría a convertir a Hide away en su pieza de referencia en su breve paso por la banda, luego le sustituiría el gran Peter Green que haría lo propio con The stumble y, por último, el joven Mick Taylor haría su debut a los 18 años con otro tema de King, Driving Sideways. Parece que también tomaron nota de la guitarra que llevaba, una Les Paul Goldtop de 1954 con pastillas P-90 enchufada a un amplificador Gibson GA-40.  

   

Comercialmente, 1961 fue el año más importante de su carrera con seis singles entrando en las listas R&B de Billboard. El estilo de King, con la fuerza y el ritmo de sus instrumentales y la cadencia más lenta y ‘soulera’ de sus canciones cantadas, como las mencionadas o Christmas tears, le hacía particularmente apreciable por todo tipo de público. Pero en 1962 tomó una decisión que le apartó de la senda del éxito, dejar Chicago para volver a Texas a criar a sus hijos. A pesar de que siguió grabando para Federal hasta mediados de los 60 el material no alcanzó las cotas de sus dos primeros discos, con intentos de mestizaje con otros estilos como la bossa nova o el surf. Aun así, hubo cosas notables como Freddy King Gives You a Bonanza of Instrumentals en 1965, un segundo disco de instrumentales donde ya utilizaba la guitarra con la que más se le suele asociar, una Gibson ES-345. Aun así el éxito no volvió a llamar a su puerta y King estuvo de gira con algunos de los más grandes artistas de R&B de su tiempo como Sam Cooke, Jackie Wilson o James Brown, para el que abrió en uno de los conciertos más míticos de su carrera, el del 24 de octubre en el Teatro Apollo de Nueva York que se vio inmortalizado en Live at the Apollo.   

En 1966 se acabó su contrato con Federal y King estuvo sin grabar dos años hasta que fue rescatado por el gran King Curtis que lo fichó para su compañía Cotillion Records, una subsidiaria de Atlantic. Con el saxofonista como productor grabó dos discos, Freddie King Is a Blues Master en 1969 y My Feeling for the Blues en 1970, dos de los discos más soul de su carrera. Para ese momento King ya se había hecho con un nuevo público, el del rock, y había dejado de tocar en garitos de mala muerte para presentarse en lugares como los dos Fillmore. Para entonces ya había cambiado el Freddy por Freddie, a la hora de escribir su nombre. La segunda edad de oro de su carrera se vería confirmada cuando firmó por Shelter, compañía de Leon Russell, otro de sus seguidores dentro del mundo del rock. Allí le trataron como a una estrella y se lo llevaron a grabar a los estudios Chess de Chicago el fundamental Getting ready que aparecería en 1971. Acompañado por unos músicos de lujo como el propio Russell al piano, Donald 'Duck' Dunn al bajo o su compañero en los Mar-KeysDon Nix, responsable del gran éxito de la sesión, Going down, King demuestra que su estilo se adapta como un guante a los nuevos tiempos y entrega un disco el que los nexos entre el blues y el rock de los últimos años se hacen evidentes. Tuvo otras dos continuaciones en la misma compañía, Texas Cannonball (el disco que le dio el sobrenombre por el que siempre sería recordado) en 1972 y Woman Across the River al año siguiente.   

En 1974 su alumno de más renombre, Eric Clapton, le fichó para RSO Records y apareció Burglar un disco notable en el que la ‘bala de cañón tejana’ y ‘Mano lenta’ intercambiaron notas, con este último dejando claro su tremendo respeto por el primero. Al año siguiente vería la luz Larger than life, pero queriendo aprovechar su nuevo éxito entre el público rock (ese que hizo que la Grand Funk Railroad le mencionara en We’re an american band), King llevó sus excesos al máximo. Con más de 300 conciertos al año King se mantenía con una dieta a base de Bloody Marys (ya que en su opinión, “llevaban alimento”) y su cuerpo dijo basta. En 1976, mientras tocaba en Nueva Orleans, se desmayó en medio de un solo y tuvo que ser hospitalizado. Tenía varias úlceras de estómago pero King siguió en la carretera y tocó en Nueva York el día de Navidad. Al volver a Dallas le hospitalizaron y murió en la noche del 28 de diciembre de 1976 a la edad de 42 años.   

Su musculoso tono a la guitarra inspiró a una legión de músicos, desde los ya nombrados como Clapton o Green a su paisano Stevie Ray Vaughan, pero no se debería olvidar tampoco su espectacular y sentida voz. Su música sirvió de puente entre el blues y el rock, siendo de los primeros en utilizar una banda con blancos y negros, rompiendo estereotipos desde dentro del blues. Fue el más joven y el primero en irse de los tres reyes del blues, pero que nadie dude de que su legado es tan indispensable e influyente como el de los otros dos.

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