El genio sarcástico

Por Sergio Ariza

Que Randy Newman es uno de los mejores compositores de la historia debería ser recordado con más frecuencia, sobre todo en un tiempo en el que se le recuerda más por sus bandas sonoras para las películas de Pixar que por sus increíbles discos de principios de los 70. Sail Away es el tercero y logra aunar los arreglos orquestales de su debut con el sonido más espartano y rock de su segundo trabajo, 12 Songs.    

Newman sabe en cada momento cómo revestir mejor a la canción, ya sea utilizando una orquesta o un pequeño grupo de rock con el slide de Ry Cooder en primer plano, sabiendo poner los ropajes precisos a una colección de letras absolutamente espectacular, en el que con fina ironía y sarcasmo profundiza en el pasado esclavista de su país, en la superficialidad de la fama o en el ataque más virulento a Dios y a la religión que haya hecho alguien en forma de balada de piano.
    

Newman ya había compuesto varias de estas canciones años antes de grabarlas él mismo, Simon Smith and the Amazing Dancing Bear había sido un éxito para el ex Animals Alan Price en 1967 y Harry Nilsson ya había grabado esa misma canción o Dayton, Ohio - 1903, pero Newman supo hacer un disco totalmente cohesionado, quizás sin el elemento conceptual de Good Old Boys, pero logrando la mejor colección de canciones de su carrera.
  

   

El disco se abría con una de las más brutales, la canción titular, a la que Newman describió como un 'jingle' publicitario escrito por los traficantes de esclavos que buscaban reclutar a ingenuos africanos. Sobre un precioso arreglo de cuerdas cantan: "En América todo hombre es libre para cuidar su casa y su familia. Serás tan feliz como un mono en un árbol de monos, serás un americano, navega, navega". Es desoladoramente bello y cruel, es puro Newman. Luego llega Lonely At The Top, una canción que escribió específicamente para Frank Sinatra pero que este rechazó, quizás porque le tocaba demasiado cerca, con un acompañamiento swing, Newman lo dejaba claro: "He dado la vuelta al mundo, he podido elegir a cualquier chica, se podría pensar que sería feliz pero no lo soy. Todo el mundo sabe mi nombre pero es sólo un juego loco, oh, es solitaria la cima".
    

Son dos canciones con brillantes arreglos, cuidados y lujosos, la primera orquestal, la segunda en clave jazz, pero Newman funciona igual de bien en grupos cortos, su piano, una batería y un bajo son casi lo único que suena en la aterradora Last Night I Had a Dream, en la que el slide en la Strato de Ry Cooder crea la atmósfera apropiada para la letra de Newman con muy pocas notas, sirviendo como perfecto ejemplo de eso de que “menos es más”. Cuando Newman habla de que en su sueño se le apareció "un vampiro" y "un fantasma" estos se hacen presentes en las amenazantes notas de Cooder.
  

   

El slide de Cooder vuelve a aparecer en la icónica You Can Leave Your Hat On, que mucho tiempo después convertiría en un éxito Joe Cocker, eso sí despojándola de toda la fina ironía propia de Newman. Con un tono menos blues y más swing, Newman se vuelve a salir con su piano en Political Science, una divertida farsa sobre un militar norteamericano deseando lanzar la bomba atómica sobre el resto del mundo. Todavía más despojada es la preciosa Dayton, Ohio - 1903, solo su limitada voz y su piano. El disco termina con la devastadora God's Song (That's Why I Love Mankind), en la que un Dios distante y cruel se ríe de su broma favorita, la humanidad: "Quemo vuestras ciudades: qué ciegos debéis estar, os quito a vuestros hijos y decís qué bendecidos somos, deben estar locos para poner su fe en mí, por eso amo a la humanidad, me necesitáis de verdad, por eso amo a la humanidad".
    

Sail Away
es una prueba más de un compositor enorme, tanto en los detalles musicales como en las letras más sutiles e irónicas que se hayan escrito nunca. Su voz puede ser limitada, pero sabe sacarle el máximo provecho, convirtiéndose en uno de los pocos compositores de la era rock que puede compararse en sutileza y profundidad con los grandes compositores del Tin Pan Alley. Si solo le han escuchado cantar eso de que "tienes un amigo en él" en la saga Toy Story, háganse un favor y buceen en sus imprescindibles discos de los 70, Sail Away, que cumple 50 años, es una perfecta introducción al maravilloso mundo de Randy Newman.
  

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