El adiós de uno de los grandes

Por Sergio Ariza

Mick Ronson había saltado al éxito como capitán de las Arañas de Marte de David Bowie, sus guitarrazos con su mítica Les Paul y sus maravillosos arreglos fueron clave a la hora de convertir al autor de Ziggy Stardust en una estrella. Cuando Bowie decidió finiquitar su etapa Glam, Ronson se convirtió en una estrella por su cuenta con la aparición de su primer disco en 1974, Slaughter on 10th Avenue, pero tras una continuación menos exitosa, Play Don´t Worry, al año siguiente, decidió olvidar su carrera en solitario y volver a trabajar para otros, ya fuera como increíble guitarrista, siendo su trabajo junto a Ian Hunter el más aclamado, o como productor.   

    

Pero en 1991 estaba dispuesto para volver a centrarse en sí mismo, así que viajó a Londres y comenzó a programar su primera gira en solitario desde 1974, fue entonces cuando, tras una visita al médico, recibió las peores noticias, tenía cáncer de hígado. Pero, en vez, de ponerse a llorar, Ronson decidió seguir adelante y trabajar más que nunca, en 1992 produjo el disco Your Arsenal de Morrissey y volvió a contactar con Bowie. Ese mismo año apareció junto a él en el concierto homenaje a Freddie Mercury en Wembley, donde interpretó el All The Young Dudes que Bowie regaló a Mott The Hoople junto al cantante de estos, Ian Hunter, Bowie al saxo, Joe Elliott y Phil Collen de Def Leppard a los coros, y el resto de Queen. También le puso el E-Bow a su Telecaster azul y recreó a la perfección las míticas notas de Robert Fripp para el Heroes de Bowie.
   

Fue una actuación espectacular y sirvió para cerrar la relación más importante de su carrera, curiosamente con una Telecaster, la guitarra con la que había saltado a la fama el hombre con el que Bowie siempre le comparó, Jeff Beck. Pero la relación entre ambos volvería a ser tan estrecha como a principios de los 70, Ronson tocó en el disco de Bowie del 93 Black Tie, White Noise, y el cantante le devolvió el favor cantando una versión del Like A Rolling Stone de Dylan en el disco que preparaba el guitarrista. No era una elección casual, ambos habían grabado una canción llamada Song For Bob Dylan en el Hunky Dory de Bowie y Ronson se había ido de gira con el autor original en su Rolling Thunder Revue.
   

    

Y es que nada en el último disco de Ronson fue casual, en la lista de invitados no solo estaba Bowie, sino el fundamental Hunter y otros músicos con los que había colaborado y que eran fans de su trabajo, como miembros de Def Leppard, los Pretenders o John Mellencamp. El disco se abría con la explosiva Don't Look Down, una canción en la que afrontaba su enfermedad con esperanza y optimismo, creando magia con su Tele, demostrando que las comparaciones con Beck no eran nada exageradas.
   

Claro que este Heaven And Hull, un homenaje a su ciudad de nacimiento, está lleno de grandes momentos de Ronson a la guitarra, como si supiera que esta era su despedida y quisiera irse por todo lo alto. Su ética de trabajo siempre fue admirable pero aquí dio el do de pecho, combinando estas sesiones con otros encargos, como cuando los Wildhearts le pidieron que colaborase en su disco de debut y Ronson les respondió con un solo abrasivo en My Baby Is A Headfuck. Ese mismo fuego se puede ver en los melódicos pero, a la vez, ardientes solos de canciones como When the World Falls Down y Life's A River.
   

    

Y es que el disco tiene varias composiciones notables de Ronson, como las mencionadas, Colour Me, donde se puede ver que al guitarrista también le gustó la etapa berlinesa de Bowie, o Trouble With Me, un reggae en el que entre guiños a Hendrix saca oro a su Cry Baby. Hacia el final se produce la reunión con Hunter, que canta en Take A Long Line, una versión de los australianos The Angels, en la que Ronson da rienda suelta a su parte más salvaje. Para el final se queda la versión en directo en el homenaje a Mercury de All The Young Dudes, una canción en la que comparte escenario junto a los dos tipos para los que más brilló, Bowie y Hunter.
  

Mick Ronson no llegó a ver publicado el disco en vida pues falleció un 29 de abril de 1993, un año antes que el disco, que se publicaría el 10 de mayo de 1994. A pesar de que su guitarra ya era parte fundamental de la historia del rock desde sus tiempos con Bowie este disco sirvió de perfecto recordatorio de lo que el mundo acababa de perder, nada más y nada menos que uno de los grandes de las seis cuerdas.   

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