Renegando de la fama y el éxito

Por Sergio Ariza

Vitalogy es uno de los discos más importantes de la carrera de Pearl Jam, siendo el que divide claramente su carrera entre los dos primeros que les convirtieron en estrellas y los siguientes, más experimentales, que les fueron apartando, poco a poco, de los focos. Este fue todavía un tremendo éxito, convirtiéndose en el segundo disco que más rápido se ha vendido en la historia de los EEUU, tras su anterior trabajo, Vs, pero también fue el primero que no superó en ventas al anterior.   

    

Es imposible separar a este disco de su época, este fue el trabajo con el que la banda reaccionaba ante el masivo éxito de sus dos primeros discos, reafirmándose como un grupo alternativo y con pasado punk. A Pearl Jam siempre se les miró como la banda grunge que más tenía que ver con el rock clásico, en un momento en el que eso era visto por recelo por los más talibanes de la nación alternativa. Su éxito les hacía sentir culpables y, en cierto modo, este es su particular In Utero, el disco diseñado para alienar a gran parte de su público, con un disco salvajemente desigual y difícil, en el que conviven algunas de las mejores, y más directas, canciones de su carrera, como Better Man o Corduroy, con algunos de sus experimentos más extraños, como Bugs o la incalificable Hey Foxymophandlemama, That's Me, además de ramalazos más punk como Spin The Black Circle, elegida como primer sencillo, a pesar de ser mucho menos comercial que las dos canciones nombradas al principio.
    

Y es que en Vitalogy Pearl Jam está en pie de guerra, contra el éxito, contra la industria, contra Ticketmaster (fue durante su grabación cuando se enfrentaron al gigante de venta de entradas) y, finalmente, contra ellos mismos. La banda estuvo a punto de desaparecer, siendo el último disco en el que aparece Dave Abbruzzese, un batería que era capaz de componer animaladas como Go o Last Exit, mientras que Mike McCready tuvo que ingresar en un centro de rehabilitación, y el fundador, y principal compositor hasta ese momento, Stone Gossard estuvo a punto de dejar la banda al ver como Eddie Vedder se hacía con las riendas de la banda.
   

    

El cantante deja claro en las letras su desapego de la fama y de la industria, parece claro que el fantasma de la muerte de Kurt Cobain se pasea por todo el disco, con algunos llegando a pensar que la letra de Inmortality está dedicada al cantante de Nirvana. Lo que es evidente es que en este disco Pearl Jam pierde parte de su épica de estadio para intentar sonar lo más independientes que se pueda, McCready apenas se hace solos durante el disco (él mismo diría que Vitalogy es un disco más rítmico y menos de solos), la banda se olvida de grabar vídeos para la MTV y el disco se decanta más hacia un sonido crudo y con varios experimentos, como Vedder tocando un destartalado acordeón en Bugs.
   

Aun así, el inicio es muy poderoso con Last Exit, una canción que se abre con una cacofonía de ruidos, hasta que Abbruzzese corta por lo sano golpeando salvajemente la batería, las guitarras suenan sucias y cortantes y Vedder más afilado que nunca. Le sigue la brutal Spin The Black Circle, un homenaje a los 45 revoluciones por minuto, que es el momento más agresivo de toda su carrera, algo lógico si tenemos en cuenta que la canción suena a esa velocidad endiablada porque Vedder se equivocó al reproducir la demo de Gossard y la puso acelerada. Al final decidieron probarla así y se convirtió en este trallazo punk.
   

    

La seguía Not For You en la que Vedder mandaba un explícito "que os jodan" a todos aquellos que pensaban que podían comprarles. Musicalmente ya se puede ver su deuda con Neil Young con el que colaborarían al año siguiente en Mirror Ball. Tremor Christ era una colaboración entre el bajista Jeff Ament y McCready, con un gran trabajo a la guitarra (McCready con una de sus Stratos y Gossard con una Les Paul), luego aparecía la primera balada del disco, Nothingman, que se grabó en una hora en febrero de 1994 en Seattle. Una maravilla con música de Ament y una letra de Vedder sobre el vacío y el arrepentimiento de un hombre después de una relación que se rompe.
   

Whipping
, una de las seis canciones compuestas en solitario por Vedder, vuelve a apostar por una abrasión cercana al punk, con el cantante añadiendo una guitarra más a las de Gossard y McCready, principalmente una Telecaster, algo que repite en varias de las canciones del disco. Pry, To era la primera marcianada del disco, un funk destartalado en el que Vedder repite "P-r-i-v-a-c-y is priceless to me".
   

    

La segunda cara se abría con una de sus mejores canciones, una de las que no puede faltar en sus setlists en directo a día de hoy, se trataba de Corduroy, con un brutal riff de acordes tocado por McCready, Gossard y Vedder, mientras el cantante vuelve a expresar su frustración por los focos y la mercantilización de la música. Bugs es una locura, un acordeón desafinado y Vedder intentando canalizar a Tom Waits, un resbalón en toda regla que da paso a la potente Satan's Bed, otra de las pocas contribuciones de Gossard.
  

Better Man
es la canción más recordada del disco, posiblemente la melodía más perfecta de la banda, tanto es así que los miembros miraban con desconfianza su potencial pop. Vedder la había compuesto antes de unirse a Pearl Jam y se había intentado para Vs, pero fue rechazada. Si al final vio la luz fue debido a la insistencia del productor Brendan O'Brien que veía claramente todo su potencial. Aye Davanita es otra paranoia, una especie de jam 'hare krishna', que conduce a Inmortality, la tercera balada del disco, una canción hermosa e inquietante en la que Vedder examina sus emociones más extremas. El final del disco llega con Hey Foxymophandlemama, That’s Me, una canción, por llamarla algo, que era un inquietante experimento sonoro con el que Pearl Jam mandaban el éxito a la mierda.
   

Era 1994, ser visto como un grupo comercial era lo peor y Pearl Jam tenía un éxito de esos que ya no existen, de esos de vender millones de discos (en formato físico) y decenas de miles de entradas para cada uno de sus conciertos. En definitiva, un éxito de esos por los que cualquier banda de rock actual mataría, pero que ellos no querían, así que torpedearon a una gran parte de su enorme base de fans y recuperaron su credibilidad y su independencia con un disco irregular, a veces desquiciante, a veces ridículo, pero la mayor parte del tiempo totalmente fascinante.   

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