La revolución alternativa de los 80

Por Sergio Ariza

El principio de los años 80 fue una mala época si querías tocar melodías pop con guitarras eléctricas, por un lado, el punk se había diluido en la Nueva Ola y esta había ido olvidándose de las guitarras por los sintetizadores, por otro los grupos de rock estaban llenos de 'shredders' más interesados en sus solos, y en sus mallas, que en sus canciones. Pero desde Athens, Georgia, una ciudad universitaria, cuatro muchachos iban a combinar la sofisticación lírica de la Velvet con la Rickenbacker de los Byrds y como resultado iban a crear una corriente alternativa que tomaría por asalto la música rock a comienzos de la siguiente década.  

R.E.M.
se había formado en 1980 cuando Michael Stipe y Peter Buck, dos estudiantes universitarios, se conocieron en una tienda de discos y vieron que compartían gustos, al poco entraron en la ecuación Mike Mills y Bill Berry que llevaban tocando juntos desde el instituto. Lo primero que grabaron fue el sencillo Radio Free Europe, en 1981, para el pequeño sello independiente Hib Tone. Fue de las pocas grabaciones de la banda en la que no sonó la mítica Rickenbacker 360 negra de Buck, ya que utilizó la Fender Electric XII del productor Mitch Easter. La primera tirada era solo de 1000 copias pero se vendió tan rápido que al poco sacaron otras 6000 que corrieron la misma suerte. La radio universitaria les convirtió en uno de sus grupos favoritos y comenzó el 'boom' de lo que los Replacements llamarían "a la izquierda del dial", convirtiéndose en la principal propagadora de la música alternativa.
  

   

El caso es que la banda se empezó a hacer un nombre y RCA intentó ficharles pero R.E.M. se decantó por la independiente IRS donde sacaron el EP Chronic Town en 1982. Finalmente, el 6 de enero de 1983, la banda entró en el estudio para grabar su disco de debut con tres años de experiencia y un buen puñado de grandes canciones bajo el brazo. Para mostrar su independencia desecharon los tan en boga sintetizadores y los solos de guitarra, lo que no impide que la Rickenbacker de Peter Buck sea una de las grandes protagonistas del disco, siempre puesto, eso sí, a disposición de la canción y del cantante.
  

El disco se abre con una de las canciones más importantes de la banda, Radio Free Europe, que regrabaron a instancias de IRS para el disco. La canción es un perfecto ejemplo de los primeros R.E.M., la guitarra jangle de Buck, el melódico bajo de Mills (además de sus inigualables coros), la sencilla batería de Berry y las crípticas, e ininteligibles, letras de Stipe, todo ello redondeado por un estribillo glorioso. Lo curioso es que el disco se mantiene al nivel de su canción más famosa y en algunos caso hasta la supera.
  

   

Pilgrimage
empieza enigmáticamente con un Stipe en la distancia, hasta que entra el bajo de Mills, con un Rickenbacker 4001 prestado, un piano y todo vuelve a llevar a uno de esos estribillos demoledores de la banda, Laughing sigue una estrategia parecida, aunque esta vez Buck utiliza una acústica. Luego llega una de mis canciones favoritas de la banda, Talk About The Passion, con un genial riff a cargo de Buck en su 360 y un Stipe especialmente inspirado. Moral Kiosk es mucho más nerviosa, más eléctrica, siendo uno de sus ases ganadores en sus primeros directos.
   

Para el momento en el que comienza a sonar la devastadora Perfect Circle te tienes que rendir ante la grandeza de esta banda, un piano honky tonk desafinado, que increíblemente también suena a un clavicordio, y una melodía bellísima. Es increíble pensar que esta barroca pieza fuera principalmente compuesta por el batería Bill Berry. Es el cierre de una primera cara gloriosa.
  

   

La segunda parte se abre con Catapult, otra maravilla en la que vuelve a brillar la tintineante Rickenbacker de Buck. Sitting Still es una de las favoritas de los fans de la banda y otro perfecto ejemplo de los primeros tiempos de la banda, un bajo melódico, una guitarra coloreando todo el tiempo y un estribillo arrollador, con Mills uniéndose a Stipe al final. 9-9 es el momento más indie rock del disco, también el más cercano al punk de su adorada Patti Smith, mientras que el trío final de canciones; Shaking Through, We Walk y West Of The Fields; demostraba que estos chicos sureños eran incapaces de escribir un estribillo que no fuera capaz de emocionarte.
   

Se podría considerar a Murmur como un disco a medio camino entre el primer disco de los Byrds y el tercero de la Velvet Underground, lo que hizo que la banda se convirtiera en un faro para los grupos de Nuevo Rock Americano, con ejemplos como los Long Ryders, los Dream Syndicate o Los Lobos, pero también para el naciente movimiento alternativo de Hüsker Dü, los Replacements o los Pixies. La verdad es que no es de extrañar porque Murmur es un disco atemporal lleno de exquisitas canciones, entre los 3 y los cuatro minutos de duración, de las que pueden florecer movimientos enteros.
  

Galería de foto