Grandes notas
Por Paul Rigg
A Day At The Races (10 de diciembre de 1976; EMI/ Elektra) es el quinto disco de estudio de la banda de rock británica Queen, compuesta por Freddie Mercury, Brian May, Roger Taylor y John Deacon.
Grabado en los estudios The Manor, Sarm West y Wessex de Inglaterra, Queen pretendía aprovechar el éxito de su anterior disco, A Night at the Opera. Ambos discos tomaban sus nombres de las películas de los Hermanos Marx, mostraban carátulas artísticas similares y recurrían a géneros musicales tan diversos como el heavy rock, el góspel, el jazz, el pop con piano y el music hall victoriano.
Y el disco logró su objetivo porque alcanzó el número uno en el Reino Unido, Japón y los Países Bajos, y llegó al número cinco en EEUU.
Si el álbum sólo hubiera dado lugar a Somebody to Love, todo el tiempo y los gastos invertidos en su producción ya habrían merecido la pena. Si tiene tiempo, no duden en ver a Mercury en el vídeo que acompaña a esta reseña, de una actuación en Montreal en 1981. Sentado solo al piano, vestido con un top de Superman, el clip muestra todas las razones que lo convirtieron en una estrella. Mercury tiene el control absoluto, como si estuviera hecho para el escenario, mientras comienza la canción que escribió en un tono tranquilo, casi juguetón. A medida que la canción va creciendo, le lanzan su característico micrófono y se pavonea por el escenario con toda la pompa. A continuación, May irrumpe con su primer solo con su Red Special en torno a los 2' 30", mientras Mercury vuelve a su piano mientras la canción vuelve a crecer. El sonido del coro góspel de estilo eclesiástico se inspiró, según se dice, en la gran Aretha Franklin, y si has visto la película del concierto de Franklin, recientemente recuperada, sabrás que Mercury pulsa todos los mismos botones. De hecho, puede que sólo haya una palabra adecuada para describir la experiencia: ¡Aleluya!
El disco arranca, sin embargo, con la roquera Tie Your Mother Down, que fue escrita por May mientras estaba de vacaciones en Tenerife, en las Islas Canarias, en 1968. Se abre con un instrumental, pero tarda en empezar a rockear y en que el cantante aporte su intensidad a la canción.
Le sigue la balada de piano You Take My Breath Away, escrita por Mercury, que quizás, como muchas canciones de Queen, gana algo más cuando se toca en directo. Long Away, compuesta y cantada por May, y tocada en parte con una Burns Double Six eléctrica de 12 cuerdas, es un número sentimental que parece esforzarse por un sonido tipo Beatles, pero que nunca lo consigue del todo. Una canción mucho mejor de May en el álbum es White Man, que hace referencia al daño causado a los nativos americanos por los colonialistas europeos.
La exuberante Millionaire Waltz mezcla el rock y el vals y podría describirse como "pop de salón musical". La canción, escrita por Mercury, es un tributo al mánager de Queen en ese momento, John Reid, a quien la banda atribuyó generosamente la mejora de su fortuna.
La canción Good Old Fashioned Lover Boy, impulsada por el piano, es otro punto culminante del disco. La actuación de Queen en el Top of the Pop en 1977 muestra a la banda en un momento dulce e inocente en torno al inicio de su ascenso al estatus de superestrella mundial, y merece la pena verla sólo por eso.
Hay algunos errores en A Day At The Races, pero contiene suficientes temas destacados para confirmar su estatus de clásico. Si te apetece hacer un viaje sentimental, pero que merezca la pena, este es un buen lugar para empezar.