Las múltiples caras de Bob Dylan
Por Sergio Ariza
Bob Dylan cumple 80 años, pero ¿quién es realmente Bob Dylan? De las pocas cosas seguras que sabemos es que su verdadero nombre es Robert Allen Zimmerman, que nació en Duluth, Minnesota, un 24 de mayo de 1941, que fue uno de los mayores iconos de los turbulentos años 60, que se convirtió al cristianismo a finales de los 70 o que es el músico de rock más admirado por sus compañeros de profesión. También sabemos que Dylan contiene, como Walt Whitman, multitudes.
En el documental que estrenó Martin Scorsese hace poco sobre la gira de Rolling Thunder Revue, Dylan afirmaba que "la vida trata sobre crearse a uno mismo". Pocas vidas mejor aprovechadas que la suya, siempre llevando una máscara o un disfraz pero diciendo verdades en las canciones mientras mentía en las entrevistas. Y es que en ese mismo documental Dylan afirmaba, a cara descubierta, que "si alguien lleva una máscara es que te va a decir la verdad pero si no, posiblemente te mienta". Pocas personas saben tanto sobre eso como este misterioso mito que se ha reinventado, como mínimo, una decena de veces. Así que celebremos los 80 años de Bob Dylan y sus multitudes adentrándonos en las múltiples caras que ha ofrecido durante su carrera. Aun así, yo, personalmente, sigo sin saber quién es realmente Bob Dylan. Posiblemente cada persona hechizada por su música tenga su Dylan ideal, el mío está paseando con Cenicienta, Einstein, T.S. Elliott y Casanova por el Paseo de la Desolación.
La voz de una generación (1962-1964)
En enero de 1961 Bob Dylan llegó a Nueva York para visitar a su ídolo, Woody Guthrie, que se estaba muriendo en un destartalado hospital. Dylan se hacía llamar así desde hacía poco, en honor a los poemas de Dylan Thomas, y llevaba tocando música folk desde hacía aproximadamente un año, siendo su primera pasión el rock & roll, algo que explica que en el anuario de su instituto apareciera como deseo de Robert Zimmerman "unirse a la banda de Little Richard". Al poco de llegar ya estaba tocando en los garitos del Greenwich Village y viviendo en los sofás de las principales figuras del movimiento folk como Dave Van Ronk, Fred Neil, Odetta o los hermanos Clancy. En poco tiempo el paleto de Minnesota se había convertido en la principal atracción de la escena, con una voz escasa, una limitada forma de tocar la guitarra y una peculiar manera de tocar la armónica, Dylan sonaba totalmente distinto. Hay gente que lo tiene y gente que no, sea lo que fuera eso, Dylan lo tenía y a raudales. A principios de 1962 fichó por Columbia y en marzo de ese año apareció su primer disco, Bob Dylan, lleno de versiones de canciones tradicionales, un par de viejos blues y un par de originales totalmente influidas por Guthrie, el disco estaba bien pero tampoco parecía destinado a cambiar el mundo.
Todo cambió cuando compuso Blowin' In The Wind, una canción que llevaba escrita la palabra himno por todos lados. En breve, comenzaron las versiones, como la de Peter, Paul & Mary, mientras Dylan comenzaba a escribir un himno tras otro, A Hard Rain's a-Gonna Fall, una advertencia ante el posible holocausto militar (la crisis de los misiles todavía coleaba), Masters Of War o una de sus primeras canciones de amor, la maravillosa Don't Think Twice It's Allright. Cuando se publicó The Freewheelin' Bob Dylan, el cantante ya se había convertido en el portavoz de su generación y en el líder del movimiento folk y de protesta. Algo que se confirmó con la aparición de The Times They Are A Changin'. Dylan tomó el papel de profeta, para los folkies sus canciones eran como los mandamientos de Moisés, su creción como mito rebelde se aumentó con su negativa a aparecer en el show de Ed Sullivan y su aparición en la mítica marcha a Washington de Martin Luther King.
Pero tras el asesinato de Kennedy, Dylan se empezó a ver a sí mismo como un peón al que otros manipulaban, como muy bien decía él mismo los tiempos estaban cambiando y el 4 de abril de 1964 las listas norteamericanas de sencillos estaban copadas en sus cinco primeros puestos por una banda británica de guitarras eléctricas, los Beatles, al poco tiempo le seguirían otros grupos como los Rolling Stones, los Kinks o los Animals y Dylan ve en ellos a almas gemelas, está harto de las restricciones del folk y de ser el portavoz de una generación, Dylan quiere ser Dylan, sea lo que sea eso, y tiene más interés en hablar de lo que le pasa por la cabeza ("y si mis pensamientos pudieran ser vistos, probablemente pondrían mi cabeza en una guillotina") que en decirle a la gente lo que tiene que pensar o hacer. Hay otra cara de Bob Dylan y su nuevo disco, llamado precisamente Another Side Of Bob Dylan, está lleno de canciones mucho más personales, a pesar de que vengan presentadas con guitarra acústica y armónica, para alivio de todos esos guardianes de la fe folk de los que ya empieza a estar harto. En agosto conoce personalmente a los Beatles y les da a probar, por primera vez, marihuana. De aquella reunión saldrán unos Beatles más preocupados de las letras y un Dylan con una guitarra eléctrica al hombro, dispuesto a inventar el folk rock.
Discos imprescindibles: The Freewheelin' Bob Dylan (1963), The Times They Are a-Changin' (1964), Another Side of Bob Dylan (1964)
Canciones antológicas: Blowin In The Wind (1963), Don’t Think Twice It’s Allright (1963), The Times They Are A Changin' (1964), It Ain’t Me Babe (1964), A Hard Rain’s Gonna Fall (1963), Boots Of Spanish Leather (1964), My Back Pages (1964), Masters Of War (1963), All I Really Want To Do (1964), The Lonesome Death Of Hattie Carroll (1964), Spanish Harlem Incident (1964), Chimes Of Freedom (1964), Baby Let Me Follow You Down (1962), Ballad In Plain D (1964), With God On Our Side (1964), Talkin' New York (1962), Tomorrow Is A Long Time (Live 1963), Corrina Corrina (1963)
Poeta eléctrico (1965-1966)
La época más importante no solo de la carrera de Dylan sino posiblemente la explosión de creatividad más alucinante de toda la música popular de los últimos 100 años. Desde el 13 de enero de 1965, momento en el que se mete en el estudio para grabar Bringing It All Back Home, al 29 de julio de 1966 en el que tiene un terrible accidente de motocicleta, Bob Dylan se transforma en el primer y más importante Dios del rock, todo lo que toca en este periodo es algo sagrado, desde la trilogía mágica compuesta por Bringing It All Back Home, Highway 61 Revisited y Blonde On Blonde hasta la gira con los Hawks (posteriormente The Band) todo lo que hizo Dylan en este año y medio es sagrado, este es el momento que definió su imagen y su música para siempre.
Un Dylan con el pelo alborotado y gafas de sol primero la arma en el Festival de Newport con el gran Mike Bloomfield a la guitarra, Dylan deja claro que no va a volver a trabajar en la granja de Maggie y cuando saca su disco definitivo, Highway 61 Revisited, ya es evidente que su conversión a la electricidad no tiene vuelta a trás. Cuando ficha a los Hawks, con Robbie Robertson y su Telecaster escupiendo fuego, y se va de gira a recibir gritos de Judas en cada parada, eso sí con el aforo completo. Es la gira con la que se inicia la era rock, Dylan tiene para todos, críticos musicales que no se enteran (¿lo pillas, Mr. Jones?) o los viejos folkies que le sonríen por la calle y le ponen a parir en cuanto se da la vuelta ("Me gustaría que por una sola vez pudieras meterte dentro de mis zapatos, así sabrías la lata que es verte"). Está totalmente inspirado y vive a base de pastillas, heroína y alcohol, siempre pegado a su máquina de escribir, escupiendo página tras página de esquizofrénica poesía mientras el mundo se revoluciona a su alrededor y el resto de músicos rock le toma como el nuevo Mesías.
Pero para cuando llega al culmen de esta etapa, con el espectacular Blonde On Blonde, ya se empieza a ver, nuevamente, atrapado, "¿es realmente este el final? ¿Estar atrapado en Mobile con el blues de Memphis otra vez?". Un nuevo Dylan asoma en el horizonte, uno que se apartará de los focos y dejará la vida en la carretera por una familiar en el campo. El fin, como no podía ser de otra forma, es pura justicia poética, Bob Dylan estrellándose con su Triumph y desapareciendo de la escena pública por varios años.
Discos imprescindibles: Bringing It All Back Home (1965), Highway 61 Revisited (1965), Blonde on Blonde (1966), The Bootleg Series Vol. 4 - Live 1966: The "Royal Albert Hall" Concert (1998)
Canciones antológicas: Like A Rolling Stone (1965), Desolation Row (1965), Just Like Tom Thumb’s Blues (1965), Mr Tambourine Man (1965), Positively 4th street (1965), It’s all over now baby blue (1965), Visions Of Johanna (1966), Stuck Inside Of Mobile With The Memphis Blues Again (1966), One Of Us Must Know (1966), She Belongs To Me (1965), Can You Please Crawl Out Your Window? (1966), Love Minus Zero (1965), Ballad Of A Thin Man (1965), Sad Eyed Lady Of The Lowlands (1966), I Want You (1966), Queen Jane Aproximately (1965), It’s allright mama (I'm only bleeding) (1965), Most Likely You Go Your Way And I’ll Go Mine (1966), Baby Let Me Follow You Down (Live 1966), Absolutely Sweet Marie (1966), It Takes A Lot to Laugh… (1965), Subterranean Homesick Blues (1965), Just Like A Woman (1966), Fourth Time Around (1966), I Don’t Believe You (Live 1966), Highway 61 (1965), Rainy Day Women (1966), Leopard Skin Pill Box Hat (1966), One Too Many Mornings (Live 1966), Maggie’s Farm (1965), If You Gotta Go, Go Now (1965), I'll Keep It With Mine (1966), On The Road Again (1965)
El padre de la Americana (1967-1969)
Tras el accidente de moto, Dylan se retiró a Woodstock, Nueva York, para recuperarse y vivir tranquilamente con su mujer Sara y sus hijos. Al poco tiempo también se trasladaron los músicos de The Hawks, sin Levon Helm que se uniría más tarde, y alquilaron una gran casa rosa donde, en su sótano, Dylan y su banda (así se les pasaría a conocer) comenzaron a grabar varias maquetas de las que surgiría un nuevo género, la Americana. Y es que Dylan despreciaba la pomposidad de la psicodelia y mientras medio mundo vivía en las alturas del verano del amor, él y sus chicos volvían a las raíces de la música popular americana, al country, al folk, al blues y al rock & roll primigenio, para con los pies bien plantados en la tierra, descubrir el placer de los arreglos mínimos y la música tocada entre músicos tocando uno al lado de otro. De aquello saldría el famoso The Basement Tapes, que no saldría hasta 1975, aunque sus canciones comenzaron a sonar en todas partes cuando una parte se publicó en el primer disco pirata de la historia, The Great White Wonder.
Tras dejar Woodstock, Dylan se fue a Nashville y grabó uno de sus discos más espartanos, John Wesley Harding, una obra en la que el torrente de palabras de su etapa eléctrica se reducía y los temas se inspiraban en el Oeste y la Biblia. La última canción del disco, la inolvidable I'll Be Your Baby Tonight, anunciaba su siguiente disco, Nashville Skyline, en el que Dylan se transforma en una especie de crooner country y cuenta con el apoyo de Johnny Cash.
Discos imprescindibles: John Wesley Harding (1967), Nashville Skyline (1969), The Basement Tapes (1975)
Canciones antológicas: I’ll be your baby tonight (1967), Lay Lady Lay (1969), Tonight I’ll Be Staying Here With You (1969), This Wheels On Fire (1967), Girl From The North Country (with Johnny Cash) (1969), All Along the Watchtower (1967), You Ain’t Going Nowhere (1967), I Dreamed I saw Saint Augustine (1967), Odds And Ends (1967), Tears Of Rage (1967), Quinn The Eskimo (1967), Too Much Of Nothing (1967), Million Dollar Bash (1967), Nothing Was delivered (1967), I Threw It All Away (1969)
Marido y esposo (1970-1973)
Desde el fin de su gira con The Hawks en 1966 Dylan se había retirado de las giras y casi de los escenarios, sus conciertos eran mínimos y vistos como situaciones excepcionales, como el de la Isla de Wight en 1969 o el Concierto por Bangaldesh de su amigo George Harrison. Dylan vive recluido y fuera de foco, en 1970 aparece su primer resbalón serio, Self Portrait, y en 1973, la aparición de Dylan, el peor disco de su carrera, confirma el bajón. Entre medias hay grandes canciones, como Knocking On Heaven’s Door, If Not For You o las versiones que realiza en 1971 de viejos temas de The Basement Tapes, como I Shall Be Released o Down In The Flood, pero los signos de recuperación llegan cuando Dylan firma por Asylum y se vuelve a reunir con The Band.
Discos imprescindibles: New Morning (1970)
Canciones antológicas: Knocking On Heaven’s Door (1973), If Not For You (1970), I Shall Be Released (1971), The Man In Me (1970), Watching The Riverflow (1971), Wallflower (1971), Billy 1 (1973), Down In The Flood (1971), When I Paint My Masterpiece (1971), Went To See The Gypsy (1970), George Jackson (1971)
Trueno rodante (1974-1978)
En 1974 se volvió a juntar con los chicos de The Band, ahora ya todas unas estrellas por cuenta propia pero, ahora, todo el mundo les aclamaba, a pesar de que no tenían la fuerza de en 1965 y 1966, lo que antes fue una revolución ahora era la norma, y los abucheos se convirtieron en ovaciones para ver la primera gira de Dylan en años. Los discos que hicieron juntos, Planet Waves, en estudio, y Before the Flood, en directo, le volvieron a llevar a lo más alto de las listas. Pero las musas regresarían en toda su gloria cuando comenzó a separarse de su esposa y a meter toda la rabia, el disgusto y la melancolía que todo ello le provocaba en sus nuevas canciones (“es un milagro que todavía sepas como respirar”). El resultado sería Blood On The Tracks, el único disco de su discografía que puede rivalizar con la sagrada trilogía de mediados de los 60, y la gira más caótica y fascinante que hizo, la Rolling Thunder Revue, que también desembocaría en otro gran disco, Desire. Entre los muchos invitados de aquella mítica gira, Mick Ronson y su Les Paul, recién salido de las Arañas de Marte…
Discos imprescindibles: Blood on the Tracks (1975), Desire (1976), The Bootleg Series Vol. 5: Bob Dylan Live 1975, The Rolling Thunder Revue (2002)
Canciones antológicas: Hurricane (1975), Tangled Up In Blue (1975), Simple Twist Of Fate (1975), Idiot Wind (1975), You’re a big girl now (1975), Where Are You Tonight? (1978), Buckets Of Rain (1975), Forever Young (1974), If You See Her Say Hello (1975), Never Say Goodbye (1974), Isis (1976), Shelter From The Storm (1975), One More Cup Of Coffee (1976), Changing Of The Guard (1978), Meet in the morning (1975), Romance in Durango (1976), You're Gonna Make Me Lonesome When You Go (1975), Seven Days (1976), Mozambique (1976), Señor (Tales Of Yankee Power) (1978), Baby, Stop Crying (1978)
Cristiano renacido (1979-1982)
El siguiente movimiento sería uno de los más sorprendentes de su carrera, el judío más famoso del rock se convertía al cristianismo y empezaba a sacar discos basados en su nueva fe, con influencias góspel. Para alienar más a su audiencia, decidió dejar de tocar sus antiguos éxitos y centrarse en esta trilogía cristiana que, a pesar de no estar especialmente bien valorada, comienza con un disco notable como Slow Train Coming, con el acompañamiento de Mark Knopfler a la guitarra. Dylan vuelve a descolocar a sus seguidores con declaraciones como esta: "Hace años ellos... decían que yo era un profeta. Yo decía: "No, no soy un profeta", ellos decían: "Sí lo eres, eres un profeta". Yo decía: "No, no soy yo". Ellos solían decir "Seguro que eres un profeta". Solían convencerme de que era un profeta. Ahora salgo y digo que Jesucristo es la respuesta."
Discos imprescindibles: Slow Train Coming (1979)
Canciones antológicas: Gotta Serve Somebody (1979), Every Grain Of Sand (1981), Precious Angel (1979), I Believe In You (1979), When You Gonna Wake Up (1979)
La crisis de los 40 (1983-1996)
Dylan volvió a la música secular en 1983 con Infidels, un disco en el que, curiosamente, dejó algunos de los mejores descartes de su carrera, como las espectaculares Blind Willie McTell o Foot Of Pride, que no verían la luz hasta el recomendable Biograph de 1991. El resto de la década de los 80 y los primeros años de los 90 fueron el periodo menos exitoso comercial y críticamente de la carrera de Dylan. Oh Mercy es el mejor disco de este periodo de transición, ocupando un alto lugar en la memoria de su creador, si hacemos caso a su primer (y por ahora único) volumen de memorias, titulado Chronicles. Aun así, hasta en el periodo menos fértil de su carrera, se pueden encontrar algunas gemas muy interesantes.
Discos imprescindibles: Oh Mercy (1989)
Canciones antológicas: Tight Connection To my Heart (1985), Jokerman (1983), Blind Willie McTell (1983), Most Of The Time (1989), Seeing The Real You At Last (1985), Silvio (1988), Everything Is Broken (1989), Foot Of Pride (1983), Cats In The Well (1990), Shooting Star (1989), Man In The Long Black Coat (1989), I And I (1983)
El renacido (1997-2012)
En 1997 Dylan estuvo a punto de reunirse con Elvis, pero, tras recuperarse, esa experiencia cercana a la muerte restauró su inspiración y ese año sacó su mejor disco desde Blood On The Tracks, Time Out Of Mind. La nueva reinvención del bardo de Minnesota como guardián de las esencias de la mejor música americana vino de la mano de una gran colección de canciones, entre las brillan con luz propia Love Sick, en la que utiliza un truco que le sale muy bien, tocar un blues con una lenta cadencia reggae, y la emocionante Not Dark Yet, una de las grandes canciones de su carrera.
Con su siguiente disco, Love & Theft, Dylan volvió a demostrar que pasaba por una ¿tercera? juventud. Swing, rockabilly, blues, folk y country se daban la mano en un disco con sabor añejo, como la voz de Dylan, convertida en gruñido macerado por el alcohol. La juguetona Summer Days, la preciosa Mississipi o la pegadiza Cry a While son solo una muestra de su potente colección de canciones.
La cosa se alargó con Modern Times, un disco con el que volvió al número uno de las listas de EEUU 30 años después de conseguirlo por última vez con Desire. A pesar de que Together Through Life y Christmas in the Heart fueron un pequeño bajón, esta etapa se cerró por todo lo alto con Tempest, en 2012, mientras Dylan seguía embarcado en su gira interminable, dando más de 100 conciertos al año. Una gira en la que Dylan volvía a sacar su lado más socarrón en la presentación, una especie de parodia/homenaje a los múltiples títulos de James Brown, que decía así: "Damas y caballeros, permítanme presentarles al poeta laureado del rock'n'roll. La voz de la promesa de la contracultura de los sesenta. El chico que forzó al folk a meterse en la cama del rock. Que se atavió de maquillaje en los setenta y desapareció en el humo del abuso de sustancias. Que emergió para descubrir a Jesús. Se le consideró una figura acabada al final de los años 80, y de pronto cambió de marchas publicando algunas de las mejores canciones de su carrera desde finales de los 90. Damas y caballeros, el artista de Columbia Records, Bob Dylan" El artista de Columbia Records, Bob Dylan. Si hay algo que les ha gustado a todos y cada uno de los Dylan posibles es tocar los cojones...
Discos imprescindibles: Time Out Of Mind (1997), Love & Theft (2001), Modern Times (2006), Tempest (2012)
Canciones antológicas: Not Dark Yet (1997), Mississippi (2001), Things Have Changed (2000), Thunder On A Mountain (2006), Love Sick (1997), Cry A While (2001), Roll On John (2012), Pay In Blood (2012), Summer Days (2001), Someday Baby (2006), Sugar Baby (2001), Tryin To Get To Heaven (1997), Spirit On The Water (2006), Tweedle Dee & Tweedle Dum (2001), Cold Irons Bound (1997), Scarlet Town (2012), High Water (2001), Duquesne Whistle (2012)
Crooner crepuscular (2013-2019)
Pero después de Tempest hubo un parón de tres años, tras el que Dylan volvió con una nueva máscara, en este caso la de crooner crepuscular, una especie de Sinatra rockabilly con la voz rugosa y desgastada. Shadows in the Night era un disco de versiones de clásicos populares popularizados por la Voz, a los que Dylan daba su particular sonido. Podría haber quedado como una interesante curiosidad pero Dylan lo siguió con Fallen Angels y Triplicate, un disco triple, en el que indagaba en los estándares del Great American Songbook. No son malos discos pero parecían indicar que la creatividad de Dylan volvía a pasar por un momento complicado. Pareciera como si el artista estuviera ya más interesado en revisar el pasado que en ofrecer algo nuevo, pero quedaba una nueva reinvención...
Canciones antológicas: Melancholy Mood (2016)
La despedida del (¿falso?) profeta (2020-¿?)
Ha hecho falta una pandemia mundial, con la suspensión por tanto de todas las giras, para que Bob Dylan recupere la magia y vuelva por todo lo alto con un disco que suena a despedida. Rough And Rowdy Ways ve a Dylan abrazar a los múltiples Dylan, y es que, como dice en una de sus nuevas canciones, este tipo contiene multitudes. Es un falso profeta y el doctor Frankenstein, un pirata y el amante de Calíope, un viejo bluesman y un 'crooner' sin voz. Robert Allen Zimmerman mira a la muerte cara a cara y le guiña el ojo de quien sabe que ha alcanzado la inmortalidad, aunque también sepa que su cita con ese jinete negro, al que algunos llaman Parca, se encuentra más cerca que lejos.
Tras ocho años sin publicar nuevo material Dylan regresó con la colosal Murder Most Foul. En un momento en el que el mundo vivía encerrado en casa y se multiplicaban las 'playlists' Dylan nos ofrece la suya con una canción de 17 minutos que es un recorrido por la historia de EEUU y de la música que la ha acompañado. Todo tan siglo XX, tan folk, tan jazz, tan blues, tan country, tan rock & roll, mitos de un tiempo que ya no existe. Dylan vuelve a mostrar la fragilidad de todo y hace un guiño a otros mitos como Charlie Parker, Elvis, Little Richard, Beethoven... o él mismo. Y es que la canción termina, tras nombrar más de 70 canciones, haciendo una última petición: "Pon Murder Most Foul". Y no puedes sino hacerle caso y volver a escucharla pensando que lo ha vuelto a hacer. Puede que esta sea su última reinvención o puede que no, lo que queda claro es que la inmortalidad ya la ganó hace muchas décadas... Felicidades, Señor Dylan.
Discos imprescindibles: Rough & Rowdy Ways (2020)
Canciones antológicas: Murder Most Foul (2020), Key West (2020), False Prophet (2020), I Contain Multitudes (2020), Goodbye Jimmy Reed (2020)