The Beatles - Especial 50 aniversario del Doble Blanco
Por Sergio Ariza
Los Beatles
llevaban en la cima del mundo desde 1963, habiendo estado a la cabeza de todas
las revoluciones de la música pop en los últimos años. Sgt. Pepper's había sido el golpe de
gracia. Todo el mundo les admiraba y les rendía pleitesía pero un hecho iba a
cambiar para siempre su destino. De visita en Gales para conocer al Maharishi Mahesh Yogi recibieron la
noticia de que Brian Epstein había
muerto el 27 de agosto de 1967. El hombre que les había guiado hasta lo más
alto había desaparecido y ahora tenían que tomar el control de la parte
comercial de su carrera, además de la artística. Con todos en estado de shock
fue Paul McCartney el que dio un
paso adelante para ejercer un mayor peso en el grupo, teniendo la idea de
grabar una película llamada Magical
Mystery Tour. Si bien su banda sonora fue un éxito absoluto, la película
recibió las primeras críticas negativas de cualquier cosa relacionada con los
Beatles. Los Beatles confundidos pusieron rumbo a la India en febrero del 68
para estudiar meditación trascendental con el Mahareshi.
Pero el viaje a la India trajo las primeras
disensiones en el grupo, el siempre terrenal Ringo Starr vio aquello como una tontería, en la que además se
comía muy mal, y se marchó el primero, McCartney se quedó algo más pero más
atento a su musa, dice que llegó a componer unas 50 canciones allí, que al
supuesto despertar espiritual, por su parte John Lennon terminó creyendo las
acusaciones contra el Mahareshi y le acusó de propasarse con algunas de las
mujeres allí presentes. Al final George Harrison, el instigador del
viaje, hubiera preferido viajar solo hasta allí, aunque volvió a casa con
Lennon el 12 de abril. En mayo, un mes después del regreso de Lennon y
Harrison, los Fab Four se juntaron en la casa del segundo en Esher con un saco
de canciones en la bolsa de los tres compositores principales y grabaron una
maqueta acústica con 26 de ellas para empezar a preparar su siguiente disco.
El 30 de mayo volvieron a entrar a los
estudios de Abbey Road para comenzar a grabar la esperada continuación de Sgt. Pepper's pero muchas cosas habían
cambiado en el último año. Tras la muerte de Epstein los cuatro habían creado
Apple y se habían convertido en empresarios, lo que hacía de este disco el
primero en el que eran sus propios productores, dándoles tiempo ilimitado en el
estudio, también habían dejado el LSD y se querían alejar lo más posible de los
excesos de la psicodelia para entregar un disco mucho más desnudo en arreglos.
Esto último también llevaba implícito que la importancia de su productor de
toda la vida, George Martin, iba
decreciendo, lo que llevó al venerable Martin a tomarse unas vacaciones en
medio de la grabación sin que nadie le prestara mucha atención. Es normal que
no guarde grandes recuerdos del disco, pensando que se deberían haber quedado
con las mejores canciones y haber sacado un disco sencillo en vez de uno doble.
Pero todavía había más cambios, durante la
grabación de este disco, Lennon comenzó a llevar a su nueva pareja, Yoko Ono, a todas las sesiones de
grabación, provocando fricciones con el resto de la banda, acostumbrados como
estaban a que el estudio era un lugar 'solo para chicos'. Esto llevó a que la
principal comunicación en la banda, la de Lennon y McCartney se cortara,
haciendo de este el disco menos colaborativo de la historia de los Beatles.
Aprovechando que tenían varios estudios a su disposición y horas ilimitadas no
era extraño que cada uno de ellos estuviera en una sala distinta trabajando en
una canción propia. Y es que de las 30 canciones que componen el disco, solo en
16 aparecen los cuatro tocando juntos.
Para colmo, McCartney tiene cada vez más claro
cómo deben sonar sus canciones y tiene muy poco en cuenta las opiniones del
resto. Harrison quería meter un solo de guitarra en Hey Jude pero McCartney ni siquiera le dejó probarlo, a Ringo le
decía exactamente qué era lo que tenía que tocar lo que llevó al batería, junto
al mal ambiente en el estudio y a su papel cada vez menor, a abandonar la banda
en medio de la grabación. Durante su ausencia McCartney grabó la batería de Dear Prudence y la de Back In The U.S.S.R., aunque Harrison y
Lennon también aportaron varios 'fills' de batería en postproducción.
Finalmente, el 4 de septiembre Ringo volvió a petición de los otros tres para
grabar el vídeo promocional de Hey Jude,
la canción elegida como siguiente single por la banda. Su batería había sido
llenada de flores por parte de Harrison como gesto de bienvenida. Fue uno de
los mayores éxitos de la banda y amplió, aún más, las expectativas sobre el
disco.
Pero las aguas en la banda nunca volverían a
su cauce. A pesar de todo el disco que la banda presentaría el 22 de noviembre
de 1968 al mundo estaría entre los mejores de su historia, un variado ejercicio
musical en el que cabía folk acústico, rock, ska, music hall, avant-garde, pop
orquestal. doo wop o incluso esa salvajada llamada Helter Skelter, que era la canción más heavy que se había editado
nunca hasta la fecha. Y es que el disco es un viaje como el de esa atracción de
feria, en el que nunca sabes que te vas a encontrar en la siguiente curva.
Debido a que en India compusieron la mayoría de canciones con una guitarra
acústica, el disco tiene muchas canciones así como Blackbird, I Will, Julia o Mother
Nature's Son, con McCartney y Lennon sacando partido a las lecciones de ‘fingerpickin'
de Donovan en el país asiático y a
sus Martin D-28 y Gibson J-160E. Pero también hay una vuelta a su querido rock
& roll de Chuck Berry y Little Richard en canciones como Back In The U.S.S.R., la divertida respuesta de McCartney al Back In The U.S.A. de Berry, Birthday o Everybody's Got Something to Hide Except Me and My Monkey, donde se
puede comprobar el excelente estado de forma de los de Liverpool.
Y es que el Doble Blanco, el nombre por el que se conocería popularmente al
disco, está lleno de grandes momentos. Yer
Blues es una de los más significativos, a medio camino entre el homenaje y
la parodia al naciente blues rock británico encabezado por Fleetwood Mac (no en vano cuando Lennon la tocó en el Rock & Roll Circus de los Stones junto a Clapton, Keith Richards y Mitch Mitchell llamó a esa banda Dirty Mac). Para grabarla los cuatro
miembros de la banda se metieron en una pequeña habitación y la grabaron
mirándose a los ojos como en los viejos tiempos, Lennon había encontrado el
sonido de guitarra que marcaría sus últimos tiempos en la banda y el principio
de su carrera en solitario, con una distorsión cruda saliendo de su querida
Epiphone Casino, complementándose a la perfección con ‘Lucy’, la Les Paul
Standard de Harrison, alternando un solo cada uno. Es la canción favorita de
Ringo del disco en el que también se estrenaba como compositor, con ese
pastiche country-honk llamado Don't Pass
Me By. Aunque puede que la mejor canción de Lennon en el disco fuera Happiness Is A Warm Gun, un collage de
canciones que Lennon describió como una especie de historia del rock & roll
en miniatura. Es supuestamente la canción favorita del disco para McCartney y
Harrison, y una de las pocas en las que los cuatro trabajaron codo con codo,
con Lennon con su Casino, Harrison con su Stratocaster del 61 y McCartney con
su bajo favorito de la época, su Rickenbacker 4001S.
También es el disco en el que Harrison madura
definitivamente como compositor y entrega una de sus mejores canciones While My Guitar Gently Weeps. Como el
ambiente no era el mejor y Lennon y McCartney seguían mirándole por encima del
hombro decidió invitar a la grabación a su amigo Eric Clapton. Este estaba
bastante cohibido por codearse con el grupo más importante del planeta y le
dijo a Harrison “nadie toca con los
Beatles” pero Harrison insistió diciéndole "no traigas guitarra, tengo una buena Les Paul que puedes utilizar".
Se trataba de Lucy, la Les Paul Roja del 57 que Clapton le había regalado un
mes antes. Clapton fue y todo el mundo se comportó de la mejor manera, sobre
todo cuando vieron el increíble resultado conseguido, y es que Lucy lloró
verdaderamente en esa canción. Pero no es la única canción notable de Harrison
que también entrega Savoy Truffle,
Piggies o Long, Long, Long.
Por su parte McCartney vuelve a poner los
momentos más variados que van desde el regocijo infantil de Ob-La-Di, Ob-La-Da, una de las primeras
veces que los ritmos jamaicanos son tocados por una banda occidental, a la
densa oscuridad de Helter Skelter, su
intento (conseguido) de superar a los Who
a la hora de hacer la canción más estridente y fuerte. La fueron desarrollando
en largas 'jams' que se llegaron a ir por encima de los 10 minutos, que
hicieron que, tras una de ellas, Ringo gritara aquello de "¡Tengo los dedos llenos de ampollas! (I've Got Blisters On My
Fingers!)". El caso es que en esa canción la 'Lucy' de Harrison, junto
a una Esquire y una Casino de McCartney echan humo creando una orgía de
distorsión sin casi precedentes en la música pop. Lennon, por cierto, se
encarga del bajo con un Fender Bass VI. Cuando el disco se publicó cierto
chalado vería mensajes extraños en la canción pero no pienso seguir manchando
esta gran canción citando su nombre.
El caso es que los Beatles lo habían vuelto a
hacer, un año después de la revolución de Sgt.
Pepper's volvieron a sorprender al mundo con un disco único y especial,
fuera quedaban los adornos psicodélicos, la carátula también se limpiaba,
totalmente blanca con solo el nombre de la banda en pequeñas letras, el título
no podía ser más sencillo, The Beatles.
Los de Liverpool volvían a estar en sintonía con el mundo y su vuelta a las
raíces les emparentaba con Dylan, The
Band o los Byrds. Tanto los
sencillos, Hey Jude y Revolution, como el disco en sí
demostraban que los Beatles seguían en la cima absoluta y que su creatividad no
daba muestras de decaer.
Otra cosa era que el disco emitiera señales,
por primera vez, de que los Beatles no iban a estar para siempre, enseñando al
mundo las personalidades individuales de cada uno de sus miembros. Si antes la
marca Beatles era la que impregnaba todo en este disco era posible anticipar la
carrera en solitario de sus tres compositores principales. El sueño todavía no
se había acabado pero el Doble Blanco
fue el disco en el que el mundo empezó a entrever su final.