Al estilo de Ritchie Blackmore

Por Miguel Ángel Ariza

El hombre de negro, el brujo, el mago oscuro del olimpo de las guitarras eléctricas; llámenle como quieran pero, eso sí, no se piensen que estamos hablando de cuentos de hadas y hechizos que existen solamente en las fábulas sino que este señor llamado Ritchie Blackmore se ha ganado todos esos apodos porque lo que hace con su guitarra es magia real, de la de verdad, de la que casi se puede palpar.   

Este absoluto genio de las seis cuerdas comenzó su carrera con Deep Purple, no con una Fender como podríamos pensar la mayoría, sino con una Gibson Es-335 que compró en una tienda cercana a su domicilio cuando tenía tan solo 17 años. A esa edad no sabía muchas cosas que le pasarían en la vida, como por ejemplo que con esa banda iba a cambiar la manera de hacer música rock para siempre, o que el tipo que regentaba aquella tienda llamado Jim se iba a convertir en el constructor de amplificadores más famoso del mundo (se apellidaba Marshall) o que el joven dependiente que se la vendió llamado Mitch Mitchell acabaría tocando la batería con uno de los poquísimos guitarristas de la historia que serían un poco más grandes que él (
Jimi Hendrix). Poco sabía aquel joven Ritchie Blackmore pero lo que sí sabía era que quería ser el guitarrista más rápido y el que más alto sonase del mundo. Y lo logró.
   

Pero para ello pasarían algunos años y, al igual que las versiones y la psicodelia de sus inicios se fueron dejando a un lado, su Gibson tendría que dejar sitio para la guitarra que casi todos nosotros asociamos y asociaremos de por vida al británico: la Fender Stratocaster. La primera que consiguió en su vida se la compró a un amigo suyo al que le había regalado esa guitarra el mismísimo 
Eric Clapton. Eso sí, aquella no fue la mítica guitarra que tocó durante casi treinta años seguidos sino que escogía cuerpos y mástiles de Stratocaster que llegaban a él y los unía formando 'frankensteins' a su medida. Lo mismo ocurría con sus pastillas, la de mástil y puente, ya que jamás usa la pastilla de medios para absolutamente nada mientras que podemos comprobar que las otras dos posiciones (recordad que las Fender originalmente solo tienen tres y si quitas la de medios solo dos) las cambia casi de manera frenética. 
Otro de sus signos característicos es que es de los primeros guitarristas que escaloparon sus trastes haciendo una forma de U en ellos para la mejor adaptación y digitación de su mano izquierda (técnica más tarde copiada y potenciada por otros héores de la guitarra como Yngwie Malmsteen).   

Debido a todas estas modificaciones es difícil saber o hablar de modelos concretos de Stratocaster a lo largo de su carrera. Es posible que sus primeras strat fuesen del 68 y luego usase alguna del 70. Del modelo que sí podemos hablar que ha usado es de su propia Fender Ritchie Blackmore Signature hecha siguiendo sus gustos al milímetro y que, como novedad o diferencia más importante al resto de Strats, tiene una sola pieza que une mástil y cuerpo, es decir, que no está atornillado.
   

Para conseguir ser el más rápido se dedicó a tocar horas y horas aplicando sus conocimientos y escalas de música barroca en su música y para conseguir ser el que más alto sonase lo que hizo fue acudir a su viejo amigo Jim Marshall que le acabó convenciendo con el Marshall Major de 200 watios. Fue mucho más adelante en su carrera cuando decidió aliarse con la marca Engl para que le hiciesen el cabezal a medida que usa en la actualidad del que destaca que suena tan bien tanto en volúmenes altos como en bajos, cosa que no puede hacer con el Marshall que solamente saca lo mejor de sí a volúmenes brutales. Como curiosidad, para los guitarristas metidos en el mundo del software musical, cabe destacar la gran reproducción virtual de este ampli que hay en la serie Custom de Amplitube de IK Multimedia.
   

Así que ya sabéis alguna de las pócimas y los conjuros de este hechicero negro que ocupa un lugar de honor entre los más grandes guitarristas de todos los tiempos; y para dejar las fábulas a un lado, tan solo cambien la magia de los cuentos por talento puro que es lo que le sobra a este señor.


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