Los 10 mejores solos de Neil Young

Por Sergio Ariza

Neil Young es uno de los mayores iconoclastas de la guitarra eléctrica, alguien que ha conseguido un sonido propio alejado de convencionalismos y técnicas tradicionales. Si atendiésemos solo a la técnica podríamos decir que es un guitarrista muy limitado pero, gracias a Dios, la música es mucho más que técnica y Young cubre sus deficiencias con una sobredosis de pasión y emoción. Hay quien toca con el cerebro y quien toca con el corazón, pero Neil toca desde las entrañas, desde la visceralidad más primitiva. En cierta forma su forma de tocar la guitarra es una extensión de su forma de cantar, algo extraño pero lleno de sentimiento. Algo lleno de energía y emoción supliendo la habilidad técnica. En una de las carreras más importantes de la historia aquí van nuestros diez momentos favoritos de Neil Young a las seis cuerdas.  

For What It's Worth
 

Stephen Stills
compuso esta maravilla sobre las primeras protestas contra la guerra de Vietnam y se la enseñó al resto de su banda, Neil Young le añadió los maravillosos armónicos y un par de excelentes solos (en los que ya emplea la palanca de vibrato de la que tanto uso hará posteriormente) para poner el broche a una de los mejores canciones de los 60. Eso sí, la guitarra utilizada no es la Gretsch White Falcon asociada con su etapa en Buffalo Springfield sino una Gretsch 6120 Chet Atkins naranja. Para escuchar a la mítica White Falcon en acción os recomendamos la fantástica Mr. Soul.




Cinnamon Girl
 

En 1969 Young intercambió una de sus Chet Atkins por una Gibson Les Paul Goldtop del 53, pintada de negro y bastante modificada, a su ex compañero de Buffalo Springfield, Jim Messina. Nunca se arrepentiría del trato y la 'Old Black', el nombre que la puso, se convirtió en la guitarra más importante de su carrera, siendo la guitarra que utiliza en la mayoría de sus grabaciones eléctricas. Su debut estuvo a la altura de su leyenda y fue en el segundo disco en solitario de Young, Everybody Knows This Is Nowhere, cuyo mejor exponente sigue siendo Cinnamon Girl, en la que no solo toca uno de los grandes riffs de la historia, sino que también entrega un increíble solo de una nota en el que Young logra con el vibrato que cada nota suene diferente o, como explica mejor él, "la gente dice que es un solo de una sola nota pero, en mi cabeza, cada una de esas notas es diferente. Cuanto más te sumerges en él, más puedes escuchar las diferencias".




Down By The River
 

Down By The River
es sencillamente una de las mejores 'jams' de la carrera de Neil Young. El canadiense compuso esta canción, al igual que Cinnamon Girl y Cowgirl In The Sand, en un mismo día mientras ardía con 39 grados de pura fiebre creativa. En los largos solos pone en buen funcionamiento la Old Black con notas que cortan como cuchillos, mientras los Crazy Horse le ponen el acompañamiento perfecto.
 

Southern Man
 

Puede que Southern Man sea más recordada por servir, junto a Alabama, de acicate para que Lynyrd Skynyrd le dedicaran Sweet Home ALabama, pero esta canción es una de las más importantes de su carrera (además de aparecer en su mejor disco, After The Gold Rush). Su importancia se basa precisamente en su solo, un huracán ruidoso de notas en el que Young encuentra su estilo definitivamente, con su 'Old Black' a través de un Fender Deluxe Tweed de los 50. Alejado de convencionalismos o técnicas perfectas, pero lleno de pasión y sentimiento, sacando todo el provecho de la distorsión para provocar una respuesta emocional en el oyente.




On The Beach
 

Tras el enorme éxito de After The Gold Rush y, sobre todo, Harvest, Neil Young se había convertido en una de las mayores superestrellas de la música. Pero el canadiense no podía estar menos interesado en la fama, además a nivel personal no lo estaba pasando bien, así que decidió encontrarse a sí mismo, algo que describió en las notas del recopilatorio Decade: "Heart Of Gold me había convertido en algo aceptable para todo el mundo... Así que me dirigí a la zanja". La conocida como 'Ditch Trilogy' (o 'Trilogía de la Zanja'), compuesta por Time Fades Away, On The Beach y Tonight's The Night, es una colección de discos brillantes pero, también, oscuros e inquietantes, con un Young de bajón por la muerte de amigos (como Danny Whitten) y su separación de la madre de su primer hijo. Es un periodo fundamental de su carrera que define a la perfección la crudeza y la pasión que vierte en su música. On The Beach es uno de los mejores ejemplos de esta época, una especie de blues depresivo en el que la guitarra de Young se queja con el mismo sentimiento que su voz herida. Es increíble la atmósfera de soledad y aislamiento que consigue con su guitarra.
 

Cortez The Killer
 

Zuma
supuso la vuelta definitiva de la ‘Old Black’ y dio como resultado uno de los discos en los que más destaca la guitarra de su carrera. El ejemplo más conocido es este Cortez The Killer, un alegato contra el conquistador español Hernán Cortés, que contiene uno de sus solos de guitarra más influyentes. La canción se sumerge en un océano de distorsión desde el principio con Young utilizando una de sus afinaciones preferidas, DADGBD. Gente como Sonic Youth o J Mascis de Dinosaur Jr. tomarían buena nota para la siguiente década. Para algunos los arañazos y chirridos provenientes de la guitarra de Young pueden parecer la obra de un principiante, pero cuanto más escuchas, más te das cuenta de que esto es lo que distingue a Neil, su control absoluto de la distorsión y el ruido. No en vano, tras escuchar Danger Bird de este disco, otro maestro de la distorsión como Lou Reed comentó: "Me hace llorar, es lo mejor que he oído en mi vida. El tío es un guitarrista espectacular, esas líneas melódicas son tan maravillosas, tan calculadas, construidas nota a nota... debe haberse matado para hacer esa nota. ¡Se me ponen los pelos de punta!"
 

Like A Hurricane
 

Una de sus canciones más conocidas, otra oda a la distorsión que parece empezar de la nada y que se convierte en la mejor canción de amor de su carrera, en un increíble estribillo. Claro que sus más de ocho minutos están, nuevamente, protagonizados por la Old Black, mezclando furia y belleza por partes iguales. Una vez alguien la describió así "la canción se abre con el segundo mejor solo de la historia, luego Neil canta un poquito y luego toca el mejor solo de todos los tiempos"
 

Hey Hey My My (Into The Black)
 

Cuando apareció Nirvana lo que llamaban grunge llevaba inventado desde hacía más de una década, ese sonido sucio y distorsionado lo había creado Neil Young a finales de los 70 y había tenido su mejor ejemplo en Hey, Hey, my, my, una canción en la que sacó los sonidos más oscuros a su Old Black, desde el riff a esos solos que parecen explosiones de rabia y frustración. Young había sentido el aguijonazo del punk y, al contrario, que a muchos de sus compañeros de generación, éste le reinyectó la energía perdida. Dispuesto a no convertirse en un dinosaurio, Young se embarcó en una gira en la que abría los conciertos con una parte acústica y la cerraba con esta descarga de energía eléctrica junto a Crazy Horse. No es de extrañar que Kurt Cobain terminara citando esta canción en su nota de suicidio.


 

Powderfinger
 

A pesar del ‘incidente Sweet Home Alabama’, Neil Young y Ronnie Van Zant, cantante de Lynyrd Skynyrd, eran buenos amigos y se tenían mucho respeto el uno por el otro. Así que no es de extrañar que Young le ofreciera esta canción al grupo sureño para que la grabara. En su primera versión era una toma acústica que había grabado en 1975 para uno de los discos que no llegó a publicar, Hitchhiker (aunque en este 2017 lo ha terminado lanzando). Al final le envió la cinta a Van Zant y a este le gustó pero tras su muerte en un accidente de avión en 1977 los Skynyrd no llegaron a grabarla. Así que en 1979 Young la recuperó para su gira Live Rust y la convirtió en una nueva cabalgada eléctrica junto a Crazy Horse. En su solo se puede apreciar su estilo más lírico y melódico. Algo que contrasta con su letra y es que Powderfinger, como El Crepúsculo de los Dioses, está contada desde el punto de vista de un muerto.
 

Rockin In The Free World
 

Hay artistas que tienden a domesticarse con la edad, Neil Young no es uno de ellos. En 1989, más de 20 años después del inicio de su carrera, soltó esta bomba de relojería contra la administración del primer Bush que, ironías del destino, se convirtió en un himno sobre la caída del comunismo para la derecha americana. Musicalmente es una de sus canciones más directas y agresivas con la 'Old Black' chillando y retorciéndose, como si Young le sacara los sonidos estrujándola. No es de extrañar que el canadiense la toque como si fuera un 'cowboy' domesticando a un caballo salvaje.

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