Al estilo de Peter Green

Por Miguel Ángel Ariza

Peter Green es el mejor guitarrista de todos los tiempos. Sí, sé lo que estáis pensando y sí, estoy exagerando así que voy a cambiar esa frase por esta otra: Peter Green es mi guitarrista favorito de todos los tiempos así que dejadme ponerme un poco sentimental.  

Hendrix
me cambió la vida pero este señor me la lleva alimentando a diario desde hace ya demasiados años. Lo más increíble de todo ésto es que el primero murió con 27 años y el segundo perdió literalmente la conexión con el planeta Tierra a los 24 debido a un mal viaje con los ácidos del que nunca más regresó (en plenitud de facultades)...daba igual, ya nos habían envenenado a todos por los siglos de los siglos con sus canciones y su manera de tocar la guitarra.
 

Solemos hablar con extrema facilidad del tono característico de tal o cual guitarrista y solemos decir siempre que ese tono se basa casi exclusivamente en su manera de tocar pero ocurre con Peter Green que además de su increíble talento con las seis cuerdas une a su sonido algo excepcional y único que le distingue de todos los demás guitarristas de su época. Peter Green no sonaba a ninguno de sus coetáneos pero es que además su Gibson Les Paul Standard del 59 no sonaba como el resto de las Les Paul; y cuando decimos esto es que lo decimos literalmente. Todo ello, además, debido probablemente al azar o a un error de un lutier.
 

Hay dos versiones circulando sobre por qué la 'Greeny' acabó teniendo ese sonido tan excepcional, una dice que fue el propio Peter Green decidió darle la vuelta a las pastillas de su Les Paul para crear un sonido único mientras que la más probable dice que fue un error de algún tipo que le montó las pastillas y que al colocar una de ellas dada la vuelta creó ese sonido en la posición de medios como de fuera de fase que tan característico hizo el sonido de los primeros Fleetwood Mac.
 

También existe la posibilidad de que fuese un error de fábrica y que la pastilla de la guitarra se vendiese ya montada así...eso nunca lo sabremos; forma parte de la leyenda y la literatura musical de los años 60 que tanto amamos. Lo que sí sabemos es que hablamos probablemente de la guitarra eléctrica más famosa de todos los tiempos y puede que haya alguien que no sepa por qué. Aquí van unas cuantas razones:

1. Es una Gibson Les Standard del año 59, la pieza más cotizada de nuestro mundo.

2. Resulta que llegó a las manos de uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos, Peter Green, fundador, con ella sonando en casi cada tema, de una de las bandas más famosas y más vendidas de la historia, Fleetwood Mac.

3. Peter Green le vende, por un precio irrisorio, su guitarra en los 70, como si de un objeto mágico con poder propio se tratase, a un jovencito que parece tocar muy bien. Ese joven, admirador absoluto de Green, se llama Gary Moore, se convierte en una estrella mundial...y en uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.

4. Muchas décadas después, al contrario de otras guitarras históricas que acaban colgadas de paredes de millonarios o como tristes piezas de museo, un coleccionista vende la guitarra a un guitarrista (lo nunca visto antes).

5. Ah, se me olvidada. El nombre del guitarrista que la compró es Kirk Hammet, de Metallica, y es uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos.
 

Con semejante historia detrás perdonadme que no me haya metido mucho en contaros que aparte usaba amplificadores Orange, Marshall o los AC30 de Vox o que también se le vio en su día tocar con alguna Stratocaster y, sobre todo, con un Fender VI, un híbrido de bajo y guitarra que usaba en muchos de sus conciertos...pero claro, al lado de esa Gibson Les Paul Standard del 59 todo parece tener menos importancia.
 

   

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