¡Larga Vida a Sting!
Por Eva Garcia de la Fuente
Dear Roxanne,
In Everybreath you take, the Englishman in NY sends you a Message in a Bottle saying that If You Love Somebody Set Them Free, free, set them free. He thinks that Everything you do is Magic. So, If it’s Love what you feel For Her Love, you should not feel So Lonely, just close your eyes and Walk on the Moon.
Yours sincerely,
Sting
Efectivamente, Mr. Gordon Sumner, más conocido como Sting, cantó todo eso y mucho más sobre la vida y el amor, en su concierto exclusivo e íntimo en The Palladium Theater de Londres en este mes de abril. Esta serie de conciertos fue bautizada con el nombre de su álbum número 14, My Songs.
Comenzó Joe Sumner, el hijo de Sting, solo con su Fender Acoustasonic Strat. Bien, pero digamos que necesita buscar su propio estilo y diferenciarse musicalmente del padre. Las comparaciones son odiosas.
Entonces empezó el espectáculo, con dos actuaciones importantes: Cruel Hearts Club, un grupo enteramente femenino, de rock muy británico e inspirador. Tocaban con bajo Fender Mustang y guitarra Fender Jazzmaster. Les siguió Sting con una chelista Ukrania, todando Russians, que claramente emocionó a toda la sala.
Se levantó el telón y acto seguido aparecieron todos los músicos que acompañan a Sting, incluyendo, ¡cómo no! el super consagrado y compañero de conciertos desde 1990, Dominic Miller, con su ‘The One’, una Fender Stratocaster de 1961, y es co-autor de alguna de las canciones más famosas de Sting, como Shape of My Heart.
A partir de ahí, el teatro se convirtió en una discoteca donde parecía que todos estábamos subidos al altavoz cantando y bailando los clásicos de Sting, uno detrás del otro. El público, de muy diversas edades, se mantuvo de pie durante todo el concierto participando activamente como si fuera uno más del grupo. Se notaba mucha conexión con el protagonista de la noche.
Sting cubre casi todos los estilos musicales: rock, reggae, jazz, clásico, new age...y ¡los combina entre sí! Es especialmente destcaable Walking on the Moon mezclado con Get Up, Stand Up, So Lonely con No Woman No Cry y Roxanne interpretada en combinación con I Don’t Mean a Thing. Se identifica también influencia árabe en Desert Rose, donde mezcla algo tan exótico como folk argelino con música electrónica, todo ello inspirado en la novela Dune de Frank Herbert.
¿Quién diría que el mismísimo Johnny Cash iba a hacer una cover de la canción de Sting, I Hung My Day? ¿Y que Steve Wonder le acompañó con la armónica en Brand New Day? Tiene tantas anécdotas muy interesantes que contar de cada canción con las que podría deleitarnos toda la noche.
Sting toca el mismo bajo durante todo el concierto, es su preferido desde hace 25 años: un Fender Precision Bass de 1957 ¡casi de su edad!
Se echaron de menos muchas canciones, y lamentablemente, no nos premió con ningún extra, y el concierto duro solo una hora y media, pero a Sting se le perdona todo, o casi todo.
Igual que Springsteen, Dylan o Bowie, Sting ha vendido recientemente su catálogo musical a una discográfica. Este acuerdo garantizará que las nuevas generaciones conozcan su arte y continúe siendo fuente de inspiración. De todos modos, a la vista de su estupenda forma física y mental, y tiene pinta de que todavía le queda mucho por contar. ¡Larga vida a Sting!