La zona cero del blues eléctrico

Por Sergio Ariza

Puede que a T-Bone Walker se le recuerde más por sus célebres discípulos que por su propia música, pero cualquiera que haya tocado una guitarra eléctrica está en deuda con él, ya que fue el primero que enchufó el instrumento para tocar, y cantar, blues, creando con ello el blues eléctrico. Su Stormy Monday impulsó a B.B. King a hacerse con una guitarra eléctrica pero, además, el espectáculo que montaba cuando tocaba, normalmente sujetándola en horizontal a su cuerpo y otras veces por detrás de la espalda y con los dientes, influyó sobre manera en Chuck Berry y Jimi Hendrix que siempre lo mencionaron como una de sus más grandes influencias.  

 

Aaron Thibeaux Walker
nació un 28 de mayo de 1910 en Linden, Texas, el mismo año que Howlin' Wolf y uno antes que Robert Johnson. Sus dos padres eran músicos, así que desde muy joven comenzó a tocar cualquier instrumento de cuerda, desde el banjo a la mandolina, pasando por el violín, el ukelele y la guitarra. Sus primeros ídolos fueron Lonnie Johnson y Leroy Carr, pero como músico de blues tejano su mayor provecho fue que recibió lecciones del padre de esa escuela, el mismísimo Blind Lemon Jefferson. El guitarrista ciego era conocido de su familia y cada vez que pasaba por su zona el joven Walker le acompañaba y le guiaba por la ciudad mientras Blind Lemon Jefferson tocaba y cantaba. A cambio enseñaba todo lo posible a un Walker que lo absorbía todo como una esponja.
 



A los 17 o 18 años tuvo su primera gran oportunidad profesional viajando en uno de esos estrafalarios espectáculos itinerantes en los que alguien se hacía pasar por un doctor y trataba de vender un medicamento milagroso, en este caso llamado Big B Tonic. El trabajo de Walker era tocar el banjo y el ukelele para atraer a la clientela. Lo hizo muy bien y le cogió gusto a las actuaciones. Cuando tocaba en público se decantaba por el banjo porque se escuchaba más que la guitarra, aunque era con esta con la que prefería tocar en casa. Su fama iba creciendo por la zona y junto a su padrastro, el hombre que le había regalado su primera guitarra, se iban recorriendo todos los garitos de la zona, donde recibían dinero por tocar las canciones que les pedían, como si fueran un 'jukebox' ambulante.  



En 1929 le grabaron por primera vez, cantando y tocando la guitarra, junto a un piano, en Trinity River Blues y Wichita Falls Blues, en las grabaciones aparecía acreditado como Oak Cliff T-Bone, lo de Oak Cliff venía del lugar en el que vivía en ese momento, lo de T-Bone era la forma en la que mucha gente pronunciaba incorrectamente su segundo nombre, Thibaux, pero Walker se lo apropió con cariño. Poco después ganó un concurso en la radio que le permitió tocar durante un par de semanas con la orquesta de Cab Calloway, tras esta experiencia metió varias canciones de este en su repertorio lo que le valió el sobrenombre del 'Cab Calloway del Sur'.
 



En 1933 comenzó a cantar y tocar con la orquesta de Lawson Brooks y comenzaron a tocar regularmente en Oklahoma, allí conoció al joven prodigio de la guitarra Charlie Christian que, con 17 años, acababa de dejar la escuela para dedicarse por completo a la música. Walker quedó tan impresionado que comenzó a tocar junto a él y su hermano Edward, que tocaba el piano, por las calles. En los espectáculos Charlie tocaba la guitarra y T-Bone el bajo y luego se cambiaban los instrumentos e incluso llegaban a bailar un rato. En pocos años se habrían convertido, respectivamente, en el padre de la guitarra eléctrica jazz y blues. Walker nunca se cansaría de declarar su admiración por Christian, un músico al que él le dio su primera oportunidad cuando, tras conseguir un trabajo en Nueva York, le cedió su puesto en la orquesta de Brooks.
 

 

En 1935, en Nueva York, Walker vio por primera vez a Les Paul con una guitarra eléctrica y decidió hacerse con una pero sería en la otra costa donde la pondría a buen uso, en la ciudad de Los Ángeles, donde comenzó a tocar en los clubs de la zona de Central Avenue. En la ciudad angelina encontró un hogar y un trabajo fijo, como miembro de la orquesta de Les Hite, aunque solo como cantante, pero por las noches encendía su guitarra y daba rienda suelta a su amor por el blues. Su gran oportunidad le llegaría en 1942 cuando fue contratado por el Café Rhumboogie de Chicago, la ciudad que se estaba convirtiendo en la Meca en el norte para la música blues. El Rhumboogie dio paso a un sello discográfico, llamado así, y Walker grabó varios sencillos para él, cosas como I'm Still In Love With You, Mean Old World o T-Bone Boogie. Su popularidad le permitió dejar la orquesta de Hite y formar su propia banda, que contaba con unos 10 miembros al principio y se estabilizó con siete. Su estilo era cortante pero estaba profundamente influido por el jazz, principalmente por sus orígenes 'dixieland' en Nueva Orleans, como cantante era también imparable, aunque con un estilo más cercano al de los cantantes de las Big Bands swing como Jimmy Rushing que al más arisco y profundo de gente como Howlin' Wolf o Muddy Waters.
 



En 1947 fichó por Black & White y apareció su canción más conocida, Call It Stormy Monday (But Tuesday Is Just as Bad), conocida simplemente como Stormy Monday. Esta sería la canción que impulsó a B.B. King, y a cientos de otros guitarristas (entre ellos Clarence 'Gatemouth' Brown, Lowell Fulson o Albert King), a comprarse una guitarra eléctrica, gracias al excelente trabajo de Walker a las seis cuerdas. El propio King hablaba así de ella "la primera línea que toca, las emocionantes primeras notas, el primer sonido que sale de su guitarra y la actitud en su voz eran fascinantes". Con el tiempo pasaría a convertirse en uno de los blues más famosos de todos los tiempos, recibiendo versiones de Bobby 'Blue' Band, Etta James o los Allman Brothers.
 

Muchos consideran este periodo el más importante de su carrera, durante su asociación con Black & White llegaron Inspiration Blues, T-Bone Shuffle, Go Back To The One You Love, Bobby Sox Blues o West Side Baby. Con su fraseo único, suave y melódico Walker puso a la guitarra como foco principal y no como mero acompañamiento. Tenía un estilo único y una presentación aún más especial y es que Walker se comía el escenario, moviéndose arriba y abajo y desplegando toda clase de trucos como tocar por detrás de la espalda o con sus dientes. Su marca de la casa era tocar la guitarra en horizontal a su cuerpo. Muchos tomaron nota de su cuidada presencia escénica.
 



De 1950 a 1954 grabó para el sello Imperial, otra de las etapas más destacadas de su carrera, ya fuera con su banda de jump blues de Los Ángeles o acompañado por el inimitable Dave Bartholomew, Walker volvió a producir otra ristra de clásicos como Glamour Girl, The Hustle Is On, Tell Me What's the Reason, High Society, Cold Cold Feeling o el imparable instrumental Strollin' with Bones, que serviría de inspiración a Chuck Berry para algunos ‘licks’ de Johnny B. Goode. En 1955 ficha por Atlantic que se lo lleva de vuelta a Chicago con una sesión de la que saldrían clásicos como Papa Ain't Salty o la fundamental Why Not, basada en el clásico Walking By Myself de Jimmy Rogers, que le acompaña en esa sesión. En diciembre del 56 y el 57 vuelve a grabar en Los Ángeles acompañado por su sobrino R.S. Rankin Jr., que también se hacía llamar T-Bone Walker Jr, y la leyenda del jazz Barney Kessel. En estas sesiones recrean algunos clásicos de la carrera de Walker como Stormy Monday o Mean Old World y el sonido de su guitarra es absolutamente brillante. Si hasta ese momento había utilizado principalmente una Gibson ES-250 como modelo principal, es en estas sesiones cuando empieza a tocar la guitarra que tocará hasta el final de sus días, una Gibson ES-5, aunque también habrá sitio para algún modelo Barney Kessel o una Gibson ES-335.
 



En 1959 Atlantc reuniría todas estas sesiones en uno de los discos más importantes de su carrera, T-Bone Blues, en cuya portada aparece tocando la guitarra por la espalda. Los 60 no fueron la mejor época para él, se había impuesto el blues más espartano y, además, comenzó a tener distintos problemas físicos. Aun así hubo buenas cosas como sus recordadas actuaciones junto a Memphis Slim o su aparición en Londres en 1966 junto al grupo de Jazz At The Philharmonic que reunía a gente como Dizzy Gillespie, Teddy Wilson, Louis Bellson, Clark Terry, Coleman Hawkins, Zoot Sims, Jimmy Moody o Benny Carter; además de destacables discos como I Want A Little Girl, publicado en 1968.
 

En 1971 recibió un Grammy y al año siguiente, en el Festival de Jazz de Montreux, Chuck Berry le sacó a cantar con él Everyday I Have The Blues. En un momento dado Berry le coloca su 355 para que toque, algo que el viejo huraño que creó el rock & roll tal y como lo conocemos no hubiera hecho con nadie más que con su héroe. Walker moriría tres años después, el 16 de marzo de 1975.
 



Puede que no se le recuerde con la misma reverencia que a Berry o a King pero no se puede tener un mínimo de pasión por el blues eléctrico y no pararse en la obra de un hombre al que se le puede considerar la zona cero del mismo, siendo el primero que unió dos de las cosas que más nos gustan en este mundo, el blues y la guitarra eléctrica.


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