El culmen de su sonido

Por Sergio Ariza

Para cuando Paul Weller se metió en el estudio para grabar, junto a sus compañeros Bruce Foxton y Rick Buckler, la continuación de Setting Sons ya lo había logrado, los Jam eran la banda más popular del Reino Unido. Su reciente sencillo Going Underground/Dreams Of Children les había dado su primer número uno en las listas y el primer sencillo de adelanto de este disco, Start! le seguiría en esa posición al poco de publicarse en agosto de 1980, con la banda en medio de la grabación del mismo.   

Por tanto podríamos considerar este disco el culmen de la corta carrera de este mítico trío. Aquí ya se han abierto a nuevas influencias, más allá de los Kinks, los Beatles y los Small Faces, pero Weller sigue contento con el formato trío, algo que se le quedará corto para el momento en el que publicaron su siguiente, y último, disco, The Gift.
 

  

Según su principal responsable, Weller, este disco era una mezcla entre el Revolver de los Beatles, algo evidente en Start!, una canción construida sobre el riff de bajo de Taxman, y el Off The Wall de Michael Jackson, que había aparecido un año antes. Pero tampoco deberíamos olvidar que es el disco en el que los Jam suenan más contemporáneos, y eso es porque también han asimilado los sonidos de algunas de las bandas post punk como Joy Division o Gang Of Four.
   

Algo de todo eso se puede ver en el inicio con Pretty Green que sabe mezclar ese sonido post punk con el más propio de los Jam. Monday es otra prueba de la influencia de los Beatles y Revolver, una gran pieza melódica que recuerda a los grandes clásicos de los 60, a medio camino entre el pop barroco y la psicodelia. But I'm Different Now y Set the House Ablaze son dos trallazos propios de la banda que podrían haber tenido cabida en Setting Sons, mientras que Start! les ve metiéndose en terrenos psicodélicos y los vientos del final ven los primeros indicios de que Weller está empezando a ampliar horizontes sonoros. Algo que también se nota en la maravillosa canción que cierra la primera cara, la acústica That’s Entertainment, en la que pinta poéticas viñetas de la gris vida en la ciudad, para esta canción deja de lado sus queridas Rickenbackers  330 y utiliza una Ovation Custom Legend. La canción era tan potente que, a pesar de no ser publicada como sencillo en el Reino Unido, acabaría en las listas igualmente gracias a copias importadas.
   

   

Las guitarras reproducidas al revés de Dream Time vuelven a traer ecos de Revolver, en concreto de I’m Only Sleeping, para luego volver a la senda melódica psicodélica de mediados de los 60. Man In The Corner Shop es la tercera maravilla del disco, tras Start! y That’s Entertainment, una melodía irresistible para uno de esos comentarios sociales a los que era tan dado Weller y un lema incontestable “God created all men equal”. Scrape Away cerraba el disco con un potente riff de bajo de Foxton y Weller escupiendo rabia en la letra y en su Rickenbacker.
   

El Modfather estaba en plena fiebre creativa, como se puede comprobar si se tiene en cuenta que dejó fuera una de sus mejores canciones, Liza Radley, grabada también en estas sesiones, y la publicó  cara B de Start!. Por eso es normal que 40 años después lo siga considerando su disco favorito de la banda, el que mejor la define y, posiblemente por ello, el momento en el que se dio cuenta de que era hora de comenzar a mirar a otros lugares, musicalmente hablando.
  

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