Ampliando horizontes

Por Sergio Ariza

The Game es el disco que divide la carrera de Queen, no solo porque sea el primero de la década de los 80, sino por varias cosas más, como pasar de ser el grupo que alardeaba de no usar sintetizadores al grupo que haría uso (y mucho) de ellos en esta década, comenzando con la primera nota que suena en el disco. También ve al grupo apartándose más del hard rock y acercándose más al pop y a otros géneros, como la música disco. También es de los primeros en ser más democrático, acabándose la supremacía de Freddy Mercury y Brian May como compositores principales y abriéndose más a los otros dos miembros de la banda, John Deacon y Roger Taylor.    

Lo de los sintetizadores dice mucho de donde se encontraba la banda y es que la etiqueta en la que se jactaban de no utilizarlos había aparecido en todos sus discos hasta la fecha, por eso es tan extraño ese comienzo con uno en Play The Game, adelantando el sonido de la banda sonora de Flash Gordon, eso sí, una vez pasado ese inicio, la canción es puro Queen por los cuatro costados, una gran balada marca de la casa, escrita por Freddie Mercury, que también toca el piano, tiene todos los elementos que les hicieron famosos, las voces armonizadas, la guitarra de May y esos cambio operísticos que tan bien se les daban. A pesar de que en el vídeo en el que la presentaban May aparece tocando una imitación de Stratocaster, en estudio utilizó su querida Red Special, lo que pasa es que no se la quiso llevar al rodaje sabiendo que Mercury tenía que lanzarla por los aires…
  

   

En Dragon Attack, en cambio, ya se vislumbran algunos cambios, se trata de un funk rock, construido sobre un potente riff de May, el autor de la canción. En un momento en el que la posición de la banda como grupo de sencillos antes que de discos se acentuaba, es uno de los grandes temas ocultos de los autores de A Night At The Opera. Además cuenta con un espléndido solo de May y es la canción favorita de Deacon de la banda. Precisamente el bajista es uno de los grandes protagonistas del disco, componiendo el que fue el gran éxito del mismo y uno de los mayores de la historia de la banda, Another One Bites The Dust. Parece claro que Deacon había tenido los oídos bien abiertos en la época Disco y se había empapado del gran grupo del género, Chic, en cuyo Good Times está claramente basada la línea de bajo. De todas formas es una de sus canciones más redondas con un Mercury pletórico, aunque la banda no estaba muy a favor de sacarla como sencillo, debido a que se apartaba mucho de su sonido. Al final fue un fan muy famoso el que les convenció de que apareciera como sencillo, se trataba de Michael Jackson.
 

El bajista se apuntaba otro tanto con la segunda, y última canción, que llevaba su firma en el disco, Need Your Loving Tonight, una buena muestra de power pop, en la onda de grupos como Cheap Trick o The Knack. La primera cara se cerraba por todo lo alto con otra de sus canciones más conocidas, siendo su primer número uno en los EEUU, Crazy Little Thing Called Love. Se trata de otro ejercicio de estilo, en este caso es Freddy Mercury parodiando/homenajeando a Elvis Presley y al rockabilly en general. En una de las pocas ocasiones en las que ha escrito una canción a la guitarra, Mercury también toca una en estudio, siendo la primera vez que lo hacía en la banda, una Martin D-18 fue la elegida. May, siguiendo el espíritu de la canción, se pone el traje de Scotty Moore y hace varios guiños a los grandes del rockabilly, volviendo a demostrar su versatilidad. Eso sí, para esta ocasión deja la Red Special y utiliza una Fender Telecaster de 1967 que era propiedad de Taylor.
   

    

La segunda cara baja bastantes enteros con respecto a la primera, las dos canciones de Roger Taylor no están a la altura de las de sus compañeros y Don’t Try Suicide es la más floja de las tres aportaciones de Mercury, al igual que Sail Away Sweet Sister de las tres del guitarrista, que en esta ocasión también canta. Eso sí, el cierre del disco sí que es por todo lo alto con otra de sus grandes baladas, Save Me, de nuevo con la firma de May, y otra exhibición vocal de Mercury. Esta fue la última canción que el cantante grabó antes de dejarse su famoso bigote, con el que ya aparecerá en el vídeo de Play The Game, marcando otro de esos antes y después en la banda.
   

 Y es que, como decíamos, The Game es el disco que divide su discografía en dos, este será el último disco del que aparecen canciones en el primero de sus Greatest Hits, adelantando el sonido más pop de la siguiente década y metiendo el sintetizador en la ecuación. Una ecuación en la que ahora cabían más géneros que nunca, Queen ampliaba su universo en un disco poco cohesionado pero lleno de grandes canciones.   

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