Una despedida cargada de éxitos

Por Sergio Ariza

La Velvet Underground fue una de las bandas más vanguardistas de su tiempo, de ella surgieron el punk, el noise y el 99% de la música alternativa. Pero lo que la hace absolutamente imprescindible es que cuando la quitas los experimentos, el ruido y el art rock de Warhol te quedan las canciones de uno de los mejores compositores de canciones pop de todos los tiempos, Lou Reed. Pues bien, Loaded es, en cierta medida, el disco en el que a la Velvet se le quitan todos los ropajes 'cool' y experimentales (es hasta cuestionable si esto es realmente un disco de la Velvet, sin Maureen Tucker y muy poca aportación de Sterling Morrison) y te quedas solo con las canciones. Pues evidentemente nadie te va a dar un premio al tipo más guay del planeta por decir que te gusta este disco por encima de White Light/White Heat, pero canción a canción este es el único disco de su carrera que puede rivalizar con su mítico debut.  

   

Y es que Loaded fue el último intento de la banda por lograr el éxito, la discográfica por la que acababan de firmar les pidió un disco lleno de éxitos y Lou Reed, cual hada madrina, les concedió el deseo escribiendo varios himnos que deberían haber sido su pasaporte a la fama. Y es que a Reed se le caían las grandes canciones de las manos, no solo completó un disco en el que había diez posibles éxitos, es que en estas mismas sesiones aparecieron algunas de las mejores canciones de su carrera en solitario, joyas como Satellite Of Love o Sad Song que repescaría para sus dos disco en solitario más celebrados, Transformer y Berlin, por no hablar de casi su disco de debut en solitario al completo.
     

Despojado del lado transgresor y 'arty' de sus primeros discos lo que aquí queda es un perfecto trabajo de rock clásico, en el que cada una de sus 10 canciones podría pasar por un 'single'. Por supuesto, como en el resto de la carrera de la banda, el trabajo no tuvo ningún éxito, a pesar de contar con maravillas como Sweet Jane, Rock & Roll, Who Loves The Sun, New Age o Oh! Sweet Nuthin' entre sus surcos. Tampoco quedaba mucho ya de la Velvet original, con John Cale fuera desde hacía dos años y Maureen Tucker sin tocar la batería (a pesar de estar incluida en los créditos) debido a su embarazo. Por si fuera poco, a los dos guitarristas, Reed y Sterling Morrison, tampoco se les escucha mucho, ya que el reemplazo de Cale, Doug Yule, se hace cargo de la mayoría de solos, además del bajo, los teclados, parte de la batería y la voz principal en cuatro canciones, Who Loves The Sun, New Age, Lonesome Cowboy Bill y Oh! Sweet Nuthin'.
   

   

Y ahora llega el momento en el que hay que defender la figura de Yule, el hombre al que la biografía oficial de la banda casi ha borrado de su historia. Es evidente Yule no es John Cale, pero no querer ver el gran trabajo que hizo en este disco es una tontería. Las cuatro canciones de las que se encarga le van perfecto, puede que Reed se hubiera tenido que quedar también con New Age, pero en las otras tres Yule está perfecto, con su dulce voz siendo perfecta para ese caramelo pop que abre el disco, Who Loves The Sun, y para esa enormidad que lo cierra, Oh! Sweet Nuthin'. Nunca podré olvidar la primera vez que la escuché por primera vez y casi me pongo a llorar ante semejante maravilla. Es otra de las mejores canciones de Reed pero este nunca la reclamó para sí mismo, como sí hizo con Sweet Jane o Rock & Roll, y es que la aguda voz de Yule, que parece que está a punto de romperse, le va tan bien como After Hours a la infantil voz de Maureen Tucker en el anterior disco. Y eso por no hablar del notable solo que se marca con su Gibson ES-335TD. De todos los delitos que se le imputan, no ser Cale, hacer el posterior Squeeze bajo el nombre de la banda (cuando ya solo estaba él), el único por el que es imputable es el de cortar el celestial puente de Sweet Jane, un error corregido en las últimas ediciones del disco. Un error del que Yule dice que Reed fue responsable (algo que no parece tan fuera de lugar si pensamos que su autor tampoco utiliza el puente en la famosa versión del Rock'n'Roll Animal).
   

    

Para el momento en el que se editó Loaded, noviembre de 1970, el capitán había abandonado la nave hacía tres meses, pero este seguía siendo el barco de Lou Reed. Suyas son todas las canciones y, aunque cede cuatro de ellas a la voz de Yule, en las seis restantes canta mejor que nunca en toda su carrera, basten como ejemplos ese pastiche doo wop que es I Found Reason para encontrar a un Reed capaz de armonizar a la perfección con Yule, o la fuerza con la que canta en Head Held High o esa chulería tan propia en Sweet Jane, posiblemente la mejor canción de su carrera.
    

Con Loaded la Velvet no rompió ninguna barrera, ni abrió nuevos caminos, pero eso no quita para que no sea una obra maestra. Y es que cuando un grupo es capaz de hacer diez canciones tan buenas como estas, todo lo demás importa entre poco y nada.
   

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