Haciendo el rock divertido otra vez

Por Sergio Ariza

Dejémoslo claro desde el principio, Josh Homme pertenece a la realeza rock por derecho propio, con Kyuss encabezó una de las bandas ‘underground’ más importantes de los 90 y al frente de Queens Of The Stone Age puede que estemos hablando de la figura más importante que ha tenido el género en todo el siglo XXI. Este tipo puede liderar un supergrupo con el batería de Nirvana y el bajista de Led Zeppelin, llevarse al desierto a hacer 'jams' a estrellas de la magnitud de Billy Gibbons o PJ Harvey, o producirle su disco más importante en décadas a Iggy Pop, sin que parezca que le importe lo más mínimo. Desde sus casi dos metros de altura y con las guitarras más extrañas posibles Homme creó un sonido propio, en el que se mezcla la contundencia del heavy con la crudeza del punk, con el que logró que el rock recuperara la diversión de sus inicios. 

Homme lleva el desierto en las venas, nació un 17 de mayo de 1973 en la mítica ubicación de Joshua Tree de California y creció en Palm Springs, en el valle de Coachella. Lo malo de crecer en el desierto, sin mucha gente a tu alrededor, es que cuando comienzas a tocar música no es por sueños de chicas y dinero, sino por puro aburrimiento. La música se convirtió en su vía de escape y su auténtica obsesión, todos los momentos que marcaron su infancia tienen que ver con ella, como el día que vio a Carl Perkins en directo o la vez que se compró su primera guitarra, una Ovation Ultra GP que marcaría sus gustos para siempre.
 



A los 12 años ya llevaba tres años estudiando guitarra con un profesor al que principalmente le gustaba la polka, así que cuando, a esa edad, se unió a su primera banda, ya tenía un estilo propio. Pero no sería hasta dos años después cuando formaría junto a sus compañeros de instituto John Garcia y Brant Bjork, la banda que definiría la escena Stoner Rock o Desert Rock, mezclando dos influencias que parecían contrapuestas hasta ese momento, el punk y el heavy, la suma definitiva entre los Stooges de Iggy Pop y los pesados riffs de los Black Sabbath de Tony Iommi. Kyuss se labraría una reputación mítica en la zona con conciertos improvisados en remotos lugares del desierto en el que lograban enchufarse gracias a generadores de gas.
 

Kyuss fue el secreto mejor guardado del rock de los 90, una especie de Velvet Underground del Stoner Rock, todos aquellos que les oían se convertían en seguidores absolutos, lo malo es que los que les oían eran muy pocos. Eso sí, entre los que sí que lo hacían estaba la crème de la música rock del momento, en 1993 fueron teloneros Metallica y, un año antes, el batería de la banda más importante del momento, Nirvana, les tiraba flores públicamente diciendo que el futuro de la música grunge se estaba cociendo en el desierto de Palm Springs, California. Cuando el desconcertado periodista al que le hizo semejante revelación le preguntó a Dave Grohl que a qué diablos sonaba esa banda, Grohl le respondió que algo así como punk del desierto, hecho por unos tíos que, suponía, toman muchas setas alucinógenas y fuman mucha marihuana. En el futuro sus caminos se cruzarían y, por si quedaba alguna duda, Homme, revelaría que su dieta era mucho más completa en una de sus canciones más conocidas, "nicotina, valium, vicodin, marihuana, éxtasis y alcohol... ¡Co-co-co-co-cocaína!".
 



El caso es que, a pesar de sus admiradores y de dos discos tan enormes como Blues For The Red Sun y Welcome To The Sky Valley, la banda terminó deshaciéndose sin haber alcanzado ningún tipo de éxito comercial. Su sonido, eso sí, quedaría marcado para toda una nueva generación de bandas rock. La piedra angular de ese sonido, las tres Ovation Ultra de Homme afinadas dos tonos más graves y pasadas por un amplificador de bajo. Los que quieran oír unos pocos ejemplos destilados de ese sonido que escuchen Green Machine, Gardenia o Supa Scoopa and Mighty Scoop, una canción en la que más allá de su oscuro y potente nuevo sonido, Homme demuestra que tampoco es manco a la hora de entregar brillantes solos.
 

En 1996 Homme, sin un proyecto fijo, se unió temporalmente a los Screaming Trees, donde forjaría una gran amistad con su cantante Mark Lannegan. Al año siguiente tomaría una decisión mucho más importante, llevarse al Rancho de la Luna, en el desierto de Joshua Tree, a unos cuantos amigos de bandas como Soundgarden, Monster Magnet o los propios Kyuss, repartir unas cuantas setas psicodélicas y comenzar a tocar sin parar durante tres días, grabando los resultados. Habían nacido las Desert Sessions y Homme se había decidido a dar un paso al frente y asumir las tareas de 'frontman' además de seguir tocando la guitarra y componiendo. Las sesiones del desierto se convertirían en algo cada vez más preciado y por allí pasarían gente como PJ Harvey, Billy Gibbons o Mike Kerr de Royal Blood.
 



En 1998 surgió Queens Of The Stone Age, un nombre que le dio un amigo al referirse a Kyuss así y que demuestra que Homme tiene un sentido del humor mucho más grande que lo que sus pintas de matón dejan ver. En el primer disco solo le acompañaba el batería Alfredo Hernández, con Homme encargándose de todo lo demás, canciones como Avon, Regular John o If Only demuestran que el enfoque de QOTSA iba a ser mucho más directo y centrado en las canciones que el pesado sonido de Kyuss. En 'If Only' no se cortaba en absoluto de utilizar sin disimulo el riff del I Wanna Be Your Dog de los Stooges. Al poco de editar el disco se unió el bajista Nick Oliveri, un viejo conocido de los primeros tiempos de Kyuss, y poco después Hernández se bajó del carro.
 

En el año 2000 apareció la primera de sus tres obras maestras, 'Rated R'. Frente al rock monolítico (de la Edad de Piedra) de Kyuss, Homme se abría a una mayor amplitud de estilos y entregaba unas composiciones cada vez mejores. El inicio con Feel Good Hit of the Summer y The Lost Art of Keeping a Secret era imparable, Homme seguía utilizando las Ovation, sobre todo en directo, pero su nueva marca favorita era la australiana Maton, en concreto la BB1200, de la que le acabarían haciendo un modelo Signature. La querencia de Homme por guitarras extrañas y únicas viene de su deseo de separarse de las elecciones típicas del 90 % de los guitarristas, con lo que es difícil verle con una Stratocaster o una Les Paul en las manos, y mucho más fácil con una Guild, una Echopark de 9 cuerdas o alguna rareza japonesa.
 



Rated R
supuso el primer éxito comercial de la carrera de Homme y les llevó a girar con grupos tan grandes como Smashing Pumpkins o Foo Fighters, donde Dave Grohl, ahora liderando su propia banda, tuvo la oportunidad de conocer a Homme. El ex batería de Nirvana y el ex guitarrista de Kyuss conectaron a la primera y, a pesar de estar al frente de una banda mucho más exitosa, Grohl decidió dejar en punto muerto a los Foo Fighters e incorporarse como batería a los Queens Of The Stone Age. Justo en esa misma época hubo un nuevo renacimiento a nivel comercial del rock, gracias a la aparición de los Strokes o los White Stripes de Jack White. Con todo el viento a favor Homme se marcó un monumento que marcaría una época. Se trataba de Songs For The Deaf, un disco que sonaba como si Tony Iommi se hubiera criado escuchando a Nirvana. El otro elemento que cohesionó el disco fue la idea de Oliveri de unirlo a través de breves extractos de falsas radios, haciendo de él una especie de disco conceptual sobre un viaje en coche desde Los Ángeles al desierto de Mojave. Canciones perfectas como No One Knows, Go With The Flow o First It Giveth terminaban de redondear uno de los discos de rock más importantes del siglo XXI.
 

Tras una exhaustiva gira, Grohl volvió a los Foo Fighters y Oliveri fue expulsado de la banda por Homme. Luego llegarían dos discos notables pero un escalón por debajo de Songs For The Deaf, se trataba de Lullabies To Paralyze en 2005 y Era Vulgaris en 2007, en 2009 se volvió a unir a Grohl en la batería pero esta vez con otro invitado de lujo, John Paul Jones, el bajista de Led Zeppelin. El trío grabaría un interesante disco en 2009 bajo el nombre de Them Crooked Vultures y dejarían abierta la puerta a nuevas colaboraciones en el futuro.
 



Pero el verdadero resurgir de Josh Homme llegó en 2013 con ...Like Clockwork, el sexto trabajo de QOTSA y su tercera obra maestra. El disco llegó tras una depresión y una operación que le dejó a las puertas de la muerte, es un álbum oscuro e intenso que contiene algunas de las mejores canciones de su carrera como If I Had A Tail, My God Is The Sun o Smooth Sailing, y que demuestra que Homme es el músico de rock más en forma del siglo XXI. Algo que se corroboró con el notable Villains, un disco más ligero en el que Homme busca reencontrarse con las raíces del rock and roll, de Elvis a Little Richard, de Jerry Lee Lewis a Chuck Berry, con un ojo en la pista de baile.
 

Y es que esta bestia parda exuda rock & roll por todos los poros de su gigantesco cuerpo. Neil Young cantó que el rock & roll no puede morir y Josh Homme tiene claro que eso no ocurrirá nunca mientras él tenga una guitarra entre las manos.


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