De un caos absoluto a un pop sublime
Por Paul Rigg
El tercer disco de Blondie, Parallel Lines
(23 de septiembre de 1978; Chrysalis Records), fue una sensación pop que trajo
el éxito internacional de la banda y vendió más de 20 millones de copias, pero,
como muchos discos clásicos, nació de un desorden casi total.
Un elemento clave de este caos - y éxito - fue
el productor Mike Chapman, a quien
se había buscado para añadir una mayor sensibilidad pop al sonido de la banda.
Chapman trajo consigo una forma particular de trabajar que requería disciplina
técnica y, a medida que él y la banda entraban a la planta de discos de Nueva
York para grabar, pronto se dio cuenta de que tenía mucho trabajo con los
cambios de humor de Debbie Harry, el
fuerte consumo de drogas del guitarrista Chris
Stein y la falta general de entusiasmo del grupo para perfeccionar las
canciones. Se dice que el bajista Nigel
Harrison se frustró tanto con el enfoque metódico de Chapman que lanzó uno
de sus instrumentos al productor durante el proceso de grabación. Eran 'la peor banda con la que he trabajado en
términos de habilidad musical', dijo Chapman más tarde.
Además, las letras de varias canciones como Sunday Girl y Picture This a menudo se escribían momentos antes de que fueran
grabadas y, a medida que aumentaba el estrés y la tensión, a menudo se veía a
Harry llorando en los baños. Finalmente, al escuchar el disco, los ejecutivos
de la compañía discográfica Chrysalis Records les dijeron que tendrían que
borrar todo y empezar de nuevo.
No fue un comienzo auspicioso, pero Chapman
estaba convencido de que el disco contenía un montón de éxitos y aunque muchos
creían que la figura carismática de su cantante era Blondie, muchos de los
miembros de la banda contribuyeron en la composición, incluidas las letras, y
aprendieron rápidamente a ser una banda bajo la dirección de Chapman.
Las cuatro primeras canciones del disco - Hanging on the Telephone, One Way or
Another, Picture This, y Fade Away
and Radiate - impactan al oyente como el rat-a-tat-tat de una AK 47
disparando. La primera, una versión de los Nerves,
es puro power rock, mientras que One Way
Or Another habla de la determinación sexual femenina y, como Picture This,
contiene algunos ‘licks’ de guitarra maravillosos. Por otro lado, la banda
entrega una maravillosa anomalía con la balada Fade Away and Radiate, con un riff de guitarra de Robert Fripp que envía el tema a
otra dimensión. Durante la gira de presnetación de Parallel Lines en 1979 en el Hammersmith Odeon, Debbie Harry se
cubrió con una capa llena de espejos reflectantes para cantar esta canción, y
puso a toda la audiencia en un estado casi hipnótico por el inolvidable efecto
de "doble golpe" de su voz
e imagen.
El número de retro-pop de Chris Stein, Sunday Girl, posiblemente tocado en su
guitarra favorita, una Fender Stratocaster de 1956 con mástil en arce,
proporcionó otro éxito y prepara a la perfección para la llegada de Heart of Glass, que era una canción
respaldada por el reggae antes de que Chapman pusiera sus manos en ella. La
versión disco resultante se convirtió en el primer No. 1 de la banda tanto en
los Estados Unidos como en el Reino Unido, y fue un éxito en medio mundo.
En resumen, la mitad de las canciones de Parallel Lines eran tan pegadizas que se
convirtieron en sencillos y ayudaron a transformar toda la escena musical, a
medida que el punk se movía hacia la Nueva Ola. Debbie Harry se convirtió en un
icono internacional y la banda volvió a demostrar la máxima de que el gran arte
a menudo emerge del caos y el trauma.