Algunos tienen un sitio reservado en estas páginas por derecho propio. Al Di Meola es uno de ellos. Casualidades del oficio, justo cuando el cuerpo y el oído me reclamaban insistentemente pinchar Elegant Gypsy –efecto secundario quizá de la ola de calor- y escribir esta reseña sale a la venta un nuevo álbum, el treintaypico de su carrera,  del maestro de New Jersey. La excusa perfecta y, por una vez, haremos doblete con Elysium.

De 1977 a 2015. Su segundo disco ya le consagró entre los mejores con una guitarra en sus manos, no sólo en su reino del jazz fusión fronterizo con el rock, donde se supone que tiene casi más discípulos. Recientemente, por ejemplo, se le ha podido escuchar junto a la violonchelista de heavy metal Tina Guo versioneando a Metallica y el chico tiene futuro para sustituir a Kirk Hammet si quisiera.

En Elegant Gypsy fue su colaboración con Paco de Lucía en la memorable Mediterranean Sundance la que convirtió en genial un disco que ya de por si era/es una maravilla. Para Di Meola personalmente fue su confirmación artística de la mano de un mito, el culmen de su aprendizaje junto a Chick Corea y Stanley Clark.

Desde la distancia de casi cuarenta años de su último disco queda claro ahora que el encanto de aquella ‘gitana’ era la presión, las ansias de un instrumentista joven para el que alardear de técnica a lomos de una Gibson era aún tan importante como acertar con una buena canción. De hecho, Elegant Gypsy disputa el primer puesto en la categoría de las shred guitars incluso entre el olimpo heavy.

En Elysium tenemos inevitablemente al músico maduro –sesentón ya- pero aún empeñado en sacar más de su instrumento esta vez utilizando todas sus variantes, acústicas y eléctricas, explorando todos sus recursos sobre una base musical que vuelve a los orígenes, a los ritmos con sabor a piña colada. Di Meola en estado casi puro –parece que gracias a su novia Stephanie- en un álbum que condensa 40 años en los que su nombre siempre ha ido unido a la guitarra más elegante sobre un escenario. Y parece que le queda cuerda para rato.