El mundo a sus pies
Por Sergio Ariza
Cuando el mundo todavía no se había repuesto
del tremendo impacto de Are You Experienced?, publicado
hacía apenas siete meses, la Jimi
Hendrix Experience volvió con su segunda obra maestra del año 67. Era el 1
de diciembre de 1967 y el mundo del rock, y por ende de la guitarra eléctrica,
se volvía a rendir a los pies de su nuevo Amo y Señor.
Desde luego Hendrix no se había dormido en los
laureles, antes de que se publicase su debut, Are You Experienced?, en mayo se volvió a meter en el estudio de
grabación con sus fieles Mitch Mitchell
a la batería y Noel Redding al bajo,
y el equipo habitual detrás de la mesa de mezclas, Chas Chandler volviendo a ejercer como productor y el fundamental Eddie Kramer como ingeniero de sonido.
Lo curioso del caso es que lo primero que grabaron fue una canción que Redding
había escrito sobre los hippies, She's So
Fine. No era una maravilla pero todo lo que tocaba el guitarrista zurdo en
esa época se convertía en algo especial. Y el de Seattle tenía cosas
verdaderamente especiales esperando para salir, como un conejo, de su chistera.
Y es que puede que Axis: Bold As Love sea el disco menos conocido de la esencial
trilogía con la Experience, pero no hay que olvidar que es el disco en el que
Hendrix maduró notablemente como compositor, entregando el trío de baladas más
increíbles de su carrera, Little Wing,
Castles Made Of Sand y Bold As Love,
verdadera ambrosía para los oídos.
Todas ellas están llenas de bellas y
surrealistas imágenes, en la canción que daba nombre al disco había una
correlación entre colores y estados de ánimo que desembocaban en el que
probablemente sea mi solo favorito en estudio de su carrera. Con un innovador
uso del ‘flanger’ y el Fuzz Face puesto al 11, son casi dos minutos y medio de
gloria guitarrera, en la que con solo su Strato de turno es capaz de sonar como
una orquesta completa, recreando el ‘muro de Sonido’ de Phil Spector en las mágicas manos de una única persona. Castles Made Of Sand tenía otra de esas
introducciones a la guitarra que demostraban que era un guitarrista genial
mucho más allá de los solos, siendo siempre capaz de construir la canción desde
las seis cuerdas de su guitarra, es una canción triste y hermosa y termina con
una breve historia relacionada con su linaje indio, en la que un joven guerrero
indio es asesinado la noche antes de participar en su primera batalla. Y es que
los sueños, como los castillos, están hechos de arena y se disuelven en el
mar...
Pero la obra cumbre del disco, y posiblemente
de toda la carrera de Hendrix, es Little
Wing una canción perfecta de principio a fina, desde la introducción más
emocionante de la historia hasta el solo final en el que, con unas pocas notas,
es capaz de rivalizar en sutileza y sentimiento con el mismísimo B.B. King (para conseguir ese sonido Kramer pasó la guitarra
por un amplificador Leslie, que normalmente se usaba para órganos). Aquí
también vuelve a utilizar inspiración de su parte india, siendo Little Wing el nombre que le daba al
espíritu que, supuestamente, le servía como ángel de la guardia (y que sería el
mismo al que volvería a rendir homenaje en Angel).
Por supuesto que Axis iba mucho más allá de esos tres monumentos, aquí estaba el hard
rock de Spanish Castle Magic (una de
las pocas canciones de este disco que tocaba regularmente en directo), la
experimentación de If 6 Was 9, la
inmediatez de Wait Until Tomorrow o
la profundidad de One Rainy Wish.
Hasta las canciones más flojas estaban imbuidas de ese espíritu de la época que
hacía que nada de lo que tocara este hombre fuera normal, cogiendo un aura de
extraordinario. Era diciembre de 1967 y, en menos de un año, Jimi Hendrix había
alcanzado la inmortalidad y dado al rock su sonido definitivo, Monterrey le
había coronado finalmente en su país de origen, EEUU, y ahora el mundo del rock
estaba definitivamente a sus pies.