Forever Man
Eric Clapton
Siete décadas de vida, cinco sobre los
escenarios. Eric Clapton, dios de las seis cuerdas, ha hecho coincidir la
salida de este triple recopilatorio con un doblete en el no menos mítico
Madison Square Garden con el que celebrar su cumpleaños y demostrar que la edad
sólo es un accidente en el camino. Tres enormes discos -medio centenar de canciones- con una primera
parte dedicada a grabaciones en estudio, otra con actuaciones en directo y una
tercera –la mejor- monográfica con algunas de las joyas del blues que han
pasado por su guitarra desde 1983, el año ‘de corte’ impuesto por la
discográfica.
Que el tercer capítulo es el mejor es mera
cuestión de gustos. La selección de canciones que han hecho los ejecutivos de
Reprise también, aunque en el caso de Clapton tres discos se quedan cortos para
resumir las últimas tres décadas y media de su carrera plagadas por centenares
–seguro que incluso miles sin exagerar demasiado- de colaboraciones con otros
tantos compañeros de carretera. Sólo recordar su mano a mano con Steve Winwood
en el mismo escenario neoyorquino pone los pelos de punta. Era, pues, misión
imposible contentar a todo el mundo. Ya elegir la versión de, por ejemplo, Sunshine of your love, podría llevar años
de debate entre sus fans pese a circunscribirlas a las posteriores a los años
80.
Clapton es un hombre sencillo. Discreto a más
no poder. Su cumpleaños no ha contado apenas con invitados especiales –Jimmy
Vaughan y otro par de buenos y mucho más jóvenes alumnos- y en su recopilatorio
sólo incluye a tres: Winwood, J.J. Cale y B.B. King (nuevamente hospitalizado
en el momento de redactar estas líneas).
Podrían ser muchos más, obviamente, pero
hubiera falseado la realidad porque detrás de su hierática pose alejada del
divismo al uso en las rock stars siempre ha sido el protagonista absoluto
detrás de su instrumento, esa guitarra eléctrica que apenas deja paso a la
acústica en un puñado de temas –Layla
entre ellos- de los incluidos en una recopilación que es mucho más que un
grandes éxitos al uso.
Quizá el segundo CD en directo, demasiado
previsible, es lo que más se aproxima a esa definición porque, por supuesto, se
desaconseja la edición abreviada… menos aún si el objetivo es aprender y porque
el sacrificado es precisamente el
dedicado al blues. Un lujo del que no se debe prescindir.
Forever
Man recupera de paso una época, finales del siglo
pasado, en la que Clapton pareció tragado por la historia. Probablemente sólo
los más volcados con el maestro conozcan todos los cortes del primer cd, las
grabaciones en estudio que pasaban desapercibidas al menos para el gran público
y en las que casi es imposible encontrar diferencias de estilo al escucharlas
pese a que entre ellas puede haber treinta años de distancia. Esta quizá sea la
segunda gran razón para darse un baño de elegancia con un instrumentista cuya
técnica quizá esté ya superada y un artista de los que como reza el título del
álbum es ‘para siempre’.