Il poeta de la gente

Por Sergio Ariza

Grabado entre febrero y junio de 1968 Mama Tried era el séptimo disco de Merle Haggard en tres años, pero tal abundancia de material estaba totalmente justificada, siendo la mejor obra de su época dorada. Sin ser un disco conceptual tiene un tema recurrente en la cárcel, desde la icónica portada a la maravillosa canción que le da título, con Haggard recordando su paso por San Quintín donde, como dice en la canción, cumplió los 21 años. 

 

En el momento en el que su publicó, octubre del 68, Haggard era la mayor estrella de la música country con cinco números uno a sus espaldas en sus listas, I'm a Lonesome Fugitive, Branded Man, Sing Me Back Home, The Legend of Bonnie and Clyde y la propia Mama Tried, los tres últimos editados en 1968. No serían los últimos y es que Haggard llegaría a tener 38 números 1 a lo largo de su carrera. Pero, a pesar de que al año siguiente tendría su particular polémica con la contracultura con Okie From Muskogee, Haggard también estaba comenzando a ser muy valorado por iconos contraculturales, y hippies, como Keith Richards, los Byrds Grateful Dead, lo que llevaría a que su nombre fuera fundamental en el floreciente country rock, con sus canciones apareciendo en las primeras muestras de ese estilo, como el Sweetheart of The Rodeode los Byrds, el Roots de los Everly Brothers o el Safe At Home de The International Submarine Band, la primera banda de su discípulo más conocido en el mundo del rock, Gram Parsons. Con el tiempo se convertiría también en un referente para todo el movimiento 'outlaw' encabezado por Willie Nelson Waylon Jennings, gracias al sonido que había ayudado a popularizar junto a Buck Owens, el conocido como 'sonido Bakersfield' que sustituía el acaramelado sonido de cuerdas de Nashville por las fieras Telecaster y la pedal steel.
 

Para ello tuvo a su alcance a una banda mítica, los Strangers, entre los que militaba el excelente guitarrista Roy Nichols y el no menos fundamental Norm Hamlett al pedal steel. Los dos aparecen en la que es la canción más importante y conocida del disco, Mama Tried. Una canción autobiográfica en la que Haggard pide perdón a su madre por su díscola juventud, que le llevó a estar encerrado varias veces pero en la que, a la vez, afirma su dependencia. No son los únicos grandes músicos que aparecen y es que el guitarrista favorito de Haggard, James Burton, también deja su huella con el dobro que abre la canción. Del solo se encarga Nichols con su Telecaster, haciendo un estupendo trabajo.
 



Además de esta aparecen otras tres grandes composiciones de Haggard. I'll Always Know es una de las gemas escondidas del disco. Con una frase demoledora al principio "Revenge must be the reason why forgiveness was a thing I never knew", es una de las canciones más pegadizas de su carrera. La sigue The Sunny Side Of My Life que cuenta con las excelentes armonías vocales de su mujer, Bonnie Owens (que también lo había sido de Buck Owens). Por último aparece You'll Never Love Me Now que se abre con un excelente trabajo de pedal steel a cargo de Hamlet, similar al que empezarían a hacer los Flying Burrito Brothers poco después, y vuelve a demostrar la enorme altura de Haggard como compositor por cuenta propia.
 



Pero las ocho versiones restantes no desmerecen al material original y Haggard demuestra ser un excelente intérprete de material ajeno. Entre las más destacadas se encuentran Little Ole Wine Drinker Me, el In the Good Old Days de Dolly Parton, el Teach Me to Forget de Leon Payne o la que probablemente sea la más importante para él, el Folsom Prison Blues de Johnny Cash. Y es que mientras se encontraba encerrado en San Quintín, poco después de cumplir los 21, un 1 de enero de 1959 Cash tocó en la prisión siendo el momento definitorio en la vida de Haggard, que decidiría seguir los pasos del hombre de negro.
 

Lo hizo con todos los honores, convirtiéndose en uno de los nombres más importantes de la historia del country, capaz de codearse con el mencionado Cash, Willie Nelson o el mismísimo padre de esta música, Hank Williams. Lo hizo también (como diría Sinatra) a su manera, hablando de cosas que conocía de primera mano, la vida de la clase obrera que habita esa tierra baldía entre las dos costas de EEUU a la que poca gente presta atención. Él supo romantizar su día a día y logró darles una voz. Le llamaron el poeta de la gente y no se equivocaron.


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