Grabado en piedra
Por Tom MacIntosh
En mayo de 1976, los "chicos malos de Boston", Aerosmith, lanzaron su 4º álbum Rocks. Un título decididamente perfecto
para un álbum que sin duda rockea fuerte. A diferencia de los esfuerzos
anteriores, este disco se deshace del barniz de éxitos como Walk This Way y Sweet Emotion, y descubre el lado más puro y desgarrado de la
banda. Dicho esto, no hay duda de que su sonido distintivo y enfoque están en
todo el material. Todos los miembros de la banda contribuyeron en la
composición y arreglos, excepto Joey
Kramer, el baterista, que estaba bien donde estaba: manteniendo el ritmo...
¡y qué ritmo!
El disco se abre al galope con Back in the Saddle, una de las tres
canciones que alcanzaron las listas de éxitos. Comienza con un buen slide sobre
un bajo contundente y una línea de batería vertiginosa, y luego Steve Tyler grita "Ya vuelvo, vuelvo, vuelvo a estar en la
silla de montar". El guitarrista principal Joe Perry toca un bajo de 6 cuerdas
(probablemente un Fender Bass VI) sobre la guitarra principal de Brad Whitford en este trallazo de
apertura, que también sería la que abriría su 'setlist' en los próximos años.
La segunda canción, Last Child, se
pavonea como un pavo real, lindando con el funk detrás del ritmo de bajo de Tom Hamilton, mientras que las armonías
vocales entre Perry y Tyler hacen que este golpe sea fuerte y nítido, Perry
toca la 'lap steel' con el invitado Paul
Prestopino en el banjo. Rats in the
Cellar es un guiño a Toys in the
Attic, pero con una perspectiva más "realista", explica Perry, "...
Rats era más como lo que realmente estaba sucediendo, las cosas se estaban
desmoronando, la cordura se estaba escurriendo hacia el sur, la precaución fue
arrojada al viento, y poco a poco el caos se estaba volviendo permanente".
Apura la energía desde el principio, voces agresivas y algunas hábiles tajadas
de guitarra entre Perry y Whitford. La mayor parte del sonido de Perry provino
de su amplia gama de guitarras como una Les Paul Custom, dos Stratos y una
Tele.
La segunda cara del disco está repleta de rock
and roll sencillo, con clásicos como Sick
as a Dog, coescrito por Hamilton, que toca la guitarra rítmica junto a
Perry y Tyler, ambos con bajo de 6 cuerdas, que transporta a este rock hasta
que se desvanece... una 'canción de carretera' que es pura dinamita. Perry lo
explica todo "Toqué el bajo durante
la primera mitad de la canción. Luego dejé el bajo y toqué la guitarra al
final, y Steven tomó el bajo y lo tocó durante el resto de la canción, ¡todo en
vivo en el estudio! Una toma". Finalmente, una canción que nunca ha
sido considerada la mejor, sin embargo, es la favorita de la banda, Nobody's Fault, un 'hard rock' que habla
de una muerte inminente: "Las
tierras santas se hunden, los pájaros suben al cielo, los profetas están
borrachos, y yo creo saber la razón... "; una ‘zeppeliniana’ canción
con mucho pedigrí rock.
Rocks fue directo a lo más alto de la lista de ventas, platino en Canadá y
cuádruple platino en los Estados Unidos (están empatados con Van Halen en los álbumes de platino
conseguidos por un grupo estadounidense). La influencia del álbum fue enorme,
artistas inspiradores como Slash (Guns 'n Roses),
quien, cuando era niño, tomó la guitarra después de escucharla, junto con James Hetfield (Metallica) y Kurt Cobain (Nirvana) por nombrar solo un pocos.
Este disco encabeza la lista de sus grandes
aventuras musicales originales de ese hard rock que construyeron tan bien,
quizás demasiado bien, ya que entraron en una espiral de uso intensivo de
drogas y todo lo que vino después fue, o ha sido considerado por los fanáticos,
inferior que el resultado creativo de los primeros discos de Aerosmith. Sin
embargo, fueron considerados como "la
banda de rock and roll más grande de Estados Unidos", y eso es lo que
probaron. Joe Perry describe la fuerza motriz detrás de Rocks de esta manera, "fue
para volver a identificarnos como la última banda de garage de Estados Unidos,
con guitarras abrasadoras, voces deslumbrantes y una producción increíble capaz
de romper tímpanos. Cuando salió en mayo de 1976, la portada mostraba cinco
diamantes, uno por cada uno de nosotros. Vimos el disco como una joya, la
culminación de toda nuestra angustia, enojo, emoción y alegría como rock and
roll".
Misión cumplida.