El hombre de hielo
Por Sergio Ariza
A Albert
Collins le llamaron de muchas maneras, el amo de la Telecaster, la
'Cuchilla de afeitar', aunque quizás la que más se recuerda es 'el hombre de
hielo', por esos solos cortantes como un punzón de hielo que conseguía sacar a
su Telecaster. Pero a pesar de eso, cuando Collins aparecía sobre un escenario
la temperatura subía, no solo era un brillante guitarrista sino todo un ‘showman’
que se bajaba del escenario a tocar entre la audiencia, llegando a correrse el
rumor de que durante una de esas ocasiones abandonó el club donde actuaba, sin
dejar de tocar, y se compró algo en la tienda de al lado... Si no tiene la fama
de los tres reyes puede que se deba a que, al contrario que estos, su voz no
estaba a la altura de su increíble manera de tocar, pero pocos guitarristas de
blues eléctrico se le pueden comparar si hablamos solo de la pericia con el
instrumento.
Albert Gene Drewery nació el 1 de octubre de
1932 en Leona, Texas, y hasta la adolescencia su gran sueño fue convertirse en
un gran organista, llegando a tomar lecciones de piano, pero cuando le robaron
su instrumento su primo Willie Young
le prestó su primera guitarra y le convirtió a la religión de las seis cuerdas.
Fue también él el que le enseñó la afinación especial que utilizaría durante
toda su carrera, en un acorde abierto de Fa Menor, con cejilla en el quinto, el
sexto o el séptimo traste. La iluminación final llegó cuando escuchó por la
radio el Boogie Chillen de John Lee Hooker, una de sus grandes
influencias junto a la de otro primo suyo, Lightnin'
Hopkins, que le metió en la gran tradición tejana del blues, mucho más
competitiva e individualista que la de los grupos de Chicago, con gente como T-Bone Walker, Clarence 'Gatemouth' Brown, Freddie King o Johnny 'Guitar' Watson.
Como muchos de ellos Collins tocaba sin púa y
a los 15 años comenzó a tocar en los clubes de la zona, con la banda del
mismísimo Clarence 'Gatemouth' Brown. Dos años después formaba su primera
banda, los Rhythm Rockers, con los
que tocaba en todos los garitos de Houston los fines de semana, mientras el
resto de la semana trabajaba como camionero. En sus primeros tiempos con la
banda tocaba una Epiphone pero en 1952, tras ver a Brown tocando una Fender
Esquire decidió conseguir una. Quería una Telecaster, pero como no se la podía
permitir, se compró una Esquire que llevó a una tienda de música de Houston
para que le pusieran el cuello de una Telecaster. Esta sería la guitarra con la
que realizaría sus míticas primeras grabaciones, como The freeze o Frosty.
Su primera grabación llegaría en 1958 con el
single compuesto por The freeze en la
cara A y Collins Shuffle en la B. Fue
la primera la que le dio su primer éxito regional, y la que permanecería por
mucho tiempo en su repertorio, pero a los aficionados a la guitarra les
resultara más reconocible el inicio de la segunda, y es que esa nota sostenida
aparecería diez años después en una de las canciones más importantes de la
historia de la música, Voodoo child
(slight return) de Jimi Hendrix, un hombre que siempre
reconoció su deuda con Collins y al que llegaría a conocer... Pero no
adelantemos acontecimientos.
Collins siguió grabando varios instrumentales
para diferentes sellos tejanos, eran canciones con títulos como Sno-Cone, Icy Blue o Don't Lose Your
Cool que le garantizaban un seguimiento local. A pesar de este pequeño éxito
regional, Collins siguió alternando su trabajo de día con las actuaciones
nocturnas. En 1962 volvió al estudio para grabar otra tanda de instrumentales.
Era para el sello Hall-Way Records de Beaumont. Entre las canciones que grabó
se encontraba una llamada Frosty. Por
casualidad, en ese estudio estaban dos adolescentes blancos de Beaumont, a los
que les encantaba el blues, escuchando la sesión. Eran un chico y una chica,
ella se acercó tímidamente y le dijo a Collins que aquella canción iba a ser un
éxito, Albert les preguntó por sus nombres y estos se los dijeron, Janis Joplin y Johnny Winter. Antes de que se terminara la década se convertirían en dos de las
máximas estrellas del blues rock. Pero volviendo a nuestra historia, la joven
Janis no se equivocaba y Frosty se
convirtió en la primera canción que vendió más de un millón de copias para
Collins.
A pesar de todo hubo que esperar a 1965 para
que viera la luz el primer disco de su carrera, The Cool Sounds of Albert Collins, que reunía varios de los
instrumentales que ya había lanzado como Frosty
o Thaw out. Es también uno de los
mejores de su carrera, con solos bruscos, rápidos y cortantes. Pero el éxito
desapareció y su carrera volvió a quedar estancada. Fue entonces cuando se
encontró con un Little Richard que
le dijo "tienes que escuchar a mi
guitarrista, es taaaaan bueno", fue así como Albert Collins conoció a
un joven llamado James Marshall Hendrix,
y acabaron tocando juntos, con Collins afirmando, tiempo después, "ya era muy poderoso en aquel entonces y
sabía unas cuantas cosas sobre tocar blues". Cuando Jimi dejó la banda
de Richard, Albert ocupó su puesto por un tiempo, aunque Hendrix terminó
retornando dejando a Collins sin empleo. Cuando Hendrix triunfó no se olvidó de
su amigo, no solo le homenajeó en Voodoo
Child, sino que no se cansó de recomendarle a todo aquel que le escuchaba.
Aun así a finales de los 60 Collins estaba
pasando un mal momento. Pero todo estaba a punto de cambiar, el blues estaba
teniendo una segunda vida gracias a los intérpretes blancos del rock, o al
propio Hendrix. Fue así como Bob Hite
de Canned Heat decidió recomendar a
Collins al sello Imperial y dar un nuevo empujón a su carrera, al mismo tiempo Ike & Tina Turner le ficharon como
guitarrista invitado en The Hunter,
la combinación de lo que hubiera sido una voz tan explosiva como su guitarra,
la de Tina, se puede comprobar en la excelente rendición de la canción de Albert King que titula el disco,
con Collins encendido a la guitarra, otro gran ejemplo en el mismo disco es I Smell Trouble. Por si fuera poco, ese
mismo año, 1969, abre para los Allman Brothers en el Fillmore
West. Es en estos momentos de su carrera, ya en California, cuando se hace con
la guitarra que más se le asocia, una Fender Telecaster Custom del 66.
Con Imperial grabaría tres notables discos
entre el 69 y el 71, en los que también cantaría, que están entre lo mejor de
su carrera. Este resurgir haría que la compañía Blue Thum reeditara su disco de
debut bajo el nuevo título de Truckin’
with Albert Collins en 1970. En 1972 fichó por Tumbleweed y grabó el muy
funky There's Gotta Be A Change con
varios músicos de sesión de lujo como Jesse
Ed Davis o Jim Keltner. Pero la
buena racha llegó a su fin y, nuevamente, corto de dinero, decide abandonar la
música y comenzar a trabajar en la construcción, llegando a trabajar arreglando
la casa de Neil Diamond.
Pero en 1977 su mujer le convenció para volver
a hacer lo que mejor sabía, dejar alucinado a todo el mundo con su guitarra.
Ese mismo año le fichó la compañía Alligator para los que grabaría Ice Pickin', el disco más importante de
su carrera. Este fue el disco que le devolvió su carrera y gracias al cual pudo
dedicarse por entero a lo que más amaba. En las notas interiores se destacaba
lo siguiente: "Albert King nombra a
Collins como su guitarrista favorito y John Lee Hooker declara, ¡Soy un freak
de Albert Collins!".
Ya no hubo bajón, los 80 le vieron
consolidarse como uno de los nombres más importantes del blues codeándose con
los más grandes como B.B. King, Buddy Guy o, su compatriota tejano,
Stevie Ray Vaughan. Entre los
discos que grabó destaca Showdown que
le vio juntarse con Robert Cray y Johnny Copeland. En canciones como The Dream sus solos hacen honor a su
fama, cortando como punzones de hielo y creando la atmósfera perfecta para la
canción.
Su carrera llegó a su fin un 24 de noviembre
de 1993, en uno de sus momentos de máxima popularidad. Sus actuaciones eran
salvajes y multitudinarias, combinando su estilo expresivo y lleno de
sentimiento con un tono único e irrepetible. De Hendrix a Albert King, de
Stevie Ray Vaughan a Robert Cray, numerosos guitarristas han expresado su
admiración por su estilo y le han considerado una influencia fundamental de su
carrera. Y es que el hombre de hielo era capaz de derretir a cualquiera con su
Telecaster.